28. Oscuridad

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     —Hace mucho que no comíamos juntos —le menciona Sung Jong a su hermano mayor una vez que les han servido los platillos. Esa tarde, se han reunido en el restaurante favorito del menor.
     Después del fallecimiento de su madre no habían podido charlar cómodamente. Y es que parece que ambos están demasiado ocupados en sus propios asuntos que no pueden darse el lujo de descansar.
     —Lo sé. He tenido mucho trabajo éstas últimas semanas, pero, ¿cómo te va? Cuéntame.
     —Pues, regresé a la universidad. Myung Soo me convenció para hacerlo —le hace saber Sung Jong, orgulloso, puesto que es seguro que aquello alegre mucho a su hermano.
     —Es bueno oir eso. Es muy importante que termines tus estudios —afirma el mayor con seriedad—. Y me hace muy feliz saber que Myung Soo te esté apoyando en todo.
     —Lo hace, aunque me preocupa el pago de las matrículas. Creo que tendré que trabajar tiempo extra, o en definitiva buscar otro empleo —menciona el menor con expresión cabizbaja.
     —¿Por qué no me dijiste que necesitas dinero? —reclama Sung Kyu de inmediato.
     —¿Cómo podría? Eres mi hermano y es algo vergonzoso para mí.
     —¿Por qué? ¿A quién más podrías recurrir si tienes problemas si no es a mí? Además de Myung Soo, piensa que puedes contar conmigo y con Woo Hyun para lo que sea.
     Sung Jong lo mira con pena, pero sabe que Sung Kyu no lo diría si no fuera cierto, pese a todo, y a lo caprichoso que siempre fue con su hermano mayor en el pasado, éste nunca ha dejado de darle su apoyo incondicional.
     —Ya lo sé, pero aún me siento muy apenado con Woo Hyun. Ahora ustedes están juntos y a leguas se nota que están muy enamorados; sin embargo, el remordimiento de lo que pasó no me ha dejado de perturbar.
     Sung Jong suspira y su hermano lo toma de las manos por encima de la mesa, dispuesto a tranquilizarlo, porque no le gusta que se martirice por algo que ya ha quedado en el pasado. Lo más importante ahora es que todo se aclaró y que han sabido continuar con sus vidas, además, ellos dos son muy unidos y, aunque han tenido peleas, nunca se han disgustado realmente.
     —Entiendo lo que sientes, pero te aseguro que te preocupas por nada. Las cosas están bien entre todos nosotros. Si necesitas algo, sólo dímelo, ¿de acuerdo? —le hace entender Sung Kyu, pues lo más importante para él es su familia. No porque Sung Jong esté con Myung Soo ahora significa que ignorará sus dificultades.
     —De acuerdo, hermano.
     Sung Kyu le sonríe y continúa comiendo mientras piensa en lo mucho que ha madurado Sung Jong en esos pocos meses, haciéndole enorgullecer sinceramente, y sólo espera que la confianza entre los dos siga intacta, porque no quiere volver a decirle que lo apoyará siempre que lo necesite.

...

A la mañana siguiente, Woo Hyun llega al hospital, acompañado de Sung Kyu, para iniciar el procedimiento para la donación de sangre. El equipo médico lo lleva a una sala privada en donde lo preparan con cuidado, conectándolo a una enorme máquina que le extraerá la sangre de un brazo y la devolverá a su cuerpo por el otro.
     El joven empresario está nervioso, pero Sung Kyu lo acompaña a cada momento y eso le ayuda a tranquilizarse. Han revisado juntos toda la información que le dio el doctor y se siente con la confianza suficiente para terminar con éxito todo el procedimiento y que su hijo pueda recibir la médula osea que necesita.
     —¿Cómo te sientes? —pregunta Sung Kyu cuando ve con atención cómo corre la sangre a través del angosto tubo. Woo Hyun le medio sonríe y cierra los ojos.
     —Sólo un poco cansado.
     —El doctor dijo que es normal. ¿Quieres ver el televisor o que te lea algo?
     Woo Hyun suspira y abre los ojos de nuevo, sonriéndole a su prometido y agradeciéndole en su interior por estar a su lado.
     —Prefiero que leas algo para mí; me encanta escuchar tu voz —dice, haciendo sonrojar al otro.
     Entonces el joven de pequeños ojos se pone de pie y besa con sutileza a su novio, quien le corresponde el suave contacto de la misma forma.
     —De acuerdo. Iré al auto por mi libro favorito, lo dejé en el asiento trasero —Woo Hyun asiente y mira a Sung Kyu salir del cuarto con rapidez. Luego cierra los ojos nuevamente y piensa en lo mucho que ama a su novio y en todas las atenciones que le da, añorando el día en que por fin le de el sí en el altar.

