De Luto

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El miedo existe, y su epicentro vive aquí.

Ya nadie dice: "Me da miedo estar aquí" porque el miedo siempre estuvo. Nunca se fue, se volvió costumbre su estadía en este lugar, todos los sentidos decían miedo en su nombre y los sentidos nunca se van, envejecen, y cuando estos se pierden el miedo se vuelve más grande, al no verlo hace que lo crees en tu memoria, al no escucharlo hace que lo sientas en tu cuerpo, al no tocarlo hace que lo obligues a verlo, al no sentirlo en tus labios hace que te muerdas y te tiñas de rojo y al no recordar su arroma te obliga a permanecer con su imagen más fuerte. Y cuando ninguno de tus sentidos dan para más entonces el miedo te empuja tan lentamente hacia al vacío que no te darás cuenta, y ya cuando estés cayendo recordaras toda tu vida antes de conocer al miedo.

—Lluvia—

La chica apartó la vista de la ventana al escuchar su nombre, posándola en su amiga que dibujaba en el pizarrón del gran salón de clases.

—¿Qué haces? — le preguntó mientras hacía trazados sin sentido con una tiza desgastada, ya faltaba poco para que se acabara.

—El cielo parece llamarme— dijo volviendo a mirar por la ventana —El día esta tan frio y sus colores aburren—

Silencio, todo menos el sonido de la tiza al ser rozada con la pizarra.

—Te has vuelto dependiente de ellos, Lluvia— dijo en voz baja.

La tiza golpeo contra el piso y pasos se acercaron a la ventana, junto al cuerpo femenino.

—Un día como hoy nací, y desde que tengo memoria siempre llueve— Dijo Lluvia.

Silencio, todo menos la lluvia empezando a caer brutalmente contra la ventana.

—No sé quién me transmite más tristeza— dijo la chica mirando al perfil de Lluvia— Si la lluvia de allá fuera o la Lluvia de acá dentro— Sonrió apuntándola.

Lluvia sabía que estaba bromeando para sacarle una sonrisa, pero toda ella se encontraba en luto, un día como hoy era imposible sonreír.

—Te vez hermosa sonriendo— Dijo Lluvia—Si las circunstancias fueran diferentes, nuestra historia no sería así— Dijo mirando a la chica con nostalgia.

—Ya lo sé—Sonrió tristemente.

Segundos de silencio hasta que la chica se acercó más a Lluvia.

—Como me hubiese gustado besarte— confesó

Lluvia volteó, mirándola a los ojos.

—Como me hubiese gustado dártelo—

Segundos, o tal vez minutos pasaron observándose y deseándose, desgarrándose el corazón con la mirada, sabían que no tenían esperanza, sabían que no llegarían a nada pero siguieron hasta donde podían, y ahora están aquí, deseando no poder sobrevivir al caos.

LLUVIAWhere stories live. Discover now