33. Contemplar

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Una cabecita castaña asomó por la puerta. Los ojos curiosos y brillantes del intruso escanearon la habitación en la penumbra. Una sonrisa deslumbrante adornó su rostro al verlo, cerrando la puerta detrás de sí con cautela y acercándose con pasos ligeros hacia la figura que descansaba de espaldas a la puerta.

—Hyung... —susurró con voz dulce. Posó sus manos sobre el brazo desnudo de JeongGuk, acariciando la piel y pasando sus dedos delicadamente por los músculos trabajados del hombre, quedando fascinado a medida que sus manos subían hasta su fuerte hombro; a partir de ahí su piel quedaba cubierta por una camiseta sin mangas, demasiado calurosa para la época del año. Y su espalda era tan ancha...

Se mordió el labio inferior, absteniéndose a seguir tocando. En su lugar, volvió a llamarlo, pronunciando su nombre lo suficientemente alto como para despertarlo. Rodeó la cama, quedando frente a Jeong. Le recorrió el torso con los ojos, sintiendo el ferviente deseo de acurrucarse entre sus brazos. Su ceño se fruncía levemente al dormir, respirando tranquilamente, con los labios entre abiertos. Se inclinó sobre él, apoyando sus manos en la cama y acercándose lentamente a su rostro. Se llenó del varonil aroma de su hyung, inspirando con los ojos cerrados, antes de atreverse a frotar su nariz con la mejilla del mayor, suavemente. Dejó un par de pequeños besos sobre sus mejillas, a la espera de que abriera los ojos. Siguió depositando besos por su rostro, aguardando con paciencia a que se despertara. Empezó a cansarse, no de compartir aquella cercanía con él ni de poder besar cada rincón de su bella faz, sino de que JeongGuk no mostrara ningún indicio de que sus métodos para despertarlo estuvieran haciendo efecto.

—Ojalá yo tuviera un sueño tan profundo como tú lo tienes, Gukkie hyung —un pequeño mohín se formó en sus labios. Decidió proceder con tácticas menos pacíficas. Infló sus mejillas, pasando al ataque y comenzando a pinchar insistentemente las mejillas del mayor con el dedo, pellizcándolas y tirando de ellas.

—No me toques las pelotas, YoonGi, —JeongGuk se removió, apartando de un manotazo a TaeHyung, frotando su cara contra la almohada y refunfuñando, sin abrir los ojos— que ahora te gusta SeokJin.

TaeHyung enarcó las cejas frotándose la mano que Jeong había golpeado. Su culo rebotó contra el colchón al apartarse asustado por el repentino movimiento y enojo del mayor, por lo que su puchero se acentuó.

—¿A YoonGi hyung le gusta SeokJin hyung? —volvió a inclinarse curioso tras corroborar por unos segundos que Guk no le golpearía de nuevo. El mayor había tomado la almohada y la había abrazado contra su pecho, acomodándose para seguir con su siesta. Sus bíceps se marcaron al aferrarse al mullido objeto. En esos momento Tae quería ser una almohada. Esa almohada.

Jeong arrugó la nariz, procesando la frase. Abrió sus ojos con sorpresa, mirando a TaeHyung desconcertado. Estuvo ubicándose por unos segundos, preso de la modorra.

—T-Tae... —vio como el menor se sostenía la mano y se irguió de golpe, apartando la almohada e inclinándose sobre él, consternado. ¡Le había golpeado! No muy fuerte, pensando que era otra persona y no del todo consciente, ¡pero lo había hecho! Carraspeó— Lo siento mucho, pequeño.

TaeHyung sonrió al tener de nuevo sus rostros a unos centímetros de distancia, mordiendo su labio inferior cuando JeongGuk tomó su mano, acercándola a su rostro y besando con suavidad el dorso, a forma de disculpa por el pequeño golpe; dejó otro pequeño beso en la delgada muñeca, subiendo sus esponjosos labios ahora por la palma, hasta sus dedos, besando cada uno de sus dígitos con extrema dulzura. La sutileza de sus mimos le hizo enrojecer hasta las orejas, sintiendo su corazón latiendo con desenfreno.

—Gukkie hyung... —se armó de todo el valor que fue reuniendo desde el momento que lo conoció, desviando la vista del precioso rostro de JeongGuk hasta sus manos, entrelazadas por el mayor. Apretó su mano, tan grande a comparación de la propia— me gustas mucho.

El de cabellos negros no respondió, desviando la vista hacia el techo. TaeHyung tampoco le dio tiempo a articular palabra alguna. El pequeño castañó se abalanzó sobre su hyung, pasando su pierna sobre la cadera del mayor e instalándose sobre su cuerpo, pegándose a su pecho al recostarse sobre él. Sus labios se encontraron ante la petición, que no necesitó palabras, del menor, fundiéndose en un beso largo al que JeongGuk respondió con la misma pasión que le ponía TaeHyung, lleno de sentimientos. Al sabor del ajeno se le unió el de las lágrimas calientes y saladas que comenzaron a resbalar por las tersas mejillas de TaeHyung.

—¿Por qué tienes que irte tan pronto? —TaeHyung hundió su rostro en el hueco del cuello del mayor, aspirando profundamente su aroma. El pelinegro le rodeó la cintura con los brazos, preguntándose lo mismo al notar como las manos de TaeHyung se convertían en puños sobre su pecho, arrugando su camiseta entre los dedos hasta que los nudillos se le pusieron blancos— No quiero que te vayas...

Jeong lo obligó a abandonar el cálido refugio de su cuello, haciendo que se irguiera. Lo miró, sintiendo como se le despedazaba el corazón al ver la expresión de TaeHyung, afligido, triste. Se dedicó a limpiar las lágrimas de sus mejillas con sus pulgares. Quería decirle que dejara de llorar; sus sollozos le desarmaban, desde un primer momento se había vuelto su debilidad. No podía permitir que TaeHyung estuviera mal por él.

Corresponder sus sentimientos no era lo adecuado. No quería dañarlo, pero no podía decirle que se quedaría a su lado. Sería una vil mentira. Su rostro pareció manifestar el camino por el que iban sus pensamientos, porque TaeHyung le dedicó una pequeña sonrisa, triste, antes de hablar.

—No te pido que te quedes, JeongGuk —TaeHyung acarició sus manos, apartándolas de su rostro para llevarlas a su cintura, limpiándose los surcos de lágrimas con la manga de su suéter—. Sé que no es posible, y que solo soy un niño. Tan sólo... —sus ojitos oscuros brillaron, apoyándo las manos en su pecho y volviendo a acurrucase contra él— déjame estar contigo un poco más.

little & cute boy © kookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora