Manchas de Suciedad [Yuwu]

1. Prólogo

Una vez, Chonghua había producido a dos generales jóvenes y prometedores, como cuando el agua conoce al fuego, ambos eran tan diferentes como se puede ser.

El que era como el agua se llamaba Mo Xi; con una naturaleza fría, practicaba abstinencia y hasta el momento siempre había estado soltero. Dentro del ejército, los intereses sobre cuándo el General Mo finalmente ofrecería su virginidad habían crecido hasta el punto de que podrían llenar el bolsillo de cualquier hombre pobre con diez mil piezas de oro en una noche.

El que era como el fuego se llamaba Gu Mang; con naturaleza cálida, siempre lleno de sonrisas y adorado por las damas como joyas preciosas. Si tuviera que pagar de su bolsillo cada vez que besó a una chica, entonces probablemente tendría que empeñar todas sus posesiones, incluyendo su ropa interior, para poder pagarlo.

Hubo un día, mucho antes de que Gu Mang cometiera un acto de traición, donde, por un capricho repentino, tomó un libro que él mismo había compilado y corrió hacia Mo Xi para pedirle que escribiera su opinión sobre él.

En ese momento, el General Mo estaba sosteniendo varios tomos de libros, sus manos llenas con asuntos militares, así que sólo pudo preguntarle al General Gu una cosa: “¿Qué escribiste?”

“Todo” Gu Mang explicó con entusiasmo. “Finas exquisiteces, experiencias personales, apuntes de viaje de las montañas y los ríos, catálogos de armas, y otras cosas triviales.”

Mo Xi aceptó el libro, y tomó el pincel en su mano, mojándolo con la tinta mientras se preparaba para comentar. 

Cuando Gu Mang terminó de hablar, sonrió y añadió: “También escribí sobre ti”.

Mo Xi se alarmó por esto de repente, pausó el movimiento de sus manos y levantó la vista hacia él.

“...¿Qué escribiste sobre mi?”

Gu Mang respondió con honestidad: “Una descripción real de nuestros eventos del pasado”.

“¿Cuáles eventos del pasado?”

Gu Mang se rascó la cabeza, y sonrió desvergonzado con un pequeño ‘jeje’, y luego respondió rápidamente: “Todos”.

“......”

Mo Xi no respondió, lo miró por un momento antes de bajar sus pestañas. Entonces, con una expresión indescifrable, escribió dos líneas cruelmente frías en caligrafía regular:

“ESTE LIBRO ESTÁ PROHIBIDO, TODOS LOS TRANSGRESORES SERÁN CASTIGADOS”.