The Another Lover

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5 minutos, 10 minutos, 30 minutos

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5 minutos, 10 minutos, 30 minutos.

Minutos que parecían horas, iban avanzando uno tras otro mientras ella permanecía parada en frente de la tumba de su madre sin pronunciar palabra alguna.

La placa dorada con el nombre de Myoui Sachiko perfectamente cuidada y las rosas blancas que recién había colocado le recordaban la fragilidad de la que eran víctima los seres humanos, aún con todo el poder que tuvieran en el mundo, aún con todos los lujos de los que se rodearan, incluso a pesar de sus sentimientos más puros, todos tenían el mismo destino, una fría tumba.

Cada mes Mina venía a visitar la tumba de su madre, su padre en pocas ocasiones la acompañaba, pero le agradecía que fuera de ese modo pues en todas las sesiones le gustaba “Conversar” con su madre a solas sobre como iba su vida.

Habían pasado dos días desde que se encontró con Jeongyeon, y en ese momento su interior era un remolino de emociones, que parecían querer asfixiarla.

La mañana estaba fría, aunque no sabía si por el clima, o por el sentimiento de soledad que la acompañaba cada vez que visitaba ese lugar y se abrazó a sí misma intentando darse algo de calor por encima de su suéter con capucha azul oscuro, antes de empezar a contarle como estaba su vida actualmente.

—Papá está bien, más sobre protector que nunca, ya sabes que le encanta tener el control de todo. — Empezó a decir sonriendo al recordar las constantes conversaciones que tenía con el mayor sobre su seguridad, algo que entendía perfectamente desde que su madre murió. —En la academia las cosas han marchado muy bien, los niños son muy inteligentes y puedo disfrutar con ellos mientras aprendo de sus historias, ahora entiendo lo que solías decir sobre las enseñanzas que puede darnos un niño, y como deberíamos aprender más de ellos. — Sus ojos brillaron al recordar los momentos compartidos con sus pequeños, y no tan pequeños estudiantes, y tuvo que mirar al cielo para contener sus lágrimas. —Momo sigue negándose a aceptar que le encanta la danza contemporánea, pero al menos aceptó participar en la obra, que por cierto la presentaremos en un unos días y Sana siempre nos hace reír con su forma de ser. — Dijo sonriendo sin poder evitarlo. — Aún no supero esa frase suya de “el verde es verde” — Esa anécdota siempre la hacía reír, sin embargo no tardó en soltar un profundo suspiro. —Pero hay algo más... Ella volvió mamá. — Contó en un susurro.

Sabía que nadie la estaba viendo pero aún así no pudo evitar mirar a los lados, antes de continuar que llegaba a un punto demasiado íntimo. —Jeongyeon volvió, y al verla todo fue como la primera vez, como si el tiempo no hubiera pasado, como si siguiera siendo mi Jeongyeon. — Una sonrisa apareció en su rostro y mordió su labio al recordar aquel abrazo que le había devuelto las ganas de vivir. —En un minuto logró lo que no ha logrado ninguna canción desde que se fue de mi lado madre, darme vida. — Confesó soltando un nuevo suspiro. —Pero ahora me siento tan confundida, porque aunque no le guardo rencor, sé que no puedo estar con ella, jamás conocí la verdadera versión de ella, todo lo que conocí fue su fachada. — Había amargura en sus palabras, pero pronto se le pasó. —Sin embargo siento en mi corazón que su amor fue lo único en lo que no mentía, sus ojos siempre la delataron desde que la conozco y su mirada, era la misma mirada llena de amor de hace 5 años. — Por supuesto que se había fijado en eso desde la primera vez, la cruda y dolorosa sinceridad en la mirada de Jeongyeon. —No importa como vista ahora, no importa quien haya sido hace años, sigo sintiendo que es mi Jeong, como si nunca la fuera dejado ir. — Terminó de decir limpiando la lágrima que escapó de sus ojos.

Who Are You || JeongMiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora