Capítulo 8.

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(Tiren paro y lean este capítulo con Evil de interpol)


Hay cuerdas en el corazón humano, que sería mejor no hacerlas vibrar.

Charles Dickens


Después del beso de Ale, sentí que todo daba vueltas, como si algo que no debió suceder, sucedió y que debía reparar el daño aunque no tuviera claro que daño era el que necesitaba reparación. Me sentí mal interpretada, indecisa, una traidora sin escrúpulos que utilizaba a su amigo para ocultar algo que en primer lugar ni debía esconderse.

Era Mía la que estaba mal, pero sabía que yo tampoco hacía lo correcto. Me gustaba el novio de mi mejor amiga y mi mejor amiga planeaba engañar a su novio con mi amigo, que ya no era mi amigo... En ese momento mi cabeza se volvió un lugar tan turbio como mi alma, deseaba borrar lo sucedido, deseaba volver en el tiempo y evitar que ese instante sucediera. Debí pensar en una solución mejor y más óptima. Dios santo...

Ale me contemplo desconcertado, tal vez era demasiado evidente que estaba confundida. Formó una expresión dolida, que me destrozo. Intente sonreír y como sabía que ya no había forma de arreglar lo sucedido, tomé su mano e intente recuperar la compostura. Debía continuar, debía acceder a esto.

— ¿Sucede algo? — me preguntó.

Negué con la cabeza y acrecenté mi sonrisa.

— Es que sí es raro — respondí, luego me acerqué a él y volví a besarlo. —; déjame volver a hacerlo para ver si así puedo procesarlo.

Alemán comenzó a reír y se llevó el cabello hacía atrás con una mano. Un par de risos regresaron a su sitio, rebotando con su frente.

— ¿Ahora todo está bien? — asentí, Alemán era el tipo de persona que te hacían confiar en ella sin importar la situación.

Inhale y estruje su mano. La hora de volver había llegado y postergar más la situación de nada servía. Alemán tomó las bolsas y yo le arrebate una para poder ayudar. El regreso fue incomodo, ambos tomados de las manos, subimos el ascensor y tocamos el timbre del departamento de Diego. Procesar el cambio de amigo a novio nunca me resulto sencillo y en ese momento la situación no parecía ofrecerme demasiado.

Naomi abrió, dedicándonos una mirada inquisitiva, tal vez sabía lo que sucedía o quizá solamente lo sospechaba. Alemán le guiño un ojo y entro en el departamento levantando la bolsa de alcohol que tenía en la mano.

— ¿Tienes algo que contarme, Alba? — Naomi me detuvo en la puerta y esbozo una sonrisa taimada que me hizo reír. — ¿Y qué estás esperando?

— ¿Qué te parece si te lo cuento cuando estemos ebrias? — le pregunté.

Naomi no estaba convencida, sin embargo, aceptó de buena gana y me arrebato la bolsa en busca del maldito juego que me había pedido.

Sentí la mirada de Diego, tal vez también tenía curiosidad. Al decir verdad, estaba segura que todo el mundo sentía curiosidad, incluso Mía. Ya habría tiempo de aclarar las cosas o por lo menos eso creía. Lo único que esperaba, era que ni Diego ni Naomi me delataran con Mía por accidente.

(***)

El día continuo su curso, el alcohol había hecho de las suyas y nos había arrebatado sin escrúpulo alguno, el poco pudor que teníamos. Naomi se había quitado la camiseta, gracias al cielo, ese día llevaba sostén y no andaba por la vida mostrando sus tetas, como acostumbraba. Antes, no me hubiera molestado y aunque la primera vez me sorprendió, en ese momento me hubiese afectado un poco que Xiao viera a mi amiga en bolas.

¿Él es una chica? |LGBT+|Where stories live. Discover now