27.

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JeongGuk todavía no comprendía cuál era el asunto, pero allí estaba, detrás de YoonGi mientras este corría

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JeongGuk todavía no comprendía cuál era el asunto, pero allí estaba, detrás de YoonGi mientras este corría. La mañana era refrescante cuando habían empezado el trayecto, pero a dos horas de el comienzo de este, sentía que ya no podía más. Estaban en un lugar que él nunca había visto en la vida. Con una cara frustrada por haber comido poco y que sus pulmones comenzaran a arder, se acercó con rapidez donde el omega, poniendo una mano en su pecho para detenerlo. Este lo hizo, mirándolo. Tenía los cabellos adheridos a la frente por el sudor.

—¿Qué pasa?

—Hemos estado corriendo hace mucho tiempo, tomemos un descanso.

El omega suspiró, asintiendo al final de cuentas porque lo que decía era cierto. Los dos se dirigieron a una parte con varios árboles, donde abundaba el aire fresco y el movimiento delicado de los árboles brindando sombra. Se sentaron en uno de los bancos, observando a la gente que igual que ellos habían decidido que hacer ejercicio por la mañana era una buena idea. YoonGi se secó la cara con su brazo, respirando hondo antes de girar y ver a un chico con una pequeña máquina de helados. Se revisó los bolsillos, notando que tenía aunque fueran cinco dólares.

Se giró donde estaba descansando JeongGuk.

—Voy a comprar helado. ¿Quieres?

—Ah, sí —respondió, intentando acostarse en el lado restante donde estaba. YoonGi se levantó, caminando hasta el muchacho que vendía helados. Este le miró, deteniendo el sonido de la campana. Siempre les había visto. Sonar la campana y gritar que tenía helado era buena manera de que los niños le vieran. YoonGi observó al hombre, poniéndose tenso de repente—. Buenos días.

Este también se puso tenso al reconocer quién era.

—Buenos días... YoonGi. ¿Estás bien?

—Ah, sí, sí... Estoy bien, ¿de qué tienes?

El chico miró.

—De parcha, coco, arcoiris y chocolate. Los de cono cuestan un dólar, pero si los quieres en vaso son dos dólares.

—Los conos se ven extraños, así que dame dos vasos, uno de chocolate y el otro de arcoiris —dijo. El muchacho de los helados empezó a hacerlos, y YoonGi le miraba—. ¿Todo bien en tu vida? Hace años no te veía.

—Ah, la verdad pues no. Luego de salir de la escuela todo ha sido un fiasco. Mamá se murió y papá se tomó el atrevimiento de irse a comprar cigarros, me dejó cuidando a mis hermanos —le dijo. YoonGi seguía mirándolo. Había cambiado en todo ese tiempo, ya no tenía la cara redonda ni los ojos grandes—. Yo... trabajo en esto y en un restaurante casi todo el día, es lo menos que puedo hacer.

—Ah, entiendo.

—¿Y tú? ¿Vas bien?

—Sí, voy bien. Mejor de lo que dijeron tú y tus amigos hace años, supongo.

Anormal [KookGi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora