Las visitas del día

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Darío Rivero estaba descansando, habían sido muchas visitas desde que despertó, sus padres, sus amigos, mucha gente se había presentado a ver como estaba el joven quien simplemente estaba feliz de ver que muchos se preocupaban de él. Aunque ciertamente las personas que quería ver con todas sus fuerzas no estaban en ese momento.

— Hay no, esa cara de sufrido de nuevo. Me estresa cuando la pones. —

— Cállate, ten decencia por favor, Mateo. — A lado del joven paciente estaban Alex y Mateo, el chef de la cafetería y su pareja quienes había llegado de último momento al enterarse tarde de lo que había sucedido.

— Es que... — Soltó un quejido el mayor. — ¿En verdad se tiene que preocupar por algo? Ósea ya dijeron que tu gorila está bien junto a su hermano y que las cosas con la niña estaban yendo bien, ellos regresaran cuando menos lo esperes, no debe tener miedo no es que vayan a huir o morir. —

— ¡Mateo! — Gritó enojado el joven.

— ¡Alex! — Gritó el médico.

— Shhhh, los dos. — Dijo el paciente con una risa nerviosa, al ver que una enfermera los miraba atentamente. — No pueden gritar aquí, hay más pacientes además de mí. —

— Es que... Tu boca es demasiado suelta Mateo. No puedes decir algo amable, Darío recibió un preinfarto y tú lo único que haces es preocuparlo más. — Alex era un chico gentil, muy gentil siempre pensaba en los demás, era un pan de dios, pero Mateo era un poco enojón, con ciertos temas, a pesar de ser bueno en los negocios, su lengua era afilada teniendo en cuenta lo impulsivo que era muchas de las veces. Ambos como pareja eran un enigma ya que no se demostraban mucho amor cuando están juntos en público o cuando están en reunión con los demás de la cafetería.

— Me estresa, sabe que tiene que estar tranquilo y lo primero que hace es preocuparse por Damián y Fabián cuando debe de tener la confianza que ellos juntos lograran traer a la niña. —

— si serás... —

— Mateo tiene razón... Ciertamente no debería de estar preocupado. Debo tener confianza de que Damián y Fabián volverán con ella o mínimo con buenas noticias. Además, tengo que cuidarme un poco más. — Dijo tocándose el corazón. — necesitare la ayuda de todos para poder continuar, creo que tendré que hablar con Julián para contratar a alguien más que pueda ayudarme, aunque sea medio turno, los invisibles no pueden ir para siempre. —

Alex de repente reaccionó al escuchar eso, no sabía si decirle la noticia a Darío o esperar que alguien más se la dijera porque a pesar de todo el chef sabía que Julián había renunciado dejándole toda la propiedad y el negocio a Darío convirtiéndolo en el único jefe. Estaba a punto de decirle, Alex estaba a punto de hablar, pero de repente su celular comenzó a sonar, era un mensaje de Javier quien le decía que había otras visitas para Darío y que tenían que salir.

— Creo que se nos acabó el tiempo. — Dijo levantándose del asiento donde estaban al igual que Mateo quien cruzado de brazos salió solo diciéndole un simple adiós a Darío. — Volveremos más tarde o tal vez mañana para tu alta. — Dijo sonriente el chico e igual manera Darío le devolvió la sonrisa.

— Claro, no se preocupen. Gracias por venir. —

Ambos salieron de la habitación dejando varios minutos solo al joven quien miraba el techo con una mirada entre triste y seria. No le agradaban los hospitales, ya no quería estar ahí, ciertamente con cada minuto que pasaba el recuerdo de esa semana, no había pasado mucho tiempo, pero con todo lo que paso él no había pensado en Esteban desde entonces.

*

— Darío, dime si nos volviéramos a encontrar en otra vida tu ¿Me volverías aceptar de nuevo en tu vida? ... Eres increíble pequeño. Sabía que no me equivocaba contigo... Nunca me arrepentiré de haberme enamorado de ti

Cicatriz de Espadas  (Historia LGBT/Finalizada)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt