Cap 34.

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—¡Mau!– dije, casi gritando.
Él no respondía pero escuchaba que lloraba como nunca lo había hecho.
—Mau, Dios mio, ¿qué pasa...?– no respondía. –¡Habla!– exclamé ya con lágrimas en los ojos. Lágrimas de desesperación. Algo estaba ocurriendo, y no podía evitar pensar lo peor...–¡¿Quieres que me de un maldito infarto, Mauricio?! ¡Por Dios, responde!- grité desesperada. Luego oí el sonido de una puerta abriéndose...

—Te amo...—dijo débilmente.

—También te amo, maldita sea, no sabes cuánto, pero necesito que me digas qué cojones está pasando, Mau...por favor...—dije lo último con un hilo de voz. Tenía un nudo en la garganta por toda la impotencia y desesperación que sentía.

—¡¡¡Mauuuuuu!!! ¡¡¡¿Qué hiciste?!!!— se escuchó la voz de Sergio del otro lado. Eso fue todo lo que necesité para saber que nada bueno estaba pasando, y que tampoco era una simple broma de mal gusto. 

—SERGIO, ESTOY EN EL TELÉFONO, DIOS MIO, DIME QUÉ COÑO ESTÁ PASANDO ANTES DE QUE ME DE UN INFARTO, MALDITA SEA.—grité a todo pulmón. Recordé que todos en casa estaban durmiendo y por un momento me sentí culpable, pero mandé todo a la mierda, ERA MAU DE QUIÉN SE TRATABA.

—_______, ________...No puedo hablarte ahora, necesito colgar para llamar a una ambulancia, lo siento.— se apresuró a decir Sergio y, antes de que yo pudiera decir algo, colgó.

Decidí esperar 10 minutos para que Sergio pudiera llamar tranquilamente a la ambulancia y luego yo lo volovería a llamar. Pero esos minutos parecían años, años demasiado largos para mi, y las lágrimas se abrieron paso, sin que yo pudiera resistirme.

Pude ver a Alex y Lili bajando las escaleras, pero no quería verlos. Me levanté antes de que llegaran donde yo y corrí al patio trasero. Cerré la puerta y esperé que entendieran que necesitaba estar sola. Por suerte, nadie volvió a abrir esa puerta...

—AHORA MAS VALE QUE ME DIGAS TODO Y NO ME CORTES EL TELÉFONO O TE JURO QUE VOY A ARGENTINA Y TE PATEO EL CULO, SERGIO.— dije ni bien él me atendió. Se escuchó su risa forzada y luego un sollozo.

—Mau...acaba...Mau acaba de...sus muñecas...se...—no necesité que me lo explicara coherentemente, lo había entendido, aunque hubiese preferido no hacerlo. Si lo había hecho porque casi termino con él en un ataque de idiotez, me odiaría toda mi vida, pero Sergio se apresuró a decir que no era por mi aunque yo sabía que eso no era cierto...

Colgué luego de que me dieron la noticia y luego de que me disculpara mil y una veces por lo sucedido, porque aunque Sergio jurara y perjurara que no era mi culpa, yo sabía que si. Aunque todavía no podía creer que él hubiese intentado quitarse la vida por mi, se suponía que él era el fuerte, que él podría salir adelante a pesar de todo, eso al menos era lo que él me había ayudado a hacer. y si él se iba de este mundo, yo le seguiría, de eso no había duda...

---3 años después---

Luego del incidente con Mau, sus padres decidieron que sería mejor alejarlo por completo de mi, yo no era una buena influencia.Lo entendí y acepté sin protestar, pero fue cuando comencé a caer en un profundo pozo negro del que creía que jamás saldría. Sergio se contactaba de vez en cuando conmigo y yo no podía evitar preguntarle por Mau, pero siempre era la misma respuesta: "Está algo deprimido pero ya se le pasará". Y después de cada llamada, me ahogaba en un mar de lágrimas.

