Capítulo 2

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Derek miró como una bolita de papel se impactaba en su pizarrón justo cuando trataba de escribir el nombre completo del actual rey Jorge VI para su clase de política. Giró la mirada con el ceño fruncido hacia su discípulo, y observó lo desinteresado que estaba de la clase. Ya había pasado alrededor de una semana desde que Derek aceptó el trabajo como tutor privado de Mieczyslaw, o Stiles, como regularmente era llamado por los demás sirvientes de la mansión, y aunque en un principio de aquellos días Derek se sintió emocionado, pronto se dio cuenta que su entusiasmo no iba a ser suficiente para hacer que aquel niño se interesará en la historia.

Stiles sonrió ante su silencio y Derek hubiera querido que su corazón no reaccionará ante esa expresión. Ese también de pronto se había vuelto un problema que ya no podía seguir ignorando como lo había intentado hacer hasta ese momento. Derek no podía seguir ocultando su atracción por aquel chiquillo, durante las penumbras de la noche, cuando nadie lo veía, a veces imaginaba esa sonrisa dirigida hacia él, con otra intención, con otros fines y eso provocaba que su cuerpo reaccionará con esa emoción adolescente ante su primer amor. No debía permitir algo así lo atormentará, había pensado, pero él sabía que Stiles ya lo había descubierto. Lo había notado con su lasciva mirada y con su burlona sonrisa.

—Si sigues haciendo eso, tendré que ponerte un castigo —Derek dijo mientras levantaba la bolita de papel y la tiraba en el bote de basura que tenía a lado de su escritorio. Tras levantarse una vez más, los intensos ojos de Stiles estaban fijos sobre él. Stiles era un adolescente cuya mirada lograba sacar cualquier vulnerabilidad de las personas, era intimidante, pero no de una forma agresiva, más bien de aquella manera traviesa, como la de un zorro que sabe tomar ventaja de esa vulnerabilidad que ocultas para sacarle algo a su favor...

—¿Ya estamos hablando de castigos, señor Hale?

Derek se echo para atrás cuando Stiles se levantó de su propio asiento con el claro propósito de acercarse a él. Era como estar acorralado entre una pared llena de espinas y una espada filosa apuntando directamente a su corazón, no tenía escapatoria, pronto iba a quedarse clavado en uno de los dos lados y esa extraña metáfora logro hacer que Derek se percatará que en realidad no tenía muchas formas de escapar ante ese sentimiento que había surgido desde la primera vez que vio al primogénito de los Stilinski y cómo había imaginado, ni la pared de espinas le ofrecía seguridad... así que... ¿Podía dejar que siguiera fluyendo el inminente coqueteo entre los dos? O ¿aún estaba a tiempo para cortarlo y para afrontar su posición como profesor que tanto le había costado formar?

Derek no había respuesta para ninguna de las dos preguntas, solo estaban ellos dos mirándose fijamente, Stiles le sonrió de forma lasciva y puso su mano arriba de su hombro, cortando la distancia, haciendo énfasis que ya no había vuelta atrás... que ya no existía una salida para Derek, y tal vez por esa idea... Derek estuvo a punto de tomar los hombros de Stiles para acercarlo a él, para besarlo y hacerlo suyo en ese cuarto enorme de estudios que ninguno de los dos aprovechaba. Sería fácil mandar todo a la mierda, si podía sostener entre sus brazos a ese ángel caído... sin embargo, el suave ruido de la puerta al ser tocada por los nudillos de una persona y la interrupción de su actual jefe hizo que todo lo que estaba ocurriendo resultará incómodo para ambas partes.

Esta bien, Derek se había salvado de pecar esa tarde.

—¿Interrumpo algo? —la voz grave del señor Stilinski hizo eco en la habitación y su mirada fija en Derek provocó que sintiera un escalofrío. No iba a mentir, la gota fría de sudor que recorrió su espalda era una clara señal de que estaba en una posición peligrosa. Era como si el señor Stilinski supiera lo que escondía con tanta devoción, como si supiera lo loco que estaba por su hijo y de todas las cosas que quería hacer con él. Noah Stilinski tenía los ojos azules que parecían reflejar su alma, y todos los secretos que durante su vida había escondido con recelo, lo estaba dejando vulnerable, fácil de atacar...

—El señor Hale me pasó al frente para que escribiera el nombre del rey —sonrió Stiles al darse la vuelta y dejando un gis que sinceramente no había visto que tomará antes—. Esta siendo un buen profesor, padre.

