Me sentía algo... incomoda. Luego de que Jaffe me besara y saliera huyendo minutos después, dejándome casi tambaleante en el cubículo del baño. Me tomó unos segundos darme cuenta de que mi corazón se había acelerado y de que me sentía acalorada por todo el rostro, probablemente estaba roja como tomate.
Me senté en el excusado, teniendo la puerta abierta y mirando mi reflejo en el espejo. Necesitaba echarme un poco de agua antes de que Gwen llegara y me encontrara en esas condiciones. Me paré frente al lavamanos y abrí la llave para tomar una buena cantidad de agua entre mis manos y lanzármela a la cara; unas diez veces por si acaso. ¿Qué me estaba ocurriendo? ¿Por qué me sentía de esa manera? Era como si una parte de mí, muy profunda y escondida, sintiese algo; pero mi razonamiento me gritaba que debía estar loca.
Restregué mis ojos y arrugué la frente.
–Idiota –dije a la nada.
–¿Qué esperabas? Es Jaffe –alguien habló a mi lado, asustando una buena parte de mí.
Una chica de cabello largo negro y lacio me miraba con sus ojos claros azules dándome una sonrisita burlona desde el espejo. Ella se estaba lavando las manos, pero no dejaba de mirarme.
Yo la miré sin poder hablar, porque aún estaba atónita con lo que había pasado con Jaffe.
–¿Te comió la lengua el gato? –preguntó, alzando una ceja.
–No –mi voz había salido estúpidamente chillona que tuve que aclarármela.
Ella se echó a reír mientras negaba con la cabeza, haciendo que su fleco cortado perfectamente recto se moviera un poco.
A mí no se me hacía muy gracioso.
–Debe ser un gran besador como para que te deje en ese estado –dijo, mientras se cruzaba de brazos y se volteaba a verme con diversión–. Soy Cassandra –ella liberó una de sus manos para levantarla hacia mí en forma de saludo.
–¿Tú eres Cassandra Fitz? –pregunté sorprendida, dándome cuenta de que había ignorado su saludo.
–Ahm, sí. Supongo que soy la única Cassandra Fitz en la escuela –rió.
¿Por qué se reía de todo?
–Fuiste tú quien le dijo eso a Maddison –dije, y aunque no quería sonar acusatoria, así había sonado.
–Oh, claro... sobre eso –ella hizo una mueca con la boca–. Realmente fue sin querer, ella no paraba de hablar sobre que ella y Jaffe... Jaffe y ella... blah, blah... Y de verdad que estaba siendo muy insoportable escucharla, y bueno, se me salió decirle eso. No sabía que iría a reaccionar de esa forma. Me disculpo por lo que te hizo –mencionó, refiriéndose a mi caída al agua.
–Ya no importa –dije amablemente.
Ella asintió.
–Supongo que no debí haber ido con el chisme de que andan, pero... –¿ella dijo qué?
–Espera, ¿qué? –le interrumpí–, Jaffe y yo no andamos –dije casi a la defensiva.
Ella me miró incrédula.
–Ustedes se estaban besando –miró divertida mi reacción–. Sabes, conozco a Jaffe desde hace un tiempo, y sí, él es un completo idiota, pero en realidad es un buen chico.
–No entiendo por qué me dices esto, entre él y yo no pasa nada –recalqué.
–Jullie –apuntó con su brazo hacia el cubículo del baño en donde me había metido, y Jaffe también–, eso fue algo. Y Jaffe no es tan idiota como parece –caminó a un lado de mí dirigiéndose hacia la salida–. Y sé que tú no eres tan tonta –concluyó, antes de atravesar la puerta y salir al gentío que estaba reunido en los pasillos de la escuela.
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Please Don't Say You Love Me
Teen FictionEsta es la cosa: hay un chico en mi clase de Literatura llamado Jaffe Wayland, y lo conozco desde mi nacimiento, literalmente. Él es un maldito chico arrogante, quisiera aventarlo de un pozo pero temo que regrese en venganza saliendo de alguna telev...