Alex se había convertido en mi mejor amigo, hasta se había inscripto en la misma universidad que yo. Le dije que no era necesario, que él debía estudiar lo que él quisiera y lo que le gustara. "Nada que tenga que ver con el estudio me gusta, pero si se trata de estar con mi mejor amiga, no hay problema."- fue su respuesta. Hace un año que él se me había declarado pero yo no estaba preparada para una relación, y Mau seguía estando en el principio de mi lista, ocupando todo mi roto corazón. 

Lili había crecido mucho, y había madurado aún más. Le había explicado todo lo que había pasado con Mau y ella me respondió con un abrazo, intentando consolarme. Jamás lloraba frente a ella y trataba de verme siempre lo mas felíz posible y al parecer, ella lo creía así. Yo parecía haber superado lo mío con Mau pero lo cierto era que cada noche lloraba desconsoladamente y la navaja volvía a penetrar en mi piel, dejando un rastro color rojo que goteaba sin cesar. Los suéters volvieron a cubrir mis brazos...

Mis notas en la universidad no eran las mejores, pero al menos aprovaba todo. Alex, en cambio, para alguien a quien no le gusta estudiar, era exelente. Él me ayudaba a veces, pero siempre terminábamos en el sillón mirando películas.

Mile seguí igual que siempre, aunque ella ya no se cortaba. Decidió no estudiar y no había nada que la hiciera cambiar de opinión. Quise decirle que debía tener un trabajo para pagar al menos un cuarto de los gastos de la casa, pero ni siquiera yo lo hacía así que cerré la boca, después de todo era mi amiga...

—______ si sigues así, desaparecerás.— oí la típica frase saliendo de la boca de Alex.

—No seas tonto, estoy bien.— respondí algo animada.

—Como sea, adivida qué día es mañana.— dijo emocionado. Entonces lo recordé.

—¡Es tu cumpleaños!— grité saltando de mi asienro, quedando parada frente a la mesa. Los dos estábamos en la cocina, yo esperaba a que él terminara el café que yo le había preparado minutos antes. 

—Exacto. Y me preguntaba si me dejarías pasar el día aquí...— dijo algo tímido. Sonreí y volví a sentarme.

—¿Qué eso no pasa siempre acaso?— alcé una ceja divertida. Él sonrió, comprendiendo que era obvio que podría quedarse cuanto quisiera.

—Vale...pero como regalo, tendrás que comer un poco mas...

Rodé los ojos y asentí. 

Nos quedamos un buen rato más, hablando de la universidad y de cosas sin sentido hasta que él tuvo que irse.

—Te acompaño...— dije levantándome de mi asiento para acompañarlo a la puerta. Él ya se sabía de memoria el camino pero quería caminar al menos ese poquito. 

Llegamos a la puerta y la abrimos. Cuando se acercaba para saludarme con un beso en la mejilla, como siempre lo hacía, me susurró algo al oído:

—Podrás engañar a todos pero te conozco demasiado bien, ____. Sé lo que escondes bajo esos suéters...—me puse tensa y pude sentir su sonrisa,—Hablaremos de eso luego porque ahora debo irme, pero no te salvarás. Y no quiero que lo vuelvas a hacer.— dijo cuando se alejó un poco de mi pero volvió a acercarse a mi oído para susurrarme una última cosa antes de marcharse sin mas..."No quiero que te lastimes, porque cada cortada que te haces, me la estas haciendo a mi, princesa"...

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ajshbduaifgywefgudefv ya se que me van a querer matar pero pienselo veivis, si lo hacen no podré seguir escribiendo c; COMENTEN POR QUE ME ENCANTAN SUS COMENTARIOS LOQUILLOS XD LOS LEO TODO AUNQUE NO RESPONDA EAUIODFHUDFIHUDSIFH

Ultimas esperanzas (screamau y tu)Where stories live. Discover now