Epílogo

3.9K 444 96
                                    

Con el dinero que había logrado reunir de su trabajo como profesor privado de Stiles, Derek pudo alejarse del bullicio londinense y comprar una cabaña alrededor del bosque en un pueblito muy alejado de su antigua vida. De alguna forma la idea de ejercer su profesión como historiador después de renunciar dejo de importarle y Oxford se volvió como un sueño que nunca soñó. Comenzó a ganarse la vida de otras formas en el pueblo, vendía leña, arreglaba cosas... y de vez en cuando enseñaba a leer a personas adultas los fines de semana.

No podía quejarse por completo de su aislada nueva forma de vida, sin embargo, por mucho que lo intentó, la imagen de Stiles aún lo atormentaba por las noches en vela. No había día alguno en el que no se preguntará si Stiles hubiera accedido a vivir la vida que ahora tenía Derek o si en algún momento preguntó por él cuando desapareció de la ciudad. Hubo noches enteras en las que anhelaba sostener el delgado cuerpo del burgués, amarlo con total libertad, sin sentirse juzgados ante los ojos de una sociedad en la que él no pertenecía. Soñaba con amanecer a su lado como aquella última vez en la que estuvieron juntos, y admirar su belleza angelical para los días posteriores sin temer que huiría otra vez al despertar... sin embargo, Derek únicamente podía hacer eso, soñar... y admitir que aquello no se haría realidad aún le costaba trabajo de asimilar.

Si Stiles era como los rumores que escucho cuando renuncio, habría encontrado un nuevo amante después de su partida, y seria amado por otro hombre a escondidas de su padre sin siquiera lamentar lo que perdió con él cuando se fue... un hecho que sigue perpetuando su corazón con dolor, pero que aprendió a asimilar... Miró con desinterés la ventana de su casa con una taza humeante de té con leche, afuera llovía a cantaros, pero la lluvia era relajante de escuchar en la comodidad de su casa y lo apartaba un poco de su depresivo humor cuando la imagen de Stiles estaba presente en sus memorias. Soltó un suspiro antes de tomar un largo sorbo de su té mientras recapitulaba sus deberes para el día siguiente, sin embargo, bajo la sinfonía del agua cayendo desde el cielo siendo impactada por el duro suelo, logró percatarse a lo lejos de un hombre a caballo acercándose hasta la entrada de su casa.

No logró verlo por completo ante la penumbra de la tarde y de la espesa lluvia al caer, pero dejo su taza en la mesita que tenía a un lado de la venta y corrió hasta la puerta imaginando que se trataría de alguien del pueblo que necesitase su ayuda. Había días como esos, en que los pueblerinos iban hasta la puerta de su casa a preguntarle ciertas cosas porque era el único diplomático en el lugar además del doctor Deaton, sin embargo, cuando Derek abrió la puerta y miró de quien se trataba solo pudo contener la respiración sintiéndose afligido y temeroso...

Stiles bajo de su caballo con su elegancia tan única que poseía, empapado de pies a cabeza y luciendo solo un poco más pálido de lo usual, Derek no pudo ni siquiera reaccionar ante su presencia y eso permitió que Stiles se acercará un poco más, aunque no lo suficiente como para refugiarse en el techo de su casa. Habían pasado cerca de dos años y medio desde que Derek Hale abandonase la escandalosa y gris ciudad de Londres, dos largos años desde que vio por última vez el fino y aperlado rostro de Mieczyslaw Stilinski bajo el fino velo de la noche mientras lo amaba... dos turbios años en los que intento sepultar sus sentimientos por aquel sujeto... que sin un poco de compasión se presentaba frente a su casa luego de haberle roto su corazón.

—¿Vienes a buscarme... —Derek inhalo hondo antes de continuar, sintiendo que en cualquier momento su voz se rompería igual que su poca dignidad—... ¿Después de dos años?

—¿De qué hablas Derek Hale? —contestó arrogante Stiles—. Te busque desde el primer día en que me dejaste, ¿creíste que nunca te encontraría? Soy el hijo de Noah y Claudia Stilinski, ministro interior de la corte real. Por supuesto que te iba a encontrar...

El corazón de Derek comenzó a latir con mayor fuerza y velocidad en su pecho, pero incluso si un rayo de esperanza ilumino el sendero que había renunciado a cruzar, él debía seguir siendo analítico y exigente.

RUDE (AU) [Editando]Where stories live. Discover now