El señor Stilinski asintió frunciendo ligeramente el entrecejo, apartando su mirada de Derek bajo un silencio que se trasformó en incómodo e inquietante, luego de ello dirigió su atención a su hijo, que seguía esperando más de su parte y entonces terminó de romper el ambiente que resultaba opresor.

—Saldremos en un momento, arréglate.

Stiles asintió a su padre para después salir por la puerta donde él permaneció. Derek miró un segundo el suave contoneo de las caderas de su alumno hasta que desapareció de su vista, aunque no sin antes detenerse un microsegundo en el marco de la puerta y mirarlo a como un cómplice con una sonrisa que solo le había visto a Stiles hacer, quizás había sido una acción muy obvia ante la presencia de su jefe lo que termino delatándolos, pero Derek fingió que su análisis no era importante, así como la mirada regalada de Stiles. Regreso su atención a los libros que se encontraban en el escritorio regados e intentó que la presencia del señor Stilinski no lo intimidará más de lo que actualmente hacía, pero cuando el hombre camino hasta su escritorio, Derek no pudo detener sus nervios y su agitado latir.

—No me he detenido a preguntar sobre las clases que le ha dado a mi hijo, señor Hale —Derek alzó la vista y encaró a la de Noah a pesar de sentir la gota gorda bajar por su frente una vez más—. Creó que es tiempo que me dé un informe sobre su avance, señor.

—Claro —contestó sin titubear, gracias a su ruda apariencia, fingir que las cosas no le atormentaban era sencillo, sin embargo, Derek aún sentía temblar sus rodillas como gelatina—. Le entregaré un informe detallado mañana por la mañana, señor.

Después de ello hubo formado un segundo silencio, mucho más pesado y mucho más incómodo que el primero. Era obvio y claro que Noah estaba ocultándole algo, o que se estaba debatiendo si contarle ese algo o no. Derek solo podía imaginar que era más lo segundo, pero sinceramente no estaba interesado en resolverle ese dilema al señor Stilinski, quien después de un par de minutos soltó un suspiro mientras cerraba los ojos, y luego se pasaba los dedos por su delgado y poco cabello con una expresión casi pálida y desencajada que le pareció peculiar e infantil. Lucía cansado, pero él siempre había sido un hombre cansado, lo que era extraño tal vez era que se veía también ligeramente preocupado por algo, por ese dilema que vivía en esos momentos, pero Derek no preguntó la razón debido a que no era su obligación preguntar, así que se dedicó a seguir guardando sus libros hasta que por fin el señor Stilinski decidió decir algo al respecto de su malestar.

—Conozco a mi hijo —murmuró volviendo a llamar su atención—. Y conozco la clase de gustos que mi hijo tiene —Derek no sabía exactamente a que se refería, pero al recordar lo que había pasado segundos atrás, no podía dejar de pensar que era eso de lo que el señor Noah estaba tratando de decir—. Escúcheme bien —Noah Stilinski lo tomo de los hombros e intentó que sus ojos conectaran, no era un asunto sexual como con Stiles hubiera sido, la razón por la que ese hombre lo miraba a los ojos era para reforzar su advertencia, Derek conocía esa clase de amenazas—. La razón por la que he despedido a los otros tutores de Stiles es porque lo han forzado a practicar sodomía, pero usted se ve como un buen hombre y estoy seguro de que no es esa clase de hombre que forzaría a mi hijo a la sodomía. Además, Stiles está comprometido con la hija de los Martín...

—¿El canciller? —preguntó sintiéndose temeroso ante la respuesta.

—Sí, ese mismo —asintió Noah y después volvió a murmurar—. Si realmente es un hombre sabio, conocerá el caso del señor Adrián Harris, diplomático de Oxford igual que usted, él último profesor que contrate para Stiles, desaparecido desde el año pasado... ¿usted qué cree que le paso a Adrián Harris?... —Derek trago saliva ofuscado por la información recibida, sí, conocía a Adrián Harris porque había sido un profesor muy aclamado en Oxford y sí, por supuesto que sabía de la noticia de su desaparición, los periódicos se habían llenado de titulares que decían que el pobre hombre había desaparecido luego de haber intentado fugarse con su amante... nadie tenía claro como era que un hombre con familia y dinero había preferido escapar con otra mujer. Derek ahora entiende... Adrián Harris había sido otro pecador, como él—. Si es un hombre sabio señor Hale... entonces sabrá hasta donde tiene permitido acercarse a mi hijo. Es una advertencia.

Derek asintió y solo entonces Noah Stilinski lo soltó. Pobre Adrián... y pobre de aquellos que habían caído en la tentación llamada Stiles antes que él y no habían encontrado escapatoria...

RUDE (AU) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora