36. Secretos

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— ¡Bienvenidos a nuestro departamento!

Exclamó Tahomaru con alegría para después hacerse a un lado e invitarnos a pasar dentro extendiendo su brazo. Shiranui y Saburota abrieron enormemente sus parpados y comenzaron a examinar todo volteando con interés a su alrededor. Los imité, pero en mi caso soltaba algunas exclamaciones de sorpresa en voz baja de vez en cuando.

Unos cuantos días después de la partida de Mio los hermanos Daigo por fin habían tomado una decisión respecto al nuevo departamento que iban a rentar, su nueva vida lejos del yugo de su padre en la mansión Daigo estaba comenzando. Una vez habían mudado todas sus cosas del departamento de Saburota y compraron algunos muebles usando los ahorros que su madre les había dejado nos invitaron a conocer su nuevo hogar.

Era un departamento de una sola planta, aun así, tenía muy buen espacio. Contaba con un pequeño recibidor, sala, comedor, cocina, un baño y tres habitaciones. Obviamente cada uno decidió tener su propia habitación mientras que la tercera decidieron dejarla como un "espacio creativo" (en palabras del propio Hyakkimaru).

Esa habitación estaba repleta de cosas de música, desde instrumentos, amplificadores, pedales, bocinas y un estéreo hasta discos tanto de vinil como en CD de sus bandas favoritas, no está de más mencionar que estaba tapizada de posters de diversas bandas de rock o portadas de álbumes famosos, esa sin duda se convirtió en mi habitación favorita.

— Nada mal. —Opinó Saburota mirando con interés el "espacio creativo" —. Lograron que este departamento se convirtiera en un cálido hogar en cuestión de días, en verdad es admirable. El precio de pago de renta es muy accesible y está ubicado en una buena zona, no estaría nada mal cambiarme a este complejo de departamentos.

— El casero nos dijo que tenía varias habitaciones libres. —Informó Tahomaru con entusiamo, al parecer le agradaba mucho la idea de ser vecino de Saburota.

— Interesante. —Dijo Saburota con tono reflexivo.

— ¿¡Qué demonios insinúas, Sabuidiota!? —Reclamó Shiranui dándole una patada en una de sus rodillas a su amigo, este no pudo más que agacharse y quejarse en voz baja—¿¡Vas a largarte y dejarme morirme de hambre ahí solo!?

— ¡No seas imbécil! —Le respondió el baterista sacudiendo la cabeza del chico de tez morena—Es obvio que si me mudo para acá te traería conmigo, es más, ya que estos departamentos son más grandes hasta podríamos vivir los dos juntos.

En cuanto escuchó eso Shiranui abrió mucho sus rasgados ojos olivo y sus mejillas se sonrojaron. Aunque en verdad se veía muy asombrado en cuestión de segundos desvió su vista y lo empujó para alejarlo de él. Volvió a hablar tratando de parecer indiferente, cuando en realidad su voz se escuchaba muy alegre:

— Ni que quisiera vivir junto con un pervertido como tú... Pero si viviéramos juntos eso reduciría mucho nuestros gastos, sería cuestión de pensarlo bien. —Su vergüenza solo pudo aumentar cuando se percató que yo le mostraba una enorme y pícara sonrisa. Decidió cambiar de tema rápidamente para distraernos—: Además, si nos convertimos en sus vecinos, también podría venir a robarles su comida.

— Eso sería imposible, ni Taho ni yo sabemos cocinar. —Confesó Hyakkimaru quedamente—. Más bien, los tres tendríamos que robarle comida a Líder-san.

Los tres muchachos se voltearon a ver a Saburota con interés, este rápidamente respondió negando con la cabeza y cruzando sus brazos:

— ¡Ni me vean a mí, yo soy su líder, no soy su niñera! Con un demonio, ya están grandecitos para aprender a cocinar por su cuenta.

— Pero es muy complicado—se quejó Tahomaru frunciendo sus cejas frustrado—, ya lo he intentado antes, pero todo siempre se me termina quemando.

— En verdad son un caso perdido. —Me burlé mirándolos divertida—. No se preocupen, mientras se acostumbran a su nueva vida yo puedo cocinar para ustedes de vez en cuando.

Las notas de mi corazón [Dororo AU]Where stories live. Discover now