Pasado

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Pov.  Christian
Son más de las dos de la mañana y no puedo dormir. Llevo dos horas mirándola dormir. Se ve tan pequeña y fragil entre mis brazos.  Ana tiene los labios entreabiertos, sus pestañas oscuras le caen sobre la piel pálida de sus mejillas. Su cabello esta desparramado en la almohada y su cabeza apoyada en mi brazo. Siento como se remueve. Pienso que se va a despertar, pero solo se acurruca más a mí.  Lo único que atinó a hacer es abrazarla un poco más fuerte. Ella al sentir mi abrazo, solo suspira. Y yo me permito un contacto más,  acaricio levemente su mejilla.  Y salgo de la cama. Tomó su ropa y la pongo en la bolsa para la lavandería, estoy seguro de que Ana no le gustará usar la misma ropa, ya sucia, al otro día, por lo que tomó mi Mcbook para enviarle un correo a Taylor para que mañana traiga ropa para Ana.
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De: Christian Grey
Fecha: 23 de mayo 2011 2:20
Para: J. B Taylor
Asunto: señorita Anastacia Steele
Buenos días:
¿Podrías buscar los siguientes artículos para la señorita Steele y hacer que me los traigan a mi habitación de siempre antes de las 10:00, por favor?
Vaqueros: azules, talla S
Blusa: Azul. Bonita, talla S
Converse: Negras, un 38
Calcetines: un 38
Lenceria: braguitas, talla S. Sujetador: cálculo que una 90 c
Gracias

Christian Grey
Presidente de Grey enterprises Holdings,  Inc

Luego de enviar el correo, que estoy seguro que Taylor leerá mañana. Dejo la bolsa de lavandería fuera de la habitación.  Y regreso a la cama. Veo como Ana se ha acurrucado hecha un ovillo a media cama. Por su movimiento ha hecho que el edredón se resbale y ya no la cubra. Cuando me acerco a ella y tocó su piel noto que esta un poco fría, por lo que la tomó con cuidado en brazos y me acuesto.  Nos cubro a los dos y me dejo llevar por el sueño.
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Abro los ojos por los rayos de sol que se asoman por la ventana y por un momento me siento desorientado. Ah, si, estoy en Heathman.  Veo el despertador en mi mesita de noche y noto que marca las  8:00
No recuerdo la ultima vez que dormí hasta tarde y sin pesadillas. Y se que la razón de esto es Ana. Con cuidado volteo mi rostro y la veo profundamente dormida, en la misma posición que la dejé ayer, de cara a mi y apoyada en mi brazo. Esta completamente pegada a mi y una de sus manos toca un poco mi pecho. Se que no lo ha hecho a propósito y sorprendente la oscuridad no ha despertado. Es como si su toque fuera una panacea para mi. No me da miedo, si no que transmite paz. Quisiera probar algo, pero no se si se despertará.  Aun es muy temprano para que lo haga, además de seguro que va a tener una resaca. Tomó con cuidado su mano, esperando no despertarla. Veo como se remueve, pero no abre sus ojos aún.  Acercó lentamente la palma de su mano y la colocó sobre mi pecho con temor. Siento como me tenso.  Pero la oscuridad no aflora. Si no siento que se va. Ella es la luz para mis sombras. Debo hablar de esto con Flynn. Bajo su mano y trato de retirar mi brazo de debajo de su cabeza. Pero ella se acurruca más a mí.  No quiero despertarla, pero necesito ir a correr y poner en orden mis pensamientos.  Poco a poco retiro mi brazo y me levanto. Ella se remueve y dice algo ininteligible. Luego se voltea y queda recostada boca abajo. Es notorio que aún está dormida. Me visto sigilosamente y salgo de la habitación.  Se que no tardará en despertar, por lo que tomo unas pastillas de mi botiquín y sacó una botella de zumo de naranja. Sirvo un poco en un vaso y lo llevó a la habitación junto con dos pastillas contra el dolor de cabeza.  Escribo en una hoja una pequeña nota. Por si se despierta y aun no me encuentra. No quiero que se preocupe.

Buenos días, Anastacia.
Salí a correr, no demoro.  Toma las pastillas junto con el zumo de naranja, es para evitar los malestares de la resaca.
Te quiero.
Christian.

Tomó mi Ipod y salgo a correr.
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Una hora después, regreso al hotel. Estoy sudando y lo único que deseo es darme un baño. Ojala que Ana aún no esté despierta. No quisiera dejarla sola ningún momento.  Me gusta su compañía. 
Entró silenciosamente en la habitación.  Todo está en silencio, creo que aún no despierta. Sigo hasta llegar a la recamara y cuando abro la puerta la veo. Sentada, un poco somnolienta.  Cuando me ve sonríe.  Me encanta que lo haga. En la mesita de noche ya no están las pastillas y el vaso esta vacío.  Me alegra que me haya hecho caso.
Hola.
-hola- me responde tímidamente. Me acerco a ella.
Como amaneciste?
- mejor de lo que merezco.
Me siento en la cama y  acaricio su mejilla. Ella se sonroja y me abraza. Tiene cuidado de no tocarme directamente el pecho. Olfateo su cabello y apoyo mi cabeza un poco sobre su cabeza. Estamos así durante unos minutos hasta que llaman a la puerta.
Ella me suelta y me mira un  poco confundida. Me dirijo hasta la puerta del dormitorio y la abro. Veo a Taylor sosteniendo una bolsa de una tienda de ropa local. La tomó y le agradezco. Este hombre es sorprendente.  Aun son las 9:15 y ya trajo la ropa.
Cierro la puerta y dejo la bolsa en la silla. Ella solo observa.
Mande tu ropa a la lavandería.  He mandado a Taylor por ropa por ti. Esta en esa bolsa.
-Ah.  No hubieras preocupado por eso.
No es nada. Que quieres desayunar?
-unas tortitas con beicon. Ah y sirope de arce.
OK.  Llamaré al servicio a la habitación.

Encontrando el pasadoWhere stories live. Discover now