ʟᴀ ᴀᴘᴜᴇsᴛᴀ

La Apuesta | 4

Al otro día todo fluía con normalidad.
Anthony sacó a relucir su inteligencia al sacar la mayor nota de todo su salón. Iba en clases avanzadas. Razón por la cual no veía tanto a sus amigos.

Hoy tuvo la oportunidad de reencontrarse con Rhodey quien no le habló desde lo sucedido ayer.

Se aproximó a él para arreglar las cosas.

—¿Aún sigues molesto? —preguntó en tono burlón.

—¿Sigues siendo un idiota? —atacó de la misma forma.
Siempre apoya a su amigo en sus locuras, pero esta locura en especial no es de su agrado.

—¡Tony! —exclamó un vocecita tierna.
Steve venía hacia ellos con la chaqueta del castaño en manos.

—Creo que eso responde mi pregunta —giró sobre su propio eje para irse de ahí. El genio no tuvo oportunidad de protestar.

Rodó los ojos y regresó la mirada al pequeñín que ahora estaba frente a sus ojos.

—Steve, ¿sucede algo? —infló las mejillas, no estaba planeado volver a verlo, pero allí estaba, justo a unos pasos.

—Em... Yo... Yo olvidé devolverte esto ayer —le tendió la chamarra nervioso. Estar cerca del moreno le ponía bastante tonto.

—Oh, gracias —la tomó y colocó sobre su hombro. Ambos se quedaron parados sin decir nada, el ambiente se tornó denso e incómodo.
Steve sonrió para retirarse con lentitud.

—Steve —habló el moreno ocasionando que el de ojos azules se detuviera.

—¿Si? —volteo para mirarle.

El castaño guardó silencio dudoso, ¿de verdad lo haría?
Porque para lo que él sería un juego, para el rubio frente suyo sería tan real. Aunque bueno, él nunca se enterara, ¿o si?

Con esa idea en la cabeza se decidió, aclaró su garganta antes de hacer su ofrecimiento.

—¿Has ido a Donut kingdom? —Steve negó—. Preparate, te llevaré este domingo —dijo feliz.

El Omega rubio se quedó sin habla, tendrían una segunda cita. Eso significa que Tony está a gusto a su lado.

—Hasta el domingo —pronunció finalmente.

—Hasta el domingo, bonito —alborotó  los cabellos rubios del chico. Steve solo pudo atinar a sonreír.

Una segunda cita podría ser el principio para algo más formal y duradero.

[•••]

No podía ocultar la alegría, su rostro contenía una enorme y brillante sonrisa.

Ni siquiera lograba poner atención a la clase de filosofía.

—Tierra llamando a Steve —movió la mano delante de los grandes ojos azules—, repito, tierra llamando a Steve —hizo un chasquido que sacó de su nube al rubio.

—¿Qué pasa? —preguntó alterado.

—La clase terminó hace 7 minutos —comentó Charles—. ¿En qué tanto piensas?

—Volveré a salir con él —suspiró enamorado.

Charles frunció la boca, no confía mucho en Tony, él y sus amigos tenían una mala fama.
Ese tipo de fama donde se dice que no salen con un Omega por más de una semana y que solo buscan una cosa.

—No te ilusiones, no es para tanto —palmeó su espalda. No quería ser quien le rompiera las esperanzas, pero alguien tenía que hacerlo.

—No seas tan aguafiestas, Charles —se quejó Clint.