Seis

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Estaba siendo un idiota, pero esa era su manera de protegerse y poner distancia.

- ¿Qué? - pregunto frunciendo el ceño al oírle, intentando entender qué pasaba, pero optando por jugar con el mismo orgullo que Steve estaba usando y sacudiendo la cabeza levemente, como para recomponerse - Lo siento... ¿Cómo quieres que te pague?

- Conoces la cuenta de la agencia - dijo como si nada, seguramente eso daba por terminada esa amistad/coqueteo que tenían, ya no volverían a verse.

- Está bien - asintió igual de secamente - Vamos, te acercaré a tu casa, las reglas dicen que tengo que dejarte donde te recogí.

- Como un buen cliente - terminó de sentenciar cualquier posibilidad de relación con esa frase.

Tony solo pudo apretar la mandíbula ante sus palabras, sintiéndose muy molesto por toda esa palabrería que sabía no era sincera, pero con la que tampoco sabía del todo cómo lidiar, y aunque nunca había pensado siquiera en pagar por compañía, mientras caminaba hasta el auto iba escribiendo rápido en su móvil, enseñándole finalmente la pantalla donde se veía el pago de una suma más alta de lo que se suponía era la base.

- ¿Con eso esta todo saldado, no? - era una pregunta con doble intención, como queriendo confirmar si eso era en definitiva lo que Steve quería. El rubio sintió que se le estrujaba el corazón.

- Si, aunque no era tanto dinero - no se había dado cuenta lo mucho que se había encariñado con el moreno, como dolía apartarlo de su vida - le diré a Loki te devuelva la mitad de eso.

- No es necesario - respondió recibiendo las llaves de su auto - tómalo como propina, te lo has ganado - podía ver en sus ojos azules la sombra de tristeza y solo por eso no estaba mandándolo al demonio como quería hacer desde el fondo del estómago - Vamos, se hace tarde y estoy cansado...

Steve notó como la voz aterciopelada con la que siempre le hablaba había cambiado, ahora era golpeada y tajante, sólo pudo obedecer y guardar silencio durante el trayecto hasta su casa. 

El castaño detuvo el auto fuera del familiar edificio y aunque la tentación de besarlo estaba ahí, se limitó a girar a mirarlo, esperando que hiciera o dijera algo, pero siéndole muy obvio que no iba a decir nada luego de unos segundos.

- Ha sido un gusto conocerte - No sabia como más despedirse, cómo dejarle ver que estaba tomando una decisión de la que aún podía arrepentirse solo con una palabra.

- Igualmente - dijo sin mirarlo y bajándose rápido del vehículo para evitar la tentación de lanzarse a sus brazos.

Camino rápido y entró al edificio, se quedó apoyado contra la pared tratando de calmar la angustia que sentía, no había querido volver a sentirse así. Odiaba eso, sentirse perdido e inseguro de todo, aún no terminaba de creer que un hombre podía gustarle así, y fue tan temeroso y cobarde que no se atrevió a arriesgarse, no quería salir herido, pero ahí estaba con los ojos llenos de lágrimas y aparentando su pecho como si estuviera evitando que su corazón se rompiera aún más.

Tony incluso se quedó como un tonto esperando unos minutos, deseando que saliera, pero fue evidente que no lo haría cuando vio la luz de su departamento encenderse, y no pudo más que retirarse de ahí con la mayor dignidad posible. Estaba seguro que incluso si lo intentaba, Steve no iba a aceptar verlo.

Dejo pasar algunos días sin escribirle, pero aprovechó uno de los días por la tarde para visitar a su madre. Ahora que no eran amigos ni cercanos, podía dar apoyo directo a su tratamiento, y esperaba que la adorable mujer tuviera todo lo mejor posible.

- ¿Discutieron? - preguntó la mujer al ver que los ojos del castaños lucían igual de tristes que el de su hijo que había estado por la mañana con ella.

Strip-SteveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora