Historia corta... talvez... de Jibaku Shounen Hanako-Kun.
La trama no tendrá nada que ver con la historia del manga original así que no habrá spoilers excepto talvez con el personaje Aoi Akane.
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No sabía cómo pero los rumores de que él vicepresidente Aoi Akane tenía admiradores secretos habían llegado a sus oídos.
Era lo único de lo que hablaban las chicas de su salón.
¿Quien crees que sea? ¿Que chica será? o... ¿Talvez es un chico?
Quién quiera que fuera definitivamente no era él ya que no había dado motivos para ello. Después de todo la carta que escribió nunca llegó a las manos de Akane y tampoco había intentado darle nada más.
Pero no podía dudar que aquello también le interesaba ¿Quien era esa persona? y aunque no le gustaba admitirlo de esa manera, sabía muy bien que sería su rival.
Sin duda alguna debía pedirle otro consejo a Kou era eso o esperar que Aoi se enamorará de alguien más y esa no era definitivamente una opción.
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—¿Estas seguro que es una buena idea?— Preguntó no muy convencido mirando a su hermano.
Los hermanos Minamoto se encontraban en el salón de economía para el hogar. Según el consejo que le había dado él menor. Hacer galletas y dárselas era un agradable gesto.
—Por supuesto, si estoy aquí no ocurrirá ningún accidente— Le respondió con una sonrisa.
—Eso espero— Musitó nervioso.
Lo suyo no era cocinar pero no perdía nada con intentarlo además Kou estaría con él ¿Que era lo peor que podía pasar?
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—¡Nii-chan alejate de ahí!
No sabía cuándo ni como sucedió. Había llamas en la cocina y Kou estaba extinguiéndolas con un extintor.
—Listo...
Murmuró cansado, solo había salido a pedirle unas frutas a Yashiro pero al regresar la cocina estaba prendida en llamas. Ambos tenían el uniforme sucio y cubierto de hollín.
—¿Estas bien Nii-chan?— Preguntó preocupado acercándose al mayor.
—No te preocupes, estoy bien— Le respondió regalándole una dulce sonrisa —Lamento causarte problemas— Dio leves golpes en la cabeza de su hermano sacudiendo un poco el hollín.
—No es tú culpa yo te dije que lo hicieras... deberías pedirle consejos a Kiyoshi talvez ella te de mejores— Sugirió deprimido mirando el suelo.
—¿De verdad crees que ella sepa de estas cosas?— Preguntó divertido y fingiendo sorpresa.
Ambos se miraron para después comenzar a reír. Su risa fue callada al sentir como los mojaban con agua fría haciéndolos ver hacía el frente.
