Capítulo 3: Dudas

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La luz de un nuevo día comienza a colarse a través de la ventana de mi habitación. Aún me extraña no encontrarme en lo más alto del castillo. Todo luce más... cercano.

Me tomo mi tiempo para salir de la cama. Se escucha un gran murmullo detrás de la puerta. Todos deben estar corriendo de un lugar a otro, afinando los últimos detalles del viaje de la familia real. 

- Realmente no quiero estar metida en ese lío.- suspiro para mí. O eso pensé, hasta que percibí su presencia.

- ¿Otro día duro, mi princesa?- dice una voz atrás de mi. Su propietario me mira desde el marco de la ventana con preocupación en sus ojos.

 No sé si es su presencia, el hecho de que mi corazón se calma cuando está junto a mí o que mi padre ha decido dejarme a un costado una vez más, pero las lágrimas comienzan a recorrer mis mejillas. Honestamente, tampoco es que quiera detenerlas.

- Pensé que las cosas cambiarían, Jack. Pensé que Padre me querría más cerca que nunca. ¿Qué sigo haciendo mal? 

Jack me acuna en sus brazos, hay algo en su tacto que simplemente me transporta a un lugar seguro, mi hogar. Me deja sacar toda la angustia que he estado ocultando durante estos días. Madre y Anna no tienen culpa en esto, ellas intentan incluirme en los planes, mandan a preparar mis platos preferidos, me acompañan a caminar por los jardines de palacio. Pero Padre... él solo está en la cabeza de la mesa al comer, se limita a observar, no me dirige la palabra como si aún no creyese que soy yo, que ya no soy aquel monstruo que pensó engendrar.

- Me encanta lo que has hecho con tu habitación.- dice Jack entre una sonrisa, intentando desviar mis pensamientos a temas más ligeros.

- A mí también. Anna y Madre me ayudaron a pegar el papel mural. Yo escogí los colores, quería que se sintiese más cálido aquí.

- Pero aún así pintaste estos copos de nieve en el techo. - dice el muchacho, siguiendo con sus dedos los trazos que hice con mis pinceles más delgados para darles un toque más real a los copos. - Debió ser difícil llegar hasta aquí arriba.

Es gracioso oír decir aquello, mientras se eleva por mi habitación. Sin lugar a dudas fue complejo. Tuve que tener a Anna sujetando dos sillas en las que me subí para poder pintar un par de desastrozos copos de nieve que pudieran ser un recordatorio de lo que realmente soy.

- Anna. - alguien llama a la puerta.- Soy yo, mamá.

Veo a Jack trastrabillar contra mi mesita de lectura. ¿Acaso Jack Frost está nervioso?

No te preocupes- dice esta vez mi madre.- vi a Jack llegar desde el jardín.

El peliblanco se queda estático, puedo ver como su pálida piel toma un suave color rosado. No puedo evitar reírme a carcajadas mientras abro la puerta.

- Buenos días, su alteza.-dice Jack con una exagerada reverencia.- Estaba por irme.

- No hay necesidad. - dice madre dándome un beso en la nuca.- A decir verdad, agradecería si pudieses quedarte a hacerle compañía a mi pequeña por un par de días.

- ¿Días? No pensé que el viaje fuese a tomarles tanto.- digo más triste de lo que me hubiese gustado demostrar.

- Ya sabes cómo son estas cosas, hijita.

No, no lo sé. He vivido mi vida entera encerrada ¿cómo quieres que sepa el funcionar del mundo de un momento a otro? Es lo que quiero decir, pero sería injusto. Madre no puede sostenerme la mirada, puedo notar como su labio tiembla. Definitivamente esta no es una decisión unánime. No puedo dejar de preguntarme ¿por qué? Simplemente, ¿qué está pasando?

- No se preocupe, su alteza. Durante primavera no es mucho lo que debo hacer. Con gusto cuidaré de, mi... es decir de... de Elsa.

Con un suave gracias, y un apretado abrazo, mi madre se retira. Y con ella, el murmullo exterior desaparece. No hay rastro de que Anna vaya a visitarme. Y , como si de una confirmación se tratase, a los minutos puedo ver por mi ventana  como la comitiva real se pierde por el camino fuera de palacio.

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En realidad no tengo cara para pedir disculpas después de tanto tiempo. Simplemente gracias por esperarme, esta vez no desapareceré sin avisar <3 Ojalá hayas disfrutado esta lectura.

Tú eres el MonstruoWhere stories live. Discover now