Capítulo 8. Regalo de cumpleaños

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Caía la noche, envolviendo en un manto de quietud idílico a la ciudad normalmente ruidosa.

Aquel crepúsculo fue acompañado del sutil presagio de una brisa fría que se colaba por la ventana, aunque estuviese apenas abierta. XiChen sintió la ligera caricia del viento sobre su piel e inmediatamente la cerró, refugiándose en la calidez de la habitación.

Volvió a donde había estado antes y se ocupó de nuevo en su tarea. Él estaba a cargo de cortar vegetales en un lado de la cocina, mientras que Jiang Cheng se llevaba la mayor parte del trabajo, siendo él quien cocinaba.

XiChen terminó con su sencilla pero importante tarea y le entregó a Jiang Cheng el resultado de su trabajo en un cuenco. Éste le sonrió en agradecimiento antes de tomarlo e incorporarlo junto a todo lo demás al amparo del fuego.

Lo miró probar lo que cocinaba tan diligentemente, llevándose los palillos negros a los labios con delicadeza y gracia, mientras inclinaba la cabeza a un lado en clara señal de su satisfacción y aprobación. Cuando buscó a XiChen detrás de él, extendiendo los mismos palillos para que él también probara, éste sintió su rostro iluminarse de pronto.

Atrapó los palillos ofrecidos entre sus labios, llevándose aquel potente bocado con la lengua, y saboreó los fuertes sabores de la comida picante y condimentada de Jiang Cheng. Mentiría si dijera que se había acostumbrado a ella, pero ahora era más fácil de comer para él que en un principio. Hizo un sonido alegre de aprobación y Jiang Cheng le dedicó una mirada de orgullo mientras sonreía.

— ¿No es muy picante? —preguntó, sinceramente preocupado, mientras limpiaba con el pulgar una pequeña mancha que entintó de intenso rojo la comisura de los labios de XiChen. Lucía un poco hinchada.

XiChen ignoró el ligero ardor cerca de sus labios y asintió en respuesta. Una risita se coló desde su garganta casi por sí sola.

— Lo es, A-Cheng. Pero está deliciosa.

Jiang Cheng sonrió de lado, complacido. XiChen abrazó su cuerpo desde atrás, con un brazo que rodeó su cintura y descansó en su estómago, por encima del delantal que lo cubría. Inmediatamente buscó sus labios para besarlos con suavidad. Jiang Cheng alzó su mano para acariciar su mejilla, mientras la otra acariciaba el brazo que lo rodeaba.

Una risa chocó contra los labios de XiChen y Jiang Cheng se apartó, mirándolo con diversión.

— Tus labios ya están rojos —los acarició con el pulgar antes de volver a besarlos rápidamente—. Tal vez sí es demasiado picante.

XiChen rió, mas no pudo objetar nada. Su brazo no soltó el cuerpo de Jiang Cheng cuando su mano libre fue hasta aquel cuello, adornado por el collar de cuero que le había regalado antes, y lo acarició.

— Si la haces menos picante, no podré acostumbrarme. No quiero que mi Wanyin tenga que cambiar lo que come por mí —sonrió de lado con galantería exagerada, coqueteando.

Jiang Cheng resopló divertido antes de darse la vuelta para estar de frente a él. Rodeó la cintura de XiChen con sus brazos y lo miró a los ojos, sonriendo.

— ¡Oh! Eres tan considerado —alejó un poco su rostro para poder mirarlo mejor y aquello divirtió a XiChen—. Tendré que compensarte.

XiChen buscó obtener otro de sus besos acercándose a su rostro, pero Jiang Cheng se apartó un poco. Claramente no se refería a eso. De todos modos, no se negó por más tiempo y volvió a besar a XiChen mientras sus brazos seguían fuertemente ceñidos en torno a su cintura. Jiang Cheng lamió sus labios cuando el beso terminó.

— Muero de hambre —declaró XiChen y él se echó a reír.

Comieron envueltos en aquella intimidad cálida que los hacía sentirse tan cómodos y felices uno a lado del otro. A veces las palabras sobraban, a veces eran necesarias y amenas. Era ya tan familiar y tan cotidiano que no sentían el pasar del tiempo ni la naturalidad de su actuar, de sus expresiones, de sus sentimientos.

Night ChantTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang