Capítulo 2

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New Jersey - Febrero del 2003

Estaban a punto de dar un concierto en su ciudad natal, aquella ciudad en donde inició todo, estaban más drogados que nerviosos, todos menos Frank, él aún era consciente de sus actos y de lo que pasaba a su alrededor. Tanto así que cuando subieron al escenario y Gerard empezó a decir cosas incoherentes en el micrófono, este solo empezó a tocar la guitarra callándolo y señalándole a sus compañeros, también drogados, que lo tenían que acompañar… Era un concierto brutal y lleno de energía, pero fue una sorpresa total para el público y para él cuando Gerard se le acercó para unir los labios con los suyos en, lo que para él fue, un mágico beso… el menor no se inmuto, es más, le siguió el juego solo para soltarlo 10 segundos más tarde.

Eso fue todo, un beso en medio de un concierto frente a 200 personas bastó para dejarlo completamente prendido de aquel pelinegro alto y regordete. Tal vez no era el tipo más atractivo, pero había algo en su personalidad y en su forma de ser que le volvía loco.

Pero para buena suerte del chico de baja estatura, las cosas no terminaron ahí, cada vez había más y más besos dentro del escenario y también fuera de él, en los camerinos y en el bus de la gira, uno que otro apretón y caricias indecentes, no paso mucho tiempo hasta que Gerard terminara en la cama de Frank después de un concierto, ambos desnudos y llenos de adrenalina.

Gerard había conseguido un amante apasionado y locamente enamorado de él, mientras que Frank había encontrado en Gerard a su mejor amigo y primer amor, de hecho Gerard fue para Frank el primero en muchas cosas, aún a pesar de que ya había tenido varias novias en el pasado, nada se comparaba con esto. Dormían juntos todas las noches durante la gira, no solo por alguna clase de cita sexual, era más porque al mayor de los dos siempre le había incomodado el dormir solo, tenía miedo de despertar en las noches y encontrarse en completa soledad, pero para eso estaba Frank ahora, ya que era muy grande como para dormir con Mikey, su hermano.

Al menor no le molestaba para nada sus extraños rituales de sueño, la posición en la que dormía o las pocas horas que lograba conciliar el sueño, de hecho esto le agradaba ya que él tampoco dormía mucho. Cada vez que uno de los dos se despertaba en medio de la noche, el otro estaba ahí para acompañarlo en su desvelo.

*****

 Esa era su historia, esa era su vida, la vivió y disfrutó al máximo mientras duro…

Pero ahora estaba ahí, completamente solo en la habitación de un hotel, sin poder dormir, sin arreglar sus ideas y pensamientos, pensó pronto en llamar a la única persona que sabía estaría despierto a las 2 de la mañana.

Había estado pensando en llamarlo desde hace tiempo, pero solo hasta ahora se decidió a hacerlo.

El teléfono sonó una, dos, tres veces y nadie respondía, Gerard nunca demoraba tanto en responder una llamada. Colgó apresurado cuando el décimo pitido sonó y nadie contesto. “De seguro está dormido” pensó. Se levantó, tomó el teléfono de la habitación y  marco el número de “servicio a la habitación”.

-Hola, sé que es muy temprano todavía pero ¿podría por favor traerme un café bien cargado?- Jugaba con su uña en el cable del teléfono mientras esperaba la respuesta por parte de la encargada.

-Claro señor Iero, no es molestia. ¿Alguna otra cosa?.- Ofreció la chica desde la otra línea.

-Bueno…- Meditó.- Si pudiera traerme toda la jarra de café no estaría mal.- La chica rió del otro lado pero después contestó.

-Claro señor, enseguida.

Mientras esperaba su café decidió tomar una ducha, se veía realmente mal y no quería que su mujer notara su pesadez y mala noche cuando llegara a casa… su mujer, Jamia, aquella dulce chica que había conocido desde la preparatoria, aquella que había sido su primera novia y ahora claro, su esposa y madre de sus hijos… Si esa pobre mujer supiera todo por lo que había pasado antes de llegar a ella con una apresurada propuesta de matrimonio...

The Last Goodbye.Where stories live. Discover now