39. Primos

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Aun si me destruiste en pedazos, que no te quede duda de que volveré a levantarme

Dos meses después.

Jin caminó por el largo pasillo del nuevo departamento de Kim Taehyung, no era tan grande como el anterior, pero seguía teniendo ese aspecto lujoso y artístico que su primo sabía darle.

Apretó el maletín con la tensión creciente. El mensaje que había llegado el día anterior fue lo suficientemente claro, solo con la hora y la dirección del encuentro. Y Jin supo que él estaba de regreso.

Estuvo dos meses fuera de juego. Pero ahora Kim Taehyung había vuelto a Corea. Y él, simplemente aceptaría el castigo.

Entró al despacho sabiendo que lo esperaba, miró Taehyung, y mentiría si dijera que no estaba aliviado de verlo bien y saludable.

Liberó el aire contenido de sus pulmones y sonrió muy suave.

Jin notó que su primo dejó atrás el rubio platinado, para pasar a un castaño más oscuro, como si intentase retomar su color natural.

—Has cambiado tu cabello, te queda bien.

Taehyung ignoró aquello. Se sentó recto y le indicó a su primo que se sentara. El mayor tomó asiento en el carísimo sofá de cuero individual frente al escritorio.

Taehyung lo miró con los ojos fríos, el mentón en alto y una expresión estoica.

—Pensé que ya no estarías aquí, que te esconderías en Rumanía como tu padre.

Jin sintió la tensión del ambiente volverse abrumadora. Apretó la mandíbula, tenso, preocupado. Taehyung no estaba jugando en absoluto, llevaba menos de un minuto aquí y ya lo había desestabilizado.

—¿Lo encontraste?

Taehyung miró sus anillos.

—Digamos que sé dónde está.

Jin miró los ojos de Taehyung, y vio la seguridad, la confianza, la decisión. Entonces supo que seguramente su padre estaba totalmente identificado.

Tragó nervioso. Pero se mantuvo, inquebrantable.

—¿Lo vas a matar?

Taehyung movió sus dedos sobre la madera, sus cortas uñas haciendo el único sonido dentro la habitación.

—No lo sé, aún estoy decidiendo que hacer con él, por eso te llamé.

Jin no dijo nada, hubo una pausa, se miraron.

Y ambos sabían que el problema de ellos es que inconscientemente se parecían, eran omegas dominantes, tenían esa aura inalcanzable y estirada que los hacía ver como dioses, con el pensamiento calculador y cruel cuando lo requería, sumado a ese orgullo y elegancia que estaba en cada fibra de su cuerpo.

Y aunque otros hubiesen decidido arreglar esto a golpes, los Kim tenían otros métodos.

El diálogo. El ácido, manipulador e inteligente uso de la palabra.

Taehyung se inclinó hacia delante, con el tono firme y cargado llamó la atención del mayor.

—Ahora vas a explicar cómo pasó, todo lo que sabes y todos los involucrados en esta mierda.

La forma en la que las palabras salieron le dieron escalofríos, porque podía sentir el odio y la rabia contenida en el ambiente.

Jin respiró profundo, buscando la fuerza que necesitaba para contar lo que por tantos años lo estuvo matando por dentro.

Síndrome De Feromonas ~HopeV~Where stories live. Discover now