—Tienes que elegir, o te casas, o te despides de tu fortuna. —No quiero casarme, el matrimonio apesta, además, el tipo con el que quieres casarme es horrendo, no somos compartibles. —Dale una oportunidad a Yut Lung, son de la edad y tiene una buena posición. —Solo te interesa tener más territorio, es un matrimonio arreglado. —Ash, promete pensarlo. —No.
Ash lynx se encontraba en apuros, su padre adoptivo, Dino Golzine, quería cuanto antes que se casara, pues le quedaba poco tiempo y debía entregarle todos sus vienes a sus herederos. Ash camino por un parque y se dejo caer sobre una banca suspirando mientras pensaba que hacer.
—Yut Lung es una víbora, además si debo casarme debería ser con alguien que me guste al menos. Que fastidio. —Disculpa, ¿te gustaría una fotografía? Es instantánea a solo 3 dólares. —Pierdete. —Si, lo siento.
Ash miro al joven retirarse. Su cabello era negro y profundo, alto, de rasgos asiáticos pero parecía un niño. Algo dentro de él lo cautivo.
—Oye, regresa. —¿Cambiaste de parecer?— dijo sonriendo. —Pensandolo bien no, eres bastante feo, así que fuera. —Todos los americanos son idiotas, vete al diablo— dicho esto le mostro el dedo medio. —¡Oye!
El chico salio corriendo antes de que pudiera acercarse.
—Imbécil…
Miro al suelo y una tarjeta se encontraba tirada.
—Fotografía Okumura, servicio garantizado, número bla bla bla… jaja creo que esto podría ser muy divertido— cogio su teléfono y marco riéndose— Hola Yut, ¿que haras esta noche? Porque no salimos al parque.
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Ash se puso su mejor ropa y se dirigió al encuentro de Yut Lung. Espero pacientemente hasta su llegada. En cuanto le vio se puso de pie y extendio sus labios para besarle pero este solo le ignoro y de inmediato tomo asiento.
—Que grosero eres, solo quiero llevar la fiesta en paz. —Sabes que no me agradas. —¿Por qué diablos te peinas como una mujer? —Porque se me da la gana. A todo esto que quieres, estaba muy ocupado. —Ya que nos casaremos creí que debiamos tener una foto, para hacerlo oficial, ya sabes. —¿Quieres esa cursilería? Por mucho que te esfuerzes nunca seras de mi agrado, no podras seducirme. —No estoy loco para seducirte, que asco. Ho, mira, ahí viene el fotógrafo. —Buenas noches, fotografía Okumura a sus órdenes… ha… ¡TÚ!— miro sorprendido a Ash.
Ash sonrió y se puso de pie, camino hacia el joven pelinegro y lo tomo del hombro.
—Yut Lung, te presento a Eiji Okumura, mi futuro esposo. . . . Proximo capítulo: ¡Haré las cosas a mi manera, nadie puede conmigo¡
