(T/N) es una chica que entra en la prestigiosa escuela de U.A su poder es muy complejo, pero su clase la hace sentir querida y sus pofresores la ayudan mucho pero...No todo dura para siempre.
No desea que nadie salga herido por su culpa, ni que nadi...
Camino por el pasillo que me lleva a mi habitación, aunque pase aquí el verano se me había olvidado que la mansión tiene habitaciones subterráneas en caso de emergencia. Camino por el pasillo con un pastel de fresa y un té frío, cuando unas manos me agarran y me llevan dentro de una habitación, en la que me encuentro a todas las chicas que sonríen mientras me miran
-¿Puedo ayudaros en algo? - Vamos a pasar toda la noche hablando de cosas de chicas y hemos pensado que es bueno que tú también estés, al fin y al cabo eres nuestra amiga y nos has salvado la vida. -Momo se acerca a mi mientras habla con una sonrisa. -Sientate a mi lado. -Vale. -Me siento en la cama, apoyando mi espalda en la pared.
Hablamos de distintos temas, yo escucho atentamente y de vez en cuando aporto cosas a la conversación, aunque termino compartiendo mi pastel de fresas con Ochako, me siento feliz.
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-Este pastel esta delicioso. -Tiene las mejillas infladas a la vez que flota por la habitación. -Me alegro que te guste. - Pincho otro trozo y me lo como. -¿Lo has cocinado tú? -Asiento feliz al ver como se acerca a mi con una sonrisa mucho mayor en su rostro. - ¿Podrías enseñarme a prepararlo? -Claro, si quietes mañana te enseño a hacerlo. ¡¿En serio?! ¡Muchas gracias! -Por cierto, tu hermana Oirys intimida mucho. - La pelirosa llama mi atención con su comentario. -Además trata de una manera muy peculiar a la chica que llamaste, para salvarnos de ese culto. -Bueno, se podría decir que la relación de ambas es muy diferente a las demás relaciones. -Lo que si me he dado cuenta es que tu no tienes ni alas, cuernos o cola. -Momo me mira con curiosidad. -Si tengo, solo que no lo muestro por lo que ya os conté antes, porque mi madre me lo pidió y aparte porque todo el mundo pensaría que soy un monstruo. -No digas tonterías, no eres ningún monstruo.
Cambiamos de tema, hablamos de diferentes cosas, me fijo en la hora por mi teléfono.
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Son las 3:00 de la mañana, bostezo y me tumbo en la cama donde me pongo a dormir, feliz por estar con amigas que me quieren y se preocupan por mí.
