10.

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—Quiero... Quiero disculparme por el escándalo que te hice esta mañana.

JeongGuk se volteó, abriendo la puerta de su hogar, el que no veía hacia una semana. Sonrió, porque le gustaba estar allí. YoonGi había estado callado la mayor parte del día después de lo que había sucedido esa mañana. Sabía que se sentía mal por haber reaccionado como un maniático. El castaño no consideró de que había estado celoso, no, ellos dos no se amaban, lo que sí, pensó de que había sido posible que el hecho de visitar a su amigo le haya hecho recordar cosas de su infancia que Jeon procuraba de que se quedaran mejor en el olvido.

—Te dije que no es nada, ya te perdoné.

—No puedes perdonar a alguien así de rápido —evitó traer el silencio, entrando a la casa. Se notó un poco afectado, pero siguió de largo. JeongGuk cerró la puerta con seguro, suspirando. Los dos tenían maletas en sus manos, una más de YoonGi porque le había comprado suficiente ropa. Los dos guiaron sus cosas al cuarto en la segunda planta, dejándolo cerca de la cama. El omega se encargaría temprano que ya todo estuviese dentro del armario para que JeongGuk pudiera encontrar sus prendas con mayor facilidad. Ambos se sentaron, agotados. Ese día había sido horrible, más para el omega. No había querido hacer nada. Mientras tanto el alfa no le había quitado un ojo de encima, y había intentado mimarlo mucho para que supiera que él estaba allí, a su lado, y no viviendo lo mismo que con su familia.

—Eres mi omega, es mi deber perdonarte cuando sepa que no has hecho las cosas porque quieres, sino porque has recordado a tu familia —comentó, tomando su mano con cuidado. YoonGi sintió que no lo merecía, en serio, porque era demasiado dulce como para él, algo que nunca había podido imaginar, alguien quien en serio le tratara como lo que era, un omega, una persona. ¿Así no se suponía que fuese un alfa?, se preguntó inquieto porque nada de ese chico concordaba a como imaginaba a los alfas, a como los veía en la calle. ¿Cómo eran en serio? ¿Cómo su padre? ¿Un hombre que lo único bueno que hacía era comer y echarse luego a dormir? ¿O preñar a su omega, para luego enojarse con ella y hacerla de una esclava dependiente?

El omega se sintió indefenso ante esos recuerdos, y sólo observó la mano que aguantaba la suya con cariño para querer cambiar de tema con rapidez. Entonces, captó algo extraño en ellas.

—¿Qué te pasó en las manos?

JeongGuk miró lo que le había preguntado, poniéndose un poco nervioso que de repente al omega le hubiese dado curiosidad saber sobre sus manos. Las alzó un poco para que lograra observar mejor lo que parecía estar pintado en ellas.

—Cuando era más pequeño, mi padre peleaba mucho con mi mamá —dijo, haciendo que la curiosidad de YoonGi entonces aumentara. Bien, ambos venían de lugares no tan distintos, pensó—. Él es una persona agresiva de por sí, y es un alfa regular muy fuerte, recuerdo que cuando se enojaba, inundaba la casa con un aroma agrio y ácido, y eso me asustaba mucho. Mi mamá también estaba asustada la mayoría del tiempo y dejó de prestarme atención para que no fuese regañada por él. Cuando yo me equivocaba en cualquier cosa, por más pequeña que fuese, él se enfurecía. Y como consideraba que yo no tenía la culpa, iba a pegarle a mi madre porque fue ella quien me parió. Ya sabes, es como cuando un hombre deja a su mujer porque quiere un macho, y sólo le salen puras niñas a su esposa, sin saber que es el cromosoma masculino quien decide qué género será el bebé. Debido a esto, ella... ella tomó un tipo de fobia hacia mi, y siempre procuraba hacer las cosas bien para que ella no fuera la víctima de la crueldad de mi padre. Cada que me veía, estoy seguro pensaba que yo tenía los mismos ojos que él. Y... Bueno, estas marcas aparecieron cada vez que él le pegaba. Sus gritos, cuando era pequeño, hacían que me orinara encima incluso y mi madre se enojaba porque tenía luego que limpiar el piso estando toda golpeada. Así que empecé a comerme la punta de los dedos para aguantar el terror que me daban esas noches donde venía agresivo. Total, se manchaban un poco las sábanas, pero no era que se vieran mucho. Siempre escondía lo que estaba sucio y también mis dedos. Esa manía perduró hasta... hasta hace poco. Ahora que ya no están cerca, no lo he hecho. Me siento tranquilo.

Anormal [KookGi]Where stories live. Discover now