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La Luna debe seguir estrictamente el orden de sus fases.

[...]

Cuando el sonido de la voz de su madre resonó por su habitación, Jisung se levantó de golpe.

No sabe cómo ha llegado hasta ahí y tiene tantas dudas rondando en su cabeza que al poco tiempo comenzó a doler. Como pudo, se puso en pie caminado hasta el baño para lavar su cara, quería pensar que era un mal sueño.

— ¡Sung, baja! — la mujer vuelve hablar. No entiende que la tiene tan impaciente, más que nada cuando era sábado y apenas las nueve. Hoy ni siquiera tiene que ir a trabajar.

Respira profundo, para finalmente comenzar caminar escaleras abajo. Está aturdido y un poco mareado. Lo tenía claro, no era un sueño, por más de que tratara de hacerlo creer, todo había sido tan real, pero no lo comprendía.

— Buenos días, cielo — cuando coloca su pie en el último escalón, la mujer aparece con una sonrisa, besando su mejilla y acomodando su cabello — Me sorprendió saber que al final si fuiste a dormir a tu habitacion — dice. Jisung, solo se mantiene en silencio — Tu desayuno está servido en la mesa, Minho ya esta allí.

— ¿Mi... Minho?

— Sí, el invitado. Se ha levantando temprano — El corazón de Han comenzó a latir rápido, su cerebro a ordenar todo lo sucedido.

—  ¿Sung? — la castaña llama su atención, se ve algo pálido. Su hijo asiente — Amor, la señora Yun nos ha llamado a tu padre y a mi.

La Señora Yun es la jefa del trabajo de su padres. Ambos son veterinarios, en uno de los mejores lugares de su ciudad.

— Ya sabes como es, salió muy de imprevisto, pero quiere hablar con nosotros — explica, escuchando a su padre venir hacia ellos — Vamos a ir a su casa.

No era la primera vez que iban a desayunar donde la señora Yun, a decir verdad tenía una muy buena relación. La mujer hasta había sido una de las damas de honor en la boda de sus padres. Jisung sabía que ir a su casa significaba que no regresarían hasta horas de la tarde.

— Ya hablamos con Minho sobre ausentarnos y Sung se que no lo conoces, pero no podiamos negarnos, así que tu padre y yo pensamos en que pueden divertirse juntos y así conocerse  — menciona sin saber que podrían realmente hacer — No se como se divierten los jóvenes hoy en día la verdad, pero haznos el favor de llevarte bien con él, es solo un año mayor.

Toda aquella información llega a oídos de un peliazul muy confundido.

— Toma — sus padres ya parecían estar listos para marcharse. El señor Han a sacado dinero de su billetera y colocado en sus manos — Puedes llevarlo al cine.

— Te amo, cielo — a la voz de su madre, la acompaña un dulce beso de despedida en su mejilla.

Jisung permanece estático ante todo, sin decir o pronunciar palabra. Y así se mantuvo hasta que la puerta principal de su casa después de escuchar como se abría no duró mucho tiempo en cerrarse.

Mira los billetes que se encuentran en su mano, tratando de respirar, calmarse y pensar con claridad. Necesita respuestas y sabe que estas se encuentran al doblar hacia la izquierda.

Sobre el comedor, Han puede observar, colocado como casi todas las mañanas: café, leche, galletas y tostadas con mermalada o mantequilla. Sentado plácidamente mientras se come una galleta, se encuentra un chico rubio, aparentemente ya bañado.

— ¿Qué demonios eres?

Minho levanta la mirada de sus tostadas — Buenos días a ti también.

— No estoy jugando.

By The Moon ஜ Minsung Kde žijí příběhy. Začni objevovat