CAPÍTULO O1 ──VLAD

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Había recibido un fuerte golpe en el rostro, dejándola en un rincón desmayada, era la segunda vez que recibía un golpe tan fuerte como ese, en cuanto a él, con los ojos rojos se le acercó a su hijo, quién al levantarse recibía lo antes mencionado ...

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Había recibido un fuerte golpe en el rostro, dejándola en un rincón desmayada, era la segunda vez que recibía un golpe tan fuerte como ese, en cuanto a él, con los ojos rojos se le acercó a su hijo, quién al levantarse recibía lo antes mencionado con una gran intensidad hasta llegar a su habitación, la puerta había sido partida, pues el vampiro había caído sobre ésta, un último golpe en el rostro logró que cayera esta vez sobre el borde de la cama.

La escena era impactante, Vlad quedó recapacitando por unos minutos mientras observaba aquella habitación con nostalgia, al tiempo posicionó ambas manos sobre su pecho, cabizbajo.

──Estoy... asesinando a mi niño... ─dijo, con un quiebre en su voz, mientras caminaba hacía el único cuadro que yacía en su habitación. ──Lisa... ─pronunció el nombre de su difunta. ──, pintamos este cuarto..., hicimos estos juguetes..., es nuestro niño, Lisa... ─dijo lamentándose, mientras retrocedía unos pocos pasos. ──Es el regalo más grande que me has dado, y lo estoy asesinando.─cubrió su rostro por un momento con ambas manos, el contrario ya estaba preparado, él había arrancado la cabecera de su cama, estaba listo para acabar con la vida de su padre. ──Ya debo estar muerto. ─sus ojos estaban puestos en él, dio unos pocos pasos y lo logró, la estaca fue clavada en medio de su corazón, la sangre brotaba del mismo y de sus labios también, comenzó a llorar sangre y con la poca fuerza que le quedaba, masculló. ──Hijo...

──Padre...─musitó, quedó en silencio y a los segundos presionó con más fuerza, se hizo polvo, a los minutos llegan Trevor y Sypha.

──¿Dónde esta Nicolle? ─preguntó, Trevor luego de cortarle la cabeza a Drácula, pues éste comenzaba a acercarse al vampiro menor.

──Aquí, Trevor. ─contestó, Sypha mientras corrí hacía ella. ──¿Podrías encargarte por un momento? ─pidió a el castaño, éste asiente y Sypha da unos pasos al frente.

──Apártate, Alucard. ─ordenó la orador. ──Yo terminaré con esto. ─luego, con su poder, quema el cadáver de aquel ser, almas eran liberadas y al finalizar el humo lo único que queda de él, es el anillo de matrimonio en la alfombra rasgada.

──Lo... ¿Lo logramos? ─cuestionó, Trevor mientras sostenía el cuerpo de la ojiazul.

──Lo logramos. ─contestó, Alucard. ──Maté a mi... Padre.

──Salvaste innumerables vidas. ─dijo, Sypha mientras se acercaba a Nicolle. ──¿Cómo fue que acabó así, es decir, es fuerte pero...

──Mi padre la golpeó, no resistió. ─contestó el vampiro mientras se acercaba y veía a la mujer. ──Le clavó una estaca, pero, no le dio como debería, a pesar de que estuviera al limite, lo dio todo. ─Sypha estaba sanando un poco sus heridas, al tiempo, la misma reacciona y observa su alrededor sin decir nada.

──Despertaste. ─dijo la orador con una sonrisa.

──Lo lograron. ─contestó, Nicolle.

──Lo logramos. ─corrigió, Trevor. ──Dijo Alucard, que fuiste más fuerte que él.

──¿Qué mierda estas diciendo?, no soy una niña que puedes conversen con una puta mentira. ─contradijo, mientras se levantaba del suelo, sostenida de la pared.

──¿Estas de mal humor? ─cuestionó, Trevor con una ceja levantada.

