capítulo uno.

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Suspiré pesadamente, duele que toda la sociedad se burlen de ti y duele mucho más que tus fanáticas, en mi caso, beliebers, se burlen de mí.


Sé qué algunas no lo hacen con mala intención, pero también sé que otras sí.


Lo peor es que me insultan y se burlan de mí solo por mi color de cabello.


Exacto, me tinturé el cabello muy rubio y ahora todos se burlan de mí.


Puede que lo encuentran absurdo, pero para mí no, soy muy sentimental y sensible, puedo llorar con facilidad.


Hasta no he querido entrar a ninguna de mis redes sociales, para no ver aquellos insultos y dañarme más psicológicamente. Porque sí, un simple comentario si puede llegar a lastimarte, como me ocurre a mí.


Suspiré nuevamente.


Acabamos de comer, ya estábamos listos para poder volver a casa, así que levanté mi mano, llamando la atención del mesero.


Él caminó hacia mí, con educación me preguntó que necesitaba, y de igual modo, le contesté lo que quería.


Él a los minutos volvió, con una boleta en la mano, me la entregó y se despidió, en la boleta indicaba que debía cien dólares, sin dudarlo iba a pagar yo, ya que fui yo quién invitó.


Avisé que iba a pagar yo, mi mamá y unos amigos se interpusieron en mi decisión, pero acabaron accediendo.


Entonces pagué, dejando más dinero para la propina de aquél mesero.


Ahora se viene la locura, podía observar como afuera del local había millones de paparazzis, al igual que fans.


Miré con una mueca en mi rostro a mi madre, ella sonrió, intentando alentarme. Me paré y el resto de los que estaban en la mesa también lo hicieron, nos dirigimos a la puerta del restaurante y Hugo las abrió.


Otros guardaespaldas que tenía afuera del Restaurante nos rodearon, tratando de protegernos más.


Yo solo escuchaba los gritos y veía como me cegaban los Flashes de las cámaras, cerré los ojos y me guié de Hugo que iba adelante mío, sentí como tocaban mis brazos, o alguna otra parte del cuerpo, nada sobrepasado, era algo normal, pero de igual modo, solo eran roces. También sentía como me querían llegar a sacar mi gorro, pero no pudieron, bajé más mi cabeza.


Cada vez íbamos muy lento y pensaba que nunca llegaríamos a la camioneta que no esperaban, solo quiero llegar al auto y descansar.


Subí un poco mi mirada y me fijé que solo faltaban unos metros y llegábamos al automóvil.


Pero luego sentí como gritaban mi nombre, sé qué todos lo gritaban, pero era una voz, todas las otras voces cesaban y solo se escuchaba esa, era una voz dulce, tierna, claramente era una delicada chica.


Levanté más mi rostro y busqué a esa chica, pasé de cara en cara, observando cada rostro intentando ver a esa chica.


Hasta que la encontré, fue algo dificultoso, pero lo había logrado.


Ella estaba en una esquina, apenas la podía ver, ya que la tapaban las cámaras que traían los paparazzis, también era algo pequeña de altura, pero me concentré en su voz e intenté escuchar lo qué decía.


—¡Justin! ¡Justin! —gritaba sin parar.


Solo aquello decía, nada más que mi nombre, ella se dio cuenta de mi penetrante mirada puesta en ella, entonces comenzó a hacerme señas para que me acercara.


—¡Justin, ven por favor! ¡Acércate! ¡No te haré daño! —gritó mientras pequeñas lagrimas caían de sus ojos.


Si fuera cualquier otra chica, no me acercaría, pero ella, no lo sé, tiene algo especial, me transmitía algo especial, sus ojos azules me transmitían confianza, aquél rostro angelical lo hacía. Y sin dudarlo, lo hice.


Me acerqué a ella.


We love your new hair Justin ➸ j.bWhere stories live. Discover now