Minerva McGonagall: Memorial. Una noche de invierno.

4 Capitulo. Albus "El Confidente"

Conoció a Albus Dumbledore al ser estudiante y siendo adolescente se enamoró profundamente de él por su sabiduría, sin embargo, con el paso del tiempo se dio cuenta que el profesor de Transformaciones no iba a formar parte de su vida como se había imaginado.

Después de haberse graduado, el Ministerio de Magia le ofreció un puesto en el Departamento de Seguridad Mágica, ella paso un tiempo con su familia y conoció a Dougal McGregor, un granjero local, se enamoró perdidamente de él, McGregor le propuso matrimonio, aunque fue incapaz de aceptar decirle a sus padres acerca de este suceso. Pues el pensar en el modo en que había vivido y como el matrimonio de sus padres se desmorono por el miedo y el orgullo. En la mañana siguiente fue a rechazar la propuesta de matrimonio dejando a McGregor con el corazón roto y ella se vio obligada a seguir su camino sin mirar atrás por mucho tiempo. Ingresó al ministerio de magia, pero no estaba satisfecha con lo que hacía ni se desempeñaba como debía. Así en 1956 McGonagall decidió ir al Colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería a pedirle al director Dumbledore el puesto de maestra para enseñar clases de Transformaciones. De esta forma comenzó su carrera; con el paso del tiempo se fue creando fama como una de las maestras mas estrictas y disciplinarias, en consecuencia, Dumbledore le asigno el cargo de Jefa de la Casa de Gryffindor y Subdirectora del colegio, con este cargo ella podría sustituirlo en ocasiones de ausencia para mantener el control.

Minerva McGonagall mantuvo una estrecha amistad con su antiguo jefe Elphistone Urquart con quien insistiéndole tantas veces acepto al fin el casarse, y en 1982 se sentía libre de elegir al fin, ya que, aunque aún amaba a McGregor este había muerto. No obstante, la profesora no tuvo mucha suerte para su matrimonio, pues, aunque feliz, duro poco, debido a que en 1985 tres años después de haberse casado Elphistone murió por una mordedura de una Tentacula venenosa. En seguida decidió que iría a vivir en el colegio pues al sentirse sola en su casa no encontraba la paz que necesitaba para poder realizar sus deberes, tomo sus maletas y comenzó su nueva vida en el despacho del primer piso de Hogwarts.

En una ocasión Minerva estaba en su despacho del primer piso sentada en una silla y entretenida con los papeles de su escritorio, en uno de los nombres de la lista para el próximo ciclo escolar, se encontraba el apellido McGregor, y sin esperarlo una lagrima había caído en la lista pues se había quedado completamente anonadada al recordar ese apellido. Lo había enterrado desde hace mucho en el cofre de recuerdos dolorosos, aun así brotaron como la magia que estaba sintiendo fluir por sus venas. Hizo a un lado la lista, no se dio cuenta de que se había quitado sus anteojos y comenzó a llorar, tenía hinchados los ojos, arrinconada en la esquina del despacho, se había tumbado al lado del fuego. Escucho a lo lejos el abrir de la puerta. Volvió la vista hacia la entrada y ahí estaba el Director Albus Dumbledore.

Minerva se encuentra...-No término la frase, pues su mirada contemplo a la mujer que estaba en la esquina tumbada con los ojos llorosos y los anteojos a punto de romperse de tanto que los estaba apretando en su puño. Con voz dulce contesto- Oh Minerva.

McGonagall solo trató de ponerse en pie agarrándose de la pared para conseguir el efecto deseado, pero trastabillo al momento de estirarse. Dumbledore alcanzó a tomarla de una mano para sostenerla

¿Habré hecho bien Dumbledore?- Sollozaba Minerva después de que la ayudara el director a levantarla. Albus sabía sus sentimientos, la conocía bien, así como ella a él, ambos conocían sus pasados mejor que nadie. Con desesperación McGonagall se tomo de los antebrazos del director. - Dime Albus, ¿habré hecho bien? -

Dumbledore trató de tranquilizarla y le ofreció la silla, ambos se sentaron, aunque Minerva continuaba en su trance Albus tenía el poder de tranquilizar a la pobre mujer.

Minerva, sabes... he estado pensando en algo que me habías dicho hace tiempo.

¿En qué? - Contestó McGonagall. Acurrucándose en los brazos de Dumbledore y sintiéndose cada vez mejor.

Que nuestros destinos no estaban unidos a estas personas- comenzó diciendo el director, acerco su brazo y la tomó entre ellos acariciándole la cabeza como si hiciera las caricias a un gato. Minerva comenzó a sentir la calidez de las caricias que emanaba la palma de su amigo y mediante los movimientos trataba de respirar. Albus continuo con su movimientos y su conversación- solo piénsalo, si hubiéramos estado destinados a esas personas tal vez no hubiéramos sido felices, pero como dicen. Todos tomamos nuestras decisiones y en ocasiones nuestros corazones nos golpean cuando menos lo esperamos y nos abordan los recuerdos más profundos haciendo que la mente no tenga un buen contrincante para dar pelea. Minerva. Sabe que puede contar siempre conmigo y si necesita que esté aquí sin hablar solo dígame. Le prepararé una taza de té para que pueda dormir tranquilamente.

Minerva se había quedado profundamente dormida en los brazos de Dumbledore, Albus se había sorprendido al encontrarla así puesto que solamente una vez fue por el mismo hombre quien la encontró quebrada completamente.

"Así es el amor, puede ser lo más hermoso que nos pueda pasar en la vida, pero a su vez es el filo que puede cortar la esperanza de continuar" Pensó amargamente, pues sus recuerdos también estaban por salir a flote. No se lo permitió, cargó a Minerva con sus brazos y la acostó en su habitación. A pesar de ser conocida con una fortaleza increíblemente fuerte, con ese simple recuerdo, pudo desmoronarse. "La mente es poderosa y si uno no tiene cuidado puede destruirte" Albus preparó una tetera de infusiones, se sirvió una taza de te para poder calmar sus pensamientos y decidió realizar la guardia permanente, sin embargo, le dio un susto de muerte el ver que ya era el quinto día y McGonagall continuaba durmiendo después de varios dias. Albus envió un mensaje a la enfermería a través de su patronus a Madam Pomfrey.

Poppy llegó inmediatamente y Albus le contó que había sufrido un ataque de nervios, pero no había despertado. Madam Pomfrey estaba sumamente intrigada, ya que el diagnostico de Dumbledore en su rostro mostraba unas grandes ojeras por falta de sueño.

-Entonces Director, me está diciendo que McGonagall lleva días inconscientes y usted había dicho a los alumnos que estaba ausente- Pomfrey lo observó con mirada inquisitoria y este simplemente alzó los brazos en modo de protesta- Dumbledore tendría que haberme dicho desde hace 3 días que no despertaba para poder ver el padecimiento que tenía, este no es un ataque de nervios, solo fue lo que colapso la enfermedad de "el dragón del sueño"