Capítulo III

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No podía concentrarme, mi padre llevaba varias horas hablándome y yo no estaba prestando nada de atención a lo que me decía; el resumen de mis pensamientos, no era nada más y nada menos que Sara Lombardi

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No podía concentrarme, mi padre llevaba varias horas hablándome y yo no estaba prestando nada de atención a lo que me decía; el resumen de mis pensamientos, no era nada más y nada menos que Sara Lombardi. Hace cuatro días no sabía nada de mi mejor amiga y con honestidad mis nervios empezaban a alterarse llevándome a la época en la que ella se desaprecia  para conseguir dinero para su familia ay nadie sabia de donde lo sacaba.

Estaba preocupado, para mi aquella mujer no era una simple ex cuñada, para mi Sara Lombardi era mi consejera y mi mejor amiga, a pesar de que a veces mi deseo y su belleza me jugaran una mala pasada confundiendo las cosas; ella era una de las personas más importantes de mi vida, aunque no pudiera demostrárselo con frecuencia o de manera correcta; así era.

-Sebastián, hijo ¿me estás escuchando? - dijo mi padre mirándome fijamente, sacudí mi cabeza y  suspire restregándome el rostro- ¿Qué te pasa? desde hace días te he visto distraído.

- No te preocupes por mí ya me concentrare en lo verdaderamente importante- le dije, sonreí para tranquilizarlo, lo último que quería era que él también se preocupara por ella o que él se involucrara en asuntos que le correspondían a mi amiga, asintió poco convencido y continuó explicándome varias cosas que tenía que tener en cuenta para el negocio.

Cuando la reunión terminó, me retiré a mi habitación en donde adelante algo del trabajo de mis propios negocios desde niño fui educado para llevar el negocio de mi padre, aquello no me gustaba mucho ya que el éxito de sus empresas y la fortuna de la familia no se debía precisamente a negocios legales, yo odiaba esa vida y por ello quise un cambio,  Sara me escucho siendo un niño desesperado por hacer mi vida diferente, a la fecha no sabia de donde  consiguió el dinero, dos días después me entrego un maletín con el capital necesario para iniciar mi negocio  y cuando tuve éxito no recibió nada de mi parte  

Le debia todo mi lealtad, mi agradecimiento y mi ayuda cuando lo necesitara, tome el número que ella me dio la última vez que pudimos vernos, suspire frustrado por más gusto que me daría saber qué demonios estaba sucediendo, Sara tenía razón, era mejor vivir en la ignorancia en ocasiones, no obstante, la preocupación crecía en mi interior como un monstruo devorador. Interrumpiendo mis pensamientos, mi móvil empezó a vibrar en mi bolsillo al sacarlo me topé con una llamada de mi insoportable ex novia, resoplé con cansancio y  decidí contestarle.

 Quería regresar el tiempo, cuando Gemma era una niña dulce, carismática y con tantos sueños.

-Gracias a Dios me contestaste- dijo ella llorosa y alterada- Sebastián en la puerta de mi casa hay un grupo de hombres vestidos de traje con la orden por parte de mi hermana de llevarse sus cosas- fruncí el ceño confundido.

- No los dejes entrar hasta que yo llegué-  dije apurado, colgué la llamada saliendo de mi habitación y tomando uno de mis autos para llegar con prontitud al edificio en el que ahora vivía Gemma; preocupado bajé del vehículo y corrí por las escaleras llegando hasta el tercer piso del edificio, comprobando que era verdad lo que ella decía, tres hombres bastante corpulentos y muy bien vestidos, estaban frente a la puerta del departamento. Gemma les gritaba incoherencias y estupideces, mientras ellos la ignoraban me acerque dispuesto a calmar a la loca de mi ex y averiguar qué hacían estas personas acá.

Enamorada De Lo Prohibido ( #1 Saga Amor prohibido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora