Cap 38.

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Comimos apurados y, cuando tuvimos todo, cogimos un taxi rumbo al aeropuerto. No podía creer que vería a Mau después de tanto tiempo...y todo gacias a Alex...

Llegamos justo cuando la azafata hacía la última llamada. Corrimos como desquiciados por todo el aeropuerto gritando que nosotros debíamos abordar ese avión. La azafata nos miró reprensiva pero finalmente nos dejó pasar...y claro, si no lo hacía se las vería conmigo.

El vuelo sólo duraba unas 6 horas de las cuales me la pasé la mayor parte del tiempo leyendo, escuchando música o durmiendo; no había hablado mucho con Alex.

—¿Estas emocionada?— Alex rompió el silencio.

—Claro que si...— recosté mi cabeza en su hombro.— No sabes cuán agradecida estoy...—suspiré sonoramente.— Jamás podré compensártelo...

—No quiero eso...aunque...que seas feliz es una gran recompensa, ¿sabes?— sonreí y recordé a Mau, a él no le gusta que digan "¿sabes?" al final de la oración... reí para mis adentros al recordar ese vídeo.

Lo abracé por la cintura sin despegar mi cabeza de su hombro, y él pasó su brazo sobre el mío, acariciándolo. Sonreí y me apegué mas a él.

Nos quedamos así un buen rato, hasta que nos avisaron que el avión aterrizaría y que debíamos abrocharnos los cinturones.

El avión descendió sin problemas y, por suerte, Alex y yo no tuvimos que hacer fila para recojer equipaje ya que nos dejarnos llevar con nosotros nuestros bolsos, por ser pequeños...y por llegar tarde.

—¿Qué hacemos primero?— pregunté cuando estuvimos fuera del aeropuerto.

—Comer. Tengo hambre...—respondió Alex en un tono que me pareció tierno y a la vez gracioso. Reímos.

Tuvimos que preguntarle a un señor regordete que me miraba raro cómo llegar al restaurante o cafetería mas cercano. Nos dijo que había una cafetería a dos cuadras hacia la derecha así que, con bolsos y todo, nos encaminamos al paraíso de Alex.

Yo sólo quería un café pero Alex me obligó a comerme un sándwich. Cuando terminamos de comer, Alex pidió la cuenta. La camarera comenzó a coquetear con él y me enfadé.

—Él...—apunté a Alex pero dirigiéndone a la rubia oxigenada... digo, la camarera.— Viene conmigo. — dije seria. La muchacha rodó los ojos y se retiró luego de coger el dinero que Alex le tendía.

Nos levantamos y Alex cogió nuestros bolsos, echándoselos al hombro. Rodeó mi cintura con su brazo y salimos de la cafetería.

—Me gusta que me celen...y más cuando se trata de ti.— se burló Alex.

—No eran celos...

—Ajá. Y yo soy Lady Gaga.– dijo sarcástico. Reímos.

—Bueno, quizá si, pero, dime, ¿qué clase de idiota se acerca así a alguien que anda por ahí con otra chica?— dije alterada. Las chicas así me sacaban de mis casillas.

—Una con...¿agallas?— respondió divertido. Frunci el ceño disgustada y él me apretó contra su cuerpo riendo.

Nuevamente, tomamos un taxi. Habíamos acordado dejar las cosas en el hotel y luego Alex me llevaría donde Mau.

El hotel era muy lujoso, a decir verdad, y tenía una vista increíble. Me sorprendía que esa pequeña ciudad pudiese verse tan magnífica.

En fin, decidí darme un baño antes de ir con Mau, y Alex también. Primero me bañe yo y luego siguió él. Me vestí con unos jeans negros algo ajustados, una sudadera gris algo grande y mis converse negras caña alta; Alex, por su parte, se vistió con jeans igualmente negros, pero no tan ajustados, una remera que remarcaba su trabajado abdomen y brazos, y una chaqueta de cuero negra, junto con sus brosegos algo desgastados.

Ultimas esperanzas (screamau y tu)Where stories live. Discover now