Sung Kyu sube al ascensor y baja al estacionamiento, sacando la llave de su bolsillo para desactivar los seguros del auto antes de llegar hasta él. Abre una de las portezuelas traseras y se inclina sobre el asiento para buscar el libro. Lo encuentra bajo el saco de Woo Hyun y lo toma, dibujado una satisfecha sonrisa al incorporarse para regresar a la habitación. Sin embargo, la dulce expresión en su rostro no le dura ni cinco segundos, pues un repentino puñetazo directo a su nariz le nubla la vista y le hace tambalearse.
     Sung Kyu no tiene idea de porqué ha recibido tal golpe, hasta que a sus oídos llega la voz rasposa del novio de Mi Joo: Seung Hoon.
     —Te dije que me lo ibas a pagar caro, maldito maricón —escucha sin poder apreciar del todo la cara del hostil sujeto.
     Sung Kyu mantiene una mano en su nariz, pues ha empezado a sangrar, y levanta la vista pensando que el tipo se irá ya que se ha desquitado; no obstante, Seung Hoon le acierta otro tremendo golpe en la mejilla que lo hace perder el equilibrio, y el joven cae al suelo, apenas pudiendo meter las manos para evitar lastimarse la cara contra el concreto.
     —¡¿Creíste que me quedaría de brazos cruzados ante tal humillación?! —escupe Seung Hoon con saña mientras lo sujeta con fuerza del cabello, arrastrándolo hasta una esquina del estacionamiento donde hay un viejo cuarto de servicio. La puerta está abierta y entonces Sung Kyu, desesperado y envuelto en temor, grita por ayuda, pero el desalmado hombre le patea en el abdomen, sacándole todo el aire y las fuerzas para luchar.
     Cuando entran a la apestosa habitación, Seung Hoon lo vuelve a golpear antes de cerrar la puerta tras él.
     —¡Odio a los maricas como tú que se creen mejor que los demás con su perfecta apariencia de princesa! —denota el sujeto con rabia antes de inclinarse para propinarle otro par de golpes en la cara—. ¡A maricas como tú sólo se les enseña de una forma!
     Entonces el sujeto le saca el cinturón y se lo enreda en el cuello. Sung Kyu mete las manos para evitar que le asfixie y Seung Hoon aprieta la correa.
    Kim no puede moverse y tampoco gritar; el sujeto le ha pegado tan duro que siente varias de sus costillas rotas, pero aún en la aterradora oscuridad, no puede evitar pensar en Woo Hyun y en lo mucho que seguramente le afectará si a ese perverso hombre se le ocurre asesinarlo.

     Sung Kyu no quiere morir y no quiere que su prometido pase por ese cruel dolor otra vez, por eso sus lágrimas comienzan a caer mientras le suplica al sujeto que lo perdone y que lo deje en paz, porque ya ha aprendido la lección. Pero Seung Hoon no piensa que es suficiente, por lo que le arranca el pantalón de pronto y Sung Kyu entra en pánico.
     El joven intenta patearlo con las nulas fuerzas que aún le quedan y el sujeto lo golpea de nuevo en la cara, tirando más del cinturón y obligándolo darse la vuelta. Sung Kyu quiere seguir resistiéndose, pero, de un momento a otro, prefiere continuar respirando y mantenerse con vida a tratar de impedir que Seung Hoon le arranque la ropa interior para ultrajarle.
     El ataque se vuelve despiadado y muy doloroso. La forma en que ese maldito abusa de él es de lo más degradante, y por supuesto se convertirá en algo que Sung Kyu nunca podrá sacar de su cabeza, sin embargo, sólo desea que, después de todo, no se le ocurra al desgraciado sacar un arma para terminar con su vida definitivamente, porque quiere seguir respirando; él quiere seguir viviendo porque no hay otra cosa que desee más que estar al lado de Woo Hyun.

True Love | WooGyuWhere stories live. Discover now