Naranja

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Liv a sus cinco años era una niña con demasiada energía, traviesa y obediente, con sus cabellos rebeldes y rojizos destacaba a donde ella fuera, incluso en la luz del atardecer, su cabello y la sonrisa que adornaba en su redondo rostro iluminaba el gran patio trasero en el que corría.

—¡Mamá, mira un comejo!—Grito la pequeña mientras perseguía al pequeño conejo quien corría de ella.

La morena sonrió, acercándose a su hija, la tomo de las axilas y la hizo girar en el aire, la pelirroja soltó un grito de la sorpresa para después carcajearse mientras daba vueltas.

—Es hora de que dejes al pequeño conejo en paz y me acompañes a hacer las compras Livi—le dijo Marinette tomándola en sus brazos—. Vamos a cambiarte y limpiarte, despídete del conejo.

—¡Adio señor comejo!—grito la niña desde los brazos de la morena.

Una vez dentro de la casa, la niña se removió entre los brazos de su madre y se bajó de estos.

—¡Yo quiero elegi y cambiad mi ropa, yo cholita!—exclamo a niña mirando a su mama fijamente—¿Si mami?

Marinette suspiro y sonrió—Esta bien, pero elige algo abrigador, ¡No corras por las escaleras Liv!—Le grito al ver a la pelirroja correr hacia las escaleras, frenándola por completo.

—Si mami—respondió la pequeña subiendo lentamente por la escalera.

Marinette nunca se arrepentiría de su decision, dos días después hizo los suficientes papeleos y con contactos que ella tenía gracias a Alya, había podido adoptar a su pequeña llama roja en una semana. había sido la pequeña flama que necesitaba para iluminar su camino que se encontraba a un en penumbras, se había dedicado plenamente a su hija, la panadería y trabajar de manera incógnita con la marca Louis Vuitton. Le había costado trabajo hacer todo eso mientras educaba y cuidaba de su hija, pero cada sacrificio había valido la pena si podía verla correr en el patio de la nueva casa que había adquirido.

Ella se sentía feliz y plena después de tanto tiempo.

Liv se presentó frente a ella con unos mallones negros, una falda de tul rosa y una blusa manga larga rosa con negro la cual tenía un conejo blanco en medio.

—¡Estoy lista!—Liv, se dio la vuelta para enseñarle su look a su madre, Marinette soltó una risa divertida y le beso su mejilla regordeta, sabía que su hija tenía el mismo sueño que ella, ser una gran diseñadora de modas—¿Te gusta mi look mami?

—Me encanta, serás una gran diseñadora algún día—observo como la sonrisa de su hija se hacía aún más enorme, esto le lleno en su pecho una sensación cálida—Vamos, ponte tus zapatos, nos tenemos que ir.

La pequeña asintio y corrió hacia la entrada, tomo sus botas favoritas (estas eran rosas con blanco con un pequeño algodón en forma de cola de conejo en la parte de atrás) y salió de la casa junto con su madre, se subieron a la camioneta que se encontraba en la cochera y salieron rumbo a la ciudad.

Aún seguían viviendo en el pueblo donde se había acentuado hace algunos años, se sentía tan a gusto vivir en aquel pueblo que tener la idea de irse a vivir a ciudades le causaba estragos en su ser, únicamente iba a la ciudad más cercana (la cual estaba a una hora de su casa) por provisiones o por asuntos de trabajos, aunque normalmente compraba en el mercado del pueblo, Liv necesitaba algunas cosas que se encontraban en la cuidad.

Llegaron al supermercado más cercano, bajaron del carro y se adentraron en él, Liv era una amante de los supermercados, le encantaba observar los productos que se tenían, además que ella era la encargada de la lista de compras que Marinette le daba.

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⏰ Last updated: Apr 10, 2020 ⏰

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