Capítulo 4: Huida final y reencuentro.

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Desperté sintiendo mis piernas y brazos adormecidos, un ardor leve en mis muñecas y una picazón en mis tobillos.
Guíe mi vista hacia abajo y descubrí el porqué de mis sensaciones: estaba sentado en una silla de metal, atado con una gruesa y áspera soga. Maldición.

Giré mi vista para examinar el lugar donde me encontraba, parecía ser un sótano o quizás solo era un cuarto descuidado. La humedad estaba muy presente en el lugar y el polvo se adueño del entorno, haciéndolo propio.
Una lámpara que colgaba solo de su cable se mecía en el techo dando una luminosidad amarillenta al cuarto, acompañada de una ventana de vidrio repleta de tierra que dejaba salir pequeños rayos de luz tenue. Las estanterías llenas de libros viejos y cosas variadas adornaban el lugar, dándole una pinta de abandono y suciedad. Como las más clásicas películas de terror.

Tomé aire y me forcé a no entrar en pánico. Me esforcé por recordar que había pasado. Cerré mis ojos y comencé a pensar: Un lugar blanco y lleno de manchas de humedad, dolor, sangre, escape, ese hombre...
Un fuerte dolor punzante en mi cabeza me hizo soltar un quejido, frenando mis intentos de entender que sucesos me llevaron hasta ese lugar.

Entre mis pensamientos recordé las heridas que me habían hecho y al hacerlo, me percaté de que no había sentido ningún dolor cuando desperté. Con esfuerzo usé mi boca para levantar mi remera, en una intento de observar mi abdomen y pecho en busca de esas lesiones. Pero solo encontré unas horribles cicatrices en su lugar. Suspiré, aliviado por no tener que preocuparme por esas heridas.

También recordé llamar al señor Stark en algún momento, pero solo me vienen a la cabeza pequeños flash: su voz asustada, yo ordenando algo a Karen, un techo y sangre, mucha mucha sangre. Claramente no estaba en una de las instalaciones de Tony, eso es seguro. Solté una pequeña carcajada por mis pensamientos.

Estaba demasiado débil, notaba un vacío en el estómago que resultaba doloroso, lo relacioné con la falta de alimentos. También note mis labios rotos y resecos, probablemente hace mucho no bebía nada, pasé mi lengua en un intento frustrado de hidratarlos.
El dolor en mis costillas era bastante alto, al borde de lo insoportable y mi cabeza iba a explotar en cualquier momento, o así me hacía sentir esa puntada en mi nuca.

Decidí intentar liberarme una última vez. Con fuerza moví mis brazos para intentar cortar la soga pero me arrepentí enseguida. Solté un gemido ahogado cuando un dolor punzante golpeó mis costillas, dejándome sin aire. Mis ojos se pusieron llorosos y comencé a jadear. Estaba seguro que se había cortado un ligamento de mi espalda, causando un dolor jodidamente fuerte. Si era el caso, pronto comenzaría a inflamarse la zona, debilitándome aún más. Debía salir de ahí rápido.

Mil ideas cruzaron por mi cabeza: Liberarme y escabullirme hasta lograr huir. Salir y luchar contra todos, aunque no tenía mucha oportunidad en este estado así que descarté la idea. O la más loca de todas, soltarme de esta estúpida silla y saltar por la ventana de vidrio. Decidí que esa era la mejor, aunque me arriesgaba a una gran caída, nisiquiera sabía en que piso estaba.

Alejé de mi todo pensamiento negativo, intentando rodearme de seguridad y valentía. Comencé a dar tirones aplicando todas mis fuerzas, aguantando mis gritos de dolor hasta que las sogas de mis brazos cedieron, me agaché con esfuerzo y liberé mis piernas.
Antes de saltar me dispuse a mover un poco mis extremidades que yacían adormecidas, sabiendo que al caer debería correr lo más lejos posible y sin mi traje para huir todo se dificultaba.

Cuando me sentí listo, caminé hacia la ventana para ver que tan alto estaba y agradecí de estar en un segundo o tercer piso, no era demasiado alto.

Respiré, estire un poco y tome carrera, comenzando a correr hacia la ventana. La atravesé, sintiendo varios vidrios incrustarse en mi, sacandome un quejido. Caí e intente girar para hacer un poco más ameno el golpe, aunque no funcionó mucho, ya que caí justo sobre uno de los trozos de vidrio que se me habían clavado, al costado de las costillas. Jodida mierda. Solté un gemido fuerte.

𝕃𝕚𝕥𝕥𝕝𝕖 𝕤𝕡𝕚𝕕𝕖𝕣•IronDad• 🍂Where stories live. Discover now