Capitulo 13

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A veces, una disculpa libera una parte de ti que ni siquiera sabías que estaba enjaulada... y el perdón destruye esa jaula.

Sanjo Jendayi.

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En tres semanas las cosas no habían cambiado para las emociones de Eren. Todavía seguía enojado... y herido. Pero la regla de prisión de no poder mostrar debilidad, lo obligaba a ocultar todos sus malestares.

Ya no era tan difícil ahora que se llevaba mejor con los chicos; El negocio de Reiner todavía se estaba derrumbando, pero seguía imponiendo el mismo respeto para que no se metieran con él. Reiner tampoco estaba tan enojado por ello, había, por lo que Eren escuchó, encontrado unos nuevos contactos que le traían lo suficiente para seguir manteniéndose a flote. Y si Reiner estaba estable, también lo estaría Bertolt y por ende lo sería el "club".

La rutina también cambió un poco; Pechstein parecía haber desaparecido desde aquel día de sus dedos rotos, porque Eren no lo había vuelto a ver y esperaba que se mantuviera de esa manera. En algún momento los reclusos volvieron a sus artimañas; recibía uno que otro piropo desagradable y miradas fugaces. Su llave ya parecía una causa perdida, März y los otros hacían como si esa vez no hubiera pasado y no recordaban ninguna llave, pero que podrían intentar recordar si Eren era más amable con ellos, lo que no sería. El día de visita todavía seguía siendo muy emocional, y por un segundo, Eren ya no la quería en absoluto, comenzaba a entender porque Jean no las visitaba. Y todavía seguía recibiendo un poco más de comida junto a un guiño coqueto del cocinero.

Eren no sabía si Levi todavía seguía cuidando de él, realmente esperaba que no, no quería deberle nada, no quería su lástima. Distanciarse había sido lo mejor, a pesar de que seguían viéndose por alguna u otra rutina que coincidía, no hacían contacto uno con el otro. Eran dos extraños que solo estaban haciendo su trabajo.

Y lo odiaba, porque realmente lo extrañaba.

Extrañaba los regaños juguetones, las charlas sobre el día a día, las curiosidades sobre la prisión, discutir sobre cuál era el libro más aburrido, la comida más desagradable, platicar sobre cuál era la mejor época del año o recibir consejos de limpieza que Levi se tomaba con profunda seriedad.

Perder todo eso fue más duró de lo que imaginaba. Pero al pensar que solo había recibido esos tratos porque Levi creía que Eren debía ser cuidado y necesitaba compasión y evocaba pura pena, entonces no gracias, Eren podía lidiárselas solo.

Por la situación con Levi, la biblioteca ya no era su lugar seguro como antes. A pesar de que Levi no era gruñón ni le ordenaba, su presencia indiferente y gélida lo hacía incómodo. El silencio era pesado, era como si estuviera solo, pero no lo estaba, así que cualquier privilegio que tendría la soledad Eren no la tenía. Y en los deberes de limpieza cuando Levi estaba a cargo, Eren era silencioso; compartía pocas bromas con Connie y Thomas, y discutía menos con Jean

Ese comportamiento hizo que Jean lo mirará con sospecha y despertó la curiosidad de Connie y Thomas, fue el rubio en animarse a preguntar tímidamente que sucedía:

— ¿Tú y el capitán ya no se llevan bien?

Eren resopló enojado, y siguió mirando a el grupo de reclusos jugar a las cartas. Estaban en hora libre, Connie y Jean estaban en el juego apostando cigarrillos, barras de proteína, dinero y unos dulces que Reiner les había conseguido. Mientras tanto, Thomas se alejó del juego para quedarse con Eren. Estaban en el segundo piso, lejos del grupo y apoyados en la barandilla, con Eren mirando venenosamente a quien sea que se le atreviera cruzar la mirada.

Chico Problema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora