Constantine [Keanu Reeves y Tn]

4.

—Hey, espera— escuché una voz acercarse mientras esperaba el elevador— Déjame ayudarte.

—¿Tú? —dije con un poco de burla, dudo mucho que pueda ayudarme una persona normal, la única persona que puede ayudarme ahora es un sacerdote— ¿Ayudarme a mí? — reí por lo bajo y me miró con el ceño fruncido.

—Eso he dicho, ¿no has oído? ¿O es que los siete demonios que llevas encima no te dejan oír fui yo la que lo miré confundida?

—¿Puedes verlos?

—Si no pudiera, no te estaría ofreciendo ayuda— no, seguramente es una alucinación mía, él no está frente a mí, y no estamos teniendo esa conversación— ¿Hola?

—No son siete— susurré— aún no aprendes a contar— me dio una mirada sin entender, levanté mi dedo índice y lo moví en torno a mí— son...doce...— sentí mis piernas temblar y mi cuerpo hacerse más pesado, tanto que me dejé caer en el piso. Él se adelantó para evitar que me golpeara o algo y me sostuvo de rodillas.

—Levántate— me tomó de las axilas y yo lo tomé por los hombros para poder mantenerme en pie— No puedo ayudarte aquí.

—Por supuesto que no— mis piernas temblaron de nuevo, al notarlo, coloco una mano alrededor de mi cintura y así poderme sostener de una manera más fácil. Se inclinó un poco y paso uno de mis brazos por sus hombros, me lleva varios centímetros de altura por lo que tiene que estar encorvado para que yo pueda apoyarme como es debido.

—Detenga el elevador, ¿va hacia bajo? — se escuchó una voz femenina desde afuera, su dueña no era que más ni menos la hermana de Isabel, que está frente a nosotros mientras se cierra la puerta.

—No mientras yo pueda evitarlo— el azabache que me sostiene le dedica una sonrisa arrogante y vemos como las puertas se cierran frente a nosotros.

—Que grosero— me mira con una sonrisa burlona también en el rostro.

—Pregúntame si mi importa lo que digas.

—No voy a hacerlo— mi cabeza daba vueltas, mi visión era borrosa y me sentía bastante irritada, lucho con todas mis fuerzas para no quedar inconsistente, escucho que me dice algo, no sé si en verdad me está ayudando, en realidad yo soy la que lo estoy poniendo en peligro, lo cual es muy probable— No necesito que me ayudes— me separo de él, con una corriente eléctrica recorriendo mis brazos, en cuanto las puertas se abren, yo salgo por ellas con él pisándome los talones.

—¿En verdad me estás diciendo que no necesitas ayuda cuando ni siquiera puedes sostenerte? — me dice caminando tranquilamente junto a mí y burlándose del hecho que estoy agarrándome de las paredes— Voy a sacarte los diez demonios que llevas encima.

—Doce, que son doce— gruño, él me mira divertido — no te necesito, me las arreglare.

—Si, supongo que si— enciende un cigarrillo, le da una calada, una de sus manos la coloca en su hombro y me detiene — Pero eso no me haría quedar muy bien con el de arriba— antes que pueda preguntar que significa eso, se arrodilla frente a mí, abraza mis piernas y me pone en su hombro como saco de papas.

—¡¿Qué haces?!—grito, no responde nada y sé que camina hacia la salida antes de sentirme cada vez más débil, no pongo resistencia porque es reconfortante que me lleve cargada.

《Menudo culo que se carga》

Pienso con una sonrisa y antes de terminar de perder la conciencia le escucho decir:

—Estoy agregando méritos a mi favor.