──Ustedes siempre peleando, ¿podríamos salir de este lugar de una vez? ─reclamó, Sypha con el ceño fruncido.

Así fue, bajaron las escaleras y observaron con diferentes emociones el lugar mientras se acercaban a la puerta del castillo, los rayos del sol golpeaban sus rostros, Sypha toca el brazo de Alucard y le regala una pequeña sonrisa, luego a Nicolle quien al lado de éste se encontraba y al tiempo, toma de la mano del castaño y caminan juntos hacía un nuevo destino.

Hectáreas de un pueblo roto, el castillo era lo único que permanecía, y un ser que circulaba en él, observando lo que en ruinas había quedado, la mayor parte del establecimiento estaba destrozado.

──No puedo dejarlo así, tenía otros planes, pero si me marcho... sería una tumba esperando a ser saqueada ─el silencio invadió todo el lugar. ──, entonces... que esta sea mi tumba.

──No. ─contradijo, Trevor.

──¿No...? ─le dijo, Alucard con una ceja levantada.

──No podemos mover esta cosa porque Sypha lo rompió. ─explicó el castaño.

──Yo no hice eso. ─contestó con los brazos cruzados la acusada.

──Claro que si. ─soltó, Nicolle con una ceja en alto.

──Técnicamente. ─dijo, Alucard.

──Yo no rompo las cosas. ─se excusó.

──Estamos de acuerdo los tres que la rompió. ─habla una vez más el castaño.

──Así es. ─contestaron al unicio, Alucard y Nicolle. ─el castaño da un suspiro y observa con pesadez los ojos del vampiro.

──A partir de ahora, te dejó los dominios Belmont, se el último defensor. ─dijo con una pequeña sonrisa. ──Haz de eso y éste castillo tu hogar y no una pila de rocas y horror. ─aquel a los segundo asiente con una sonrisa en su rostro.

A los días, la carreta estaba en la puerta del castillo, eso indicaba la partida de éstos, Sypha toma las manos de el rubio y con una sonrisa le dice:

──Que estés bien, amigo mio.

Nicolle ayudaba a Trevor a subir alimentos y demás a la carreta, pronto partirían, pero nadie pensó que la joven mujer diría las siguientes palabras.

──¿Por qué bajas? ─cuestionó, Trevor mientras observaba como la ojiazul bajaba de un salto del mismo. ──No me digas que...

──Alucard, me quedaré contigo. ─dijo, Nicolle, el vampiro con un semblante sorpresivo responde.

──Tu... ¿Quiéres... quedarte conmigo?

──Oh... ─se escuchó de parte de la orador, a un lado de Trevor.

──Así es. ─contestó.

5 minutos después...

──¡Adiós, chicos! ─exclamó, Sypha con una sonrisa.

──Adiós. ─dijeron al unicio, ya lejos, ambos se observaron a los ojos. ──¿Lista?

──Claro que si.

─────────────────

Alucard había entrado primero al castillo, pues Nicolle quería tomar un respiro. Mientras Alucard subía las escalares observó en silencio como el espíritu de su padre bajaba las mismas, oía sus pasos mientras se acercaba, quedó parado frente a él y sin decir nada fue observado en silencio por éste, hasta desvanecerse. Subió hasta su cuarto, acomodó aquella silla de terciopelo rojo, la cual, estaba tirada en medio de la habitación, se sentó, recordó su infancia y vio a su madre una vez más, no pudo aguantar aquel dolor y rompió en llantos.
Nicolle caminó lentamente hasta llegar a él, lo observó desde la puerta con nostalgia y a los segundo se le acercó, se colocó de rodillas para alzar su rostro con ambas manos y poder apreciarlo mejor, su ceño se había fruncido al verlo de esa manera, no resistió más y lo besó.

𝕯𝖊𝖘𝖊𝖔𝖘 𝕺𝖑𝖛𝖎𝖉𝖆𝖉𝖔𝖘Where stories live. Discover now