Parte 2

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Sus párpados pesaban y su cabeza dolía.

Louis se removía en esa cama de exóticos aromas percatándose del ambiente desconocido. Estaba desnudo sobre unas sábanas que desconocía, procurando entender. Los recuerdos de aquella noche se percibían difusos; imágenes incompletas de las que comenzaba a temer por su veracidad.

Sofocó un grito cuando los ojos verdes se fijaron en los suyos. El alfa se mostraba serio apoyado en el umbral. Las gotas de agua resbalando por su torso desnudo y el cabello húmedo y medianamente desordenado le dieron una idea de lo que había estado haciendo mientras él dormía. Tragó en seco descubriéndose a sí mismo admirando más de lo debido todos aquellos tatuajes que casualmente se armonizaban tan bien con los suyos. No era el momento.

—¿Cuánto recuerdas? —Se acercó a su armario y rebuscó algo de allí.

—Yo mmh —dijo mordiéndose el labio con gesto pensativo—. Nosotros, ¿lo hemos hecho hasta el final?

Harry sonrió sorprendido por no recibir gritos e insultos como primera respuesta. Y no era porque el omega no quisiese, lo sabía, más bien le estaba afectando el abrumador hecho de encontrarse en una situación de la que no tenía el control. 

—Hasta el final —le lanzó la toalla que había encontrado y añadió—: ve a ducharte, te lo explicaré todo en la cocina. Espero que te gusten las tostadas porque no tengo otra cosa.

—Me gustan —alcanzó a decir.

El alfa dejó la habitación permitiéndole recuperar el aire que había abandonado su cuerpo. Recogió la tela algodonada y se adentró así al baño de la habitación. Una ducha sería lo mejor.

Llevándose la mano a la nuca agradeció no notar ninguna marca de dientes. Sabía que sin celo no había lazo, pero sin rastro de lo sucedido esa noche no tendría que dar ningún tipo de justificación, lo cual era un alivio. Repasó sus alternativas una vez el agua caliente y el gel de lavanda eliminaban el aroma territorial del alfa que había permanecido en su piel toda la noche. Realmente no estaba seguro de querer saber los detalles de sus actos nocturnos, ni recibir ningún tipo de explicación que le haría sentirse avergonzado o culpable.

Terminada su ducha se vistió con la misma incómoda ropa con la que había ido a la fiesta. No tenía otra y no tocaría la del alfa.

Encontró su móvil en el bolsillo de su chaqueta y lo revisó. Una llamada perdida de su mánager y tres de Zayn, en otro momento los contactaría. Se centró en su hermana y le mandó un mensaje con su ubicación, necesitaba que alguien lo sacara de ahí antes de cometer otra locura. Armándose de valor en tres exactos minutos, bajó los escalones de uno en uno determinado en sus palabras y en la huida rápida que llevaría a cabo.

«No soy un cobarde, solo tengo prisa», era lo que su mente le repetía a modo de excusa.

En la cocina el alfa se concentraba en el desayuno, disponiendo la última tostada francesa en un perfecto plato de cerámica blanca. Estudiando las reacciones nerviosas de Louis, consideró hasta dónde debía decir.

—Esto, lo que hemos hecho —se apresuró a aclarar en modo de disculpa. Los remordimientos no eran grandes aliados después de todo—, espero que no pienses que es un err-

—No —Louis lo interrumpió con prisa acercándose unos pasos. Olía a miel y lavanda, una mezcla más agradable de lo que deseaba percibir—. La verdad es que sí ha sido un error. Yo estaba borracho y tú... No lo sé. Lo mejor será que lo olvidemos.

Hubo un silencio.

—¿Estás bien con eso? —El alfa dudó cruzándose de brazos.

—Sí por favor.

What if I say that I love youWhere stories live. Discover now