La Apuesta | 7

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—Piensa en cosas feas, piensa en cosas feas —repetía una y otra vez esperando el bulto en su pantalones bajara—. Piensa en las asquerosas muestras de afecto entre Bucky y Clint —se echó agua en la cara—. ¿Por qué no baja? ¿Qué haré ahora? —gruñó con frustración.

—¿Todo va bien allí dentro? —preguntó Strange del otro lado.

—¡Sí! —aunque en realidad es un no.
—Vamos, sé valiente, Steve, sal y finge que no pasa nada —se animó.
Tomó su chaqueta para que no fuera tan notorio, con la frente en alto abrió la puerta del baño caminando con una seguridad que ni él sabía que tenía.

—¿Está todo bien? —interrogó al ver como trataba de cubrirse la entrepierna.

—Sí, me di cuenta que tenía una mancha y  al tratar de quitarla me llené de agua —habló seguro de su mentira.

—Tal vez tenga un pantalón por aquí que te pueda prestar —lo miró y asintió para ir a su armario.

—No tienes que hacerlo, es agua —sonrió mostrando sus dientes.

—De acuerdo —tomó dos camisas y salió con una en cada mano—. ¿Cuál de estás dos se me vería mejor? —le mostró una y después la otra.

—La azul —la apuntó—. No sabía que tenías un compromiso —ya estaba un poco más relajado y había dejado aquella tensión de lado.

—Sí, la mamá de Thor tendrá una gala para exhibir sus pinturas —hablaba mientras abotonaba la camisa—. De hecho iba a pasar por ti, pero tú viniste a mí —le guiño un ojo y el calor nuevamente subió por el cuerpo delgado del ojiazul.

—No creo estar vestido para la ocasión —señaló su vestimenta.

—Luces hermoso —halagó el alfa.

—También tú, Stephen —admitió tímido, todo este día había resultado un vaivén de emociones para Rogers.

—¿Eso es un sí, frutilla? —se ponía el saco.

—Es un sí —asintió repetidas veces con la cabeza.

—Genial —suspiró—. A todo esto, ¿por qué no me avisaste que venías?

—Yo quería darte una sorpresa y también te traje de... Rayos —se detuvo al caer en cuenta que no había bajado las donas del auto de Tony.

—¿De rayos? —rió por lo bajo.

—No, digo que olvidé la caja de donas en el auto de Tony —se cruzó de brazos y bufó.

—¿Tony te trajo? —trató de no sonar como un celoso, pero en verdad estaba celoso del castaño.

—Emh, sí, estábamos en una cita y le surgió un pendiente —dijo tratando de ignorar la tensión en la habitación.

—Ya veo. Él te dejó, decidiste venir con tu plato de segunda mesa —frunció el ceño.

—¿Qué? —negó con la cabeza—. No, yo sólo quería ver a mi amigo, no tengo muchos amigos, siento haberte molestado —suspiró triste, se puso la chamarra para irse de la habitación. Agradecía que su erección ya no estuviera.

En definitiva este había sido un día de mierda.

—¿Se va tan pronto, joven? —de la nada apareció la mujer que hace un rato lo atendió.

—Sí, creo que no soy bienvenido —hizo una mueca.

En la habitación Stephen se maldecía por haber reaccionado así, Steve no tenía la culpa, él sabía que tenía una relación con Tony, él aceptó ser su amigo, pero por amor al universo era imposible no sentirse celoso.

—¡Alto, Steve! —gritó bajando lo más rápido que podía.
Su respiración estaba agitada—. Lo siento, olvida lo que pasó allá arriba, ¿podrías?

—Está bien, Stephen —sonrió. Se sentía aliviado de que las cosa no se hizo grande, pensar en perder la compañía de Stephen... Ni siquiera quería pensarlo, el Alfa tomó un gran significado en estos pocos días.

—Lamento haber reaccionado así, es sólo que no confío en la intenciones de Stark —gruñó—. Lo conozco y no quiero que salgas lastimado —tomó a Steve entre sus brazos, lo atrajo con fuerza, quería recordar ese abrazo por la eternidad.

—Gracias por preocuparte, pero estaré bien —escondió su rostro en el pecho del más alto.

—Dejemos el sentimentalismo que se nos hará tarde —habló sin dejar de abrazar al Omega—. Jade, le avisas a mamá que llegaré tarde.

[•••]

La galería estaba repleta de personas admirando las bellas obras hechas por Frigga.

—¿Stephen vendrá? —preguntó por décima vez en el día el pequeño Loki.

—Ya te dije que sí, ahora ve a joder a alguien más —a veces su hermanastro era insoportable.

—No seas duro con él, Thor. Está enamorado —dijo su pareja que también era amigo de su hermanastro.

—Es que me saca de mis casillas, Brucie pooh —depositó un beso en los labios de su amado.

—Me dan asco —hizo un ruido raro.

—¿No te dije que te fueras a joder a otra parte, Loki?

—Muérete —sacó su lengua.

—Tú primero, castroso —atacó.

—Te voy apuñalar —amenazó.

—Quiero verte intentarlo, hermanito —ellos siempre peleaban y se amenazaban de muerte, aunque en el fondo sólo era un juego.

—Basta —se puso en medio de ambos—. Estamos en lugar público —miró mal a ambos, sobre todo a su novio que era el mayor de los tres y en él debía caber la prudencia.

—Ash, uno ya no puede amenazar con apuñalar porque luego luego lo detienen —miró sus uñas.

—Aquí están mis niños —Frigga llegó con sus hijos y les apretó las mejillas—. Miren a quien me encontré —Stephen venía detrás de ella.

—¡Stephen! —sus pupilas se dilataron al verlo nuevamente—. ¿Qué hace este aquí? —quería asesinar con la mirada al rubio, como se atrevía a venir con su hombre y ¡tomados de la mano!

—Loki, ¿dónde están tus modales? —regañó su madre.

—Entonces, ¿tú eres el famoso Steve? —Thor escuchó a su amigo más de una vez hablando de lo increíble que era.

—Ese soy yo, aunque no creo ser famoso —extendió su mano.

—Eres más famoso de lo que puedes imaginar —miró a Stephen con complicidad—. Yo soy Thor, el mejor amigo de Strange —estrechó su mano con la del Omega—. Y este bello ser de por acá es mi novio, Brucie Pooh —presumió orgulloso.

—Un placer conocerte, Brucie Pooh —dijo Steve.

—Ay no, dime Bruce —rió estrechando la mano con el ojiazul.

De esa forma Steve conoció un poco más de la vida del Alfa, conoció personas con las que congenió bastante bien, los amigos de Stephen lo hacían sentir como parte del grupo.
Realmente se la pasó bien estando con ellos, claro sin contar las miradas asesinas que recibía por parte del Loki.

Y Stephen, Stephen se sentía en el cielo estando junto a Steve, aunque sólo fuera por un momento. 

ʟᴀ ᴀᴘᴜᴇsᴛᴀOnde histórias criam vida. Descubra agora