Capítulo 12

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Domingo 29 de marzo

El domingo por la noche decidió darse un baño para destensar el estrés acumulado a lo largo de toda la semana. Se sumergió en el agua hirviente de la bañera y se hundió hasta la nariz para poder respirar. Cerró los ojos y así permaneció hasta que empezó a sentir la piel arrugándose, adhiriéndose a su cuerpo. Se había dedicado a flotar por el universo que resultaba ser su mente, sopesando que tenía que hablar con su hermana para encontrar apoyo moral para aquella cena que tanto la preocupaba pero a la que debía hacer frente de una vez.

No iba a acabarse el mundo por eso. Quizá se daba un tropezón y se caía al suelo, pero iba a saber colocar las manos para amortiguar el golpe y volver a levantarse para continuar adelante. Como le repetía en numerosas ocasiones a su mejor amiga, no era una cría y tenía que enfrentarse a las situaciones que tocara sin esconderse. Aquella era una de esas veces.

¿Qué era lo peor que podía pasar? ¿Que sus padres tuvieran bronca con ella? Bueno, había tenido quince años y vivido bajo su techo mucho más tiempo, no sería la primera por la que pasaría. Además, una vez hecho, de ahí solo iba a poder ir para arriba. También, tarde o temprano, sus progenitores iban a tener que comprender que, a veces y por mucho que se quisieran, las personas eran capaces de hacerse mucho más mal que bien. Y lo mejor era cortar por lo sano, aunque lo cierto es que ella había tardado más de la cuenta en hacerlo.

Muchas segundas oportunidades gastadas, y muchas recaídas, muchos "vuelta a empezar" y muchas más disculpas vacías, huecas. Porque su relación se convirtió en un bucle, se había dado cuenta tras los numerosos intentos por hacer que funcionara. Aaron no era para ella ni ella era para Aaron. Y ya está, no pasaba nada. Al principio dolió, estaba enamorada de él, llevaban muchos años juntos, fue su prometido y había sido su primera vez en muchas cosas. Pero consiguió superarlo, podía hacer lo mismo con sus padres, ponerse al frente y plantar cara.

"Aquí estoy yo".

Se rio de sus propios pensamientos y salió del agua por fin sin mucho más que hacer allí. Se secó y puso una playlist de todas las que tenía almacenadas en su Spotify para amenizar un poco la preparación de su cena, una simple tortilla francesa con cebolla y pimiento muy bien cortados. "Pobres diablos no grax", como la había terminado titulando un día cualquiera en el sofá de su amplio salón.

Pero esa playlist le traía recuerdos, buenos recuerdos junto a una persona que creyó ser la definitiva. Ella, romántica desde pequeñita. Acordarse otra vez de él la puso de mal humor, pero al tratarse de buenos momentos acabó sonriendo, lo que la llevó a sopesar muy seriamente hacer algo. ¿Estaba mal si le escribía para hablar las cosas? Él tenía razón, no habían hablado nada desde que ella salió corriendo del piso que habían compartido juntos durante un par de años. Quizá y sólo quizá no era mala idea hacerlo, para cerrar el círculo y hacerle entender que, más allá de una relación cordial, no iban a poder ser mucho más.

Tampoco quería perder a una persona con la que había pasado tanto. Al fin y al cabo fue su pareja durante muchos años, su primer amor, su primera vez en muchas cosas y había estado prometida con él, como ya hubo mencionado. Se merecían acabar mucho mejor de lo que lo habían hecho, a pesar de todo lo malo, a pesar del daño que se habían hecho.

Así que ahí estaba una hora después, tras haber recogido y limpiado la cocina luego de acabar la cena, con un chat en blanco debajo de sus pulgares. Repasó sus últimos mensajes de hacía ya un par de días. En todos suplicaba una segunda oportunidad y una conversación para volver a encajar las cosas entre ambos, pero no iba a poder ser, ya no más.

"Hola"

"Haces algo mñn dsp de las seis?"

Cruzando el límiteWhere stories live. Discover now