Mamadas. (Estupideces)

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El rey del inframundo estaba fuera de sus dominios, lo curioso esta en que solo esta acompañando a su hermana. La diosa de la agricultura.

El dios parecía inseguro sobre hablar. Por como se movían sus ojos, daba la sensación de estar nervioso.

Al final. Issei, finalmente hablo.

—Kuroka... Si Asia estuviera embarazada... ¿Cómo reaccionarias?.—Listo. Lo había dicho. Pero apenas dijo eso, una aura oscura rodeo a Kuroka. Esa aura tal vez lo habría asustado, de no ser porque ha visto cosas peores en el inframundo. Hasta Serafall causa más miedo, y eso que ella apenas puede dañarlo.

Aunque no podía negar, que sus conocimientos con la magia, son realmente buenos.

—Bueno... Primero castraría al bastardo oso ponerle las manos encima a mí dulce niña.

"Si... Claro. 'Dulce', si supieras".

Claro que eso no lo dijo. De hacerlo, solo haría que la diosa se molestara más de lo que ya esta.

—¿Por qué lo dices?.— Ahora la diosa fue quién pregunto. Issei lo pensó un poco, y al final. Lo dijo.

—Ella está embarazada de mí.

—...

—...

Había un silencio en ambos dioses.

Issei solo levanto 3 de sus dedos para contar en reversa.

Cuando la cuenta término, la diosa se abalanzo contra él.

Obviamente con intenciones, nada lindas, no iba a felicitarlo. El dios abrió la tierra y de inmediato entro.

La diosa solo pudo caer en el lugar en que estaba parado el padre de las riquezas. Lo último que dijo fue:

—¡HADES!, ¡¡TE PROMETO QUE AL ENCONTRARTE, NADA SE COMPARA CON EL TARTARO!!.

"¿Olvido mi casco?... No me sorprende que sea tan despistada."

Dijo el monarca, ahora estando a una distancia de 1.5 metros de la diosa.

Esta vez, el monarca abrió un agujero debajo de él, y si regreso al inframundo.

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La diosa de la primavera hacia acto de presencia. Su rostro estaba sonrojado, pero también tenia una sonrisa difícil de borrar.

Había ido a consolar a su marido. Después de todo. Ya habían pasado 3 meses.

Tenía también deberes en la superficie. Pero su amor estaba primero.

—¿Dónde estabas hija?.— La diosa paro en secó.

La rubia lentamente giro su madre con un rostro serio, además de una aura amenazante.

—Huh... Uhm... ¿Viendo las plantas?.— Era obvio que sonó más a una pregunta.

—No sabia que habían plantas en el inframundo — como si fuera un duelo de versos la madre respondió al instante.

La oji esmeralda se puso más nerviosa.

—La vegetación esta muy acelerada, las plantas tienen un brillo único. Y las flores que se creían muertas... Revivieron. Y esto solo pasa cuando estas feliz. Y no fue por el buen humor.— La diosa de la primavera al verse acorralada ya no sabia que decir o hacer.—Tuviste una aventura con Hades, ¿cierto?.— La pelinegro que cayeron como un balde de agua fría.

La diosa simplemente comenzó a  correr de su madre.

—¡Vuelve aquí Asia. Me debes una explicación!.—La diosa de la agricultura no se quedo de brazos cruzado y persiguió a su hija.

Luz en la Oscuridad Where stories live. Discover now