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—𝐈𝐅 𝐈 𝐃𝐎 𝐁𝐔𝐓 𝐎𝐍𝐄 𝐓𝐇𝐈𝐍𝐆 𝐓𝐎𝐃𝐀𝐘 

𝐌𝐀𝐘 𝐈 𝐁𝐄 

𝐇𝐔𝐌𝐀𝐍

 𝐒𝐔𝐍𝐒𝐇𝐈𝐍𝐄 𝐅𝐎𝐑 𝐒𝐎𝐌𝐄𝐎𝐍𝐄—












Las almas gemelas siempre habían sido algo que emocionara a Caliope, era increíble el pensar que había alguien en el mundo creado solamente para ella

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Las almas gemelas siempre habían sido algo que emocionara a Caliope, era increíble el pensar que había alguien en el mundo creado solamente para ella. Alguien que la complementara a la perfección. 

Caliope acomodo la capucha de su capa, ya hacia varias horas desde que había partido caminos con Jaskier. Logro con éxito vender varias de las plantas. Afortunadamente nadie pareció notar su verdadera identidad y eso era lo mejor. Nunca había viajado por estas tierras, no sabia que esperar de su gente.  No todos aceptaban su presencia con amabilidad, algunos eran tan avaricioso que deseaban tenerla para ellos solos sin importar que ella era un ser vivo y no un objeto. Sin embargo, no podía culparlos. No la malinterpreten, no es que fuera egocéntrica acerca de su belleza. Ella entendía que el ser humano por naturaleza no podía resistirse ante las cosas con abundante belleza y eso los conllevaba a que tomaran malas decisiones; la avaricia por las joyas y el oro eran prueba de esto. Porque el tener el objeto mas brillante parecía ser sinónimo de poder, pero ¿A costa de que? Muchos juzgaban por la magnitud de las riquezas de un hombre, no obstante ella prefería juzgar por la bondad de los corazones. La riqueza de un hombre no reside en su numero de riquezas, si no en el bien que le haya hecho al mundo

Viendo su alrededor no pudo evitar sonreír, para ella el ideal de riqueza yacía en la naturaleza; Era tan rica y sin embargo daba todo lo que poseía a los demás seres vivos. Era por eso que esta siempre la maravillaba. Soñaba con ser como la madre naturaleza, dando ayuda a los que lo necesitaban y siendo capaz de brindar alegría donde esta parecía inexistente. Ella quería vivir viajando por el mundo, esparciendo esperanza por los reino. No deseaba ser tratada como una muñeca de porcelana que debía de ser resguardada en lo profundo de un castillo. La Diosa le había permitido conocer y explorar muchos lugares junto a su hermano, si algo le había quedado claro era que su destino no yacía en una corte. Nunca en su vida se había sentido tan viva como en los últimos años. 

Un ruido la saco de sus pensamientos. Dejo  de recolectar plantas y miro a su alrededor con precaución. No había sido un ruido tan fuerte, así que dudaba que fuera un pueblerino —Ni un niño era capaz de hacer un sonido tan bajo— Así que lo mas probable es que fuera un animal o un monstruo pequeño, lo ultimo lo dudaba porque no había sentido nada maligno cuando tomo aquel camino. El pueblo había quedado atrás hacia un tiempo, ahora todo lo que la rodeaba era la vegetación herbácea propia de la estepa. No se había alejado mucho, probablemente le tomaría una hora el regresar al pueblo.

El canto de un pájaro llamo su atención, parecía ser un pichón. Se acerco con cuidado al lugar de donde provenía y grande fue su sorpresa al encontrarse con un pequeño chimango en el suelo. El pichón cantaba con desesperación mientras alternaba su mirada entre el árbol que se encontraba frente a el y su alrededor.  El animal poso sus grandes ojos en ella antes de comenzar a cantar mas fuerte y con mayor desesperación. Caliope dejo su mochila de lado y bajo sus manos tratando de brindar tranquilidad al pichón. 

—Tranquilo, pequeño —Se acerco con cautela  —No te voy a hacer nada, solo quiero ayudar —No sabia si el animal le había entendido pero este dejo de cantar y fijo sus brillantes ojos en ella. Con cuidado tomo al chimango en sus manos, sonrió y acaricio su cabeza con suavidad. El pobrecito estaba temblando —Eres muy pequeño, todavía no se han terminado de formar tus alas  —Murmuro viendo como este se regocijaba ante sus caricias  —¿Acaso te has caído del árbol?  —Pregunto y para su sorpresa el pichón dejo salir un sonido de afirmación. Caliope miro a su alrededor en busca de los padres del animal, no seria bueno si estos la atrapaban en el árbol —Pequeño, vas a tener que quedarte quieto por un momento —El animal fijo su grandes ojos en los suyos y Caliope pudo ver en ellos inocencia y curiosidad. Con cuidado deposito al pichón en la parte superior del vestido, dejando que este se recostara en su pecho. Ya con sus manos libres miro el árbol frente a ella y busco la ubicación del nido, para su fortuna este solo estaba a unos dos metros del suelo. Suspiro profundo y se aferro a la primera rama, agradeció a la diosa que esta fuera resistente. Siguió trepando el árbol teniendo cuidado de escoger las ramas mas grandes y vivas y de no despegar su cuerpo de este. Soltó un pequeño grito cuando casi cae al apoyarse en una unión de ramas débiles. El pequeño chimango se alerto ante el movimiento y comenzó a cantar de nuevo —Shuu, pequeño.  Estamos bien, solo fue un accidente —Trato de calmarlo. Sin perder el tiempo poso su pie derecho en otra rama, luego hizo lo mismo con el izquierdo y afortunadamente se encontró con el nido. Para su sorpresa este  no estaba solo, tres pichones más lo habitaban—Mira, hemos llegado  —El animal  que se encontraba en su pecho volteo su cabeza encontrándose con su nido. Caliope rió cuando este comenzó a cantar con alegría. No demoro en depositarlo en su hogar. Se deleito ante la tierna escena que se llevaba a cabo frente a ella. Los otros pichones al ver a su hermano enseguida se acercaron a este y lo rodearon dándole lo que parecía ser un abrazo. 

Casi cae del árbol al ver como un brillo brotaba de su corazón, se sostuvo con fuerza del árbol. Estaba en shock, ¿Iba a conocer a su alma gemela? ¿De esta manera? Si su madre se enteraba que había conocido a su alma gemela cuando estaba trepada en un árbol seguro que le daba un infarto. Miro a su alrededor, podía sentir como su alma se regocijaba ante la cercanía de su otra mitad. Toda su vida había esperado este momento.

 Toda su vida había esperado este momento

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𝐀𝐂𝐄𝐍𝐃𝐑𝐀𝐃𝐀-𝕿𝖍𝖊 𝖜𝖎𝖙𝖈𝖍𝖊𝖗Where stories live. Discover now