PARTE 25: FINAL (PARTE I)

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Duré un rato en la habitación. Durante ese tiempo no podía sacar de mi cabeza la habitación de Anthony vacía, así como las palabras del miserable de Gonzalo. Me levanté caminando por el pequeño espacio entre las camas hasta que escuché el sonido de la puerta abrirse, causándome un susto terrible.

Al abrirse un poco más me di cuenta que era Thomas; sin embargo no venía sólo, detrás de él Desireé camina muy despacio y con la mirada al piso. Quedé asombrado al ver aquello ya que normalmente parecía una centella saltando por todos lados.

—¿Qué pasa aquí? — Pregunté Consternado.
—La chica quiere hablar contigo — respondió Thomas quitándose del camino, dejándonos frente a frente.
—Luis, Yo, — suspiró — escucha. Probablemente me odies después de ésto, pero yo — levantó la mirada — te mentí.
—¡¿Qué?!— exclamé.
—Desde un principio me acerqué a ti por órdenes de Gonzalo. Te despreciaba pero jamás fuiste el objetivo de la misión. Pero contigo detrás de Brigitte todo el tiempo representabas una verdadera molestia. Así que intenté coquetearte de todos los modos que pude, para distraerte de ella.
—¿Pero por qué diablos le ayudaste? ¿Por qué diablos lo hiciste? — pregunté molesto.
—Yo, conocí a Brigitte y a Gonzalo mucho antes de todo esto, pero ella fue quien me llamó porque sabía que yo fui enfermera. Los conocí siendo pareja y yo desde entonces amaba a Gonzalo, pero en el fondo sentí algo de desdén hacía ella porque tenían la relación perfecta — colocó sus manos en su pecho — después de que terminaron, jamás lo volví a ver, y cuando le mandaba mensajes me ignoraba por completo. cuando me di cuenta que estaríamos juntos aquí, me prometí hacer todo para que me amase; por eso le ayude en todo.

De algún modo supuse que eso podía pasar, pero lo ignore por completo por estar centrado en Anthony, así como en la traición que esperaba de él. "Nadie sabe para quien trabaja" me dije en mis adentros.

—Cuando tú te fuiste de la fiesta con Brigitte, Gonzalo me dijo que era una incompetente — continuó Desireé — Me quedé llorando en la fiesta, sin embargo Anthony se me acercó e intentó consolarme. En un momento Gonzalo me jaló, me dijo que fuera útil y que lo distrajera.
—Pero Anthony no tenía nada que ver con Brigitte, ni siquiera con Angel — interfirio Thomas.
—No, pero era un vínculo entre ellos — Contestó ella — Después de todo Anthony jamás hizo menos obvio el hecho de que la quería. Así que Gonzalo supuso que habría algo en su habitación, ya sea de Ángel o Brigitte  que les ayudara con lo que querían hacer, fue entonces que encontraron el diario.

Cuando Desireé dijo aquello, inmediatamente se me vino a la cabeza la imagen del pequeño cuaderno que tenía Gonzalo en sus manos.

—Mientras ellos buscaban, yo me llevé a Anthony al centro médico dónde yo ayudo. Después de un rato hablando con él me di cuenta que era fantástico — levantó su mirada — después de tantos años, alguien me había tratado con cariño sin siquiera conocerme. Me sentí culpable por él y le dije que fuéramos a su cuarto, pero inmediatamente se negó, fue un caballero hasta el final. Me besó la frente y se fue a su habitación, después de eso
— Después de eso fue la explosión — mencioné interrumpiendola — Anthony fue a su cuarto, no duró mucho ahí hasta que escuchó la explosión.
—Al parecer sí. Yo después de hablar con él me quedé dormida. Y para cuando desperté, tú ya no estabas y Anthony había muerto — su voz se empezó a quebrar — fui a reclamarle a Gonzalo, respecto a que él jamás había sido un blanco. Pero me mandó al diablo y me dijo que si no me calmaba me mandaría con Anthony al infierno.
—Ese mal nacido — dije yendo hacia la puerta totalmente furioso.
—No puedes salir — Me detuvo Thomas.
—¡¿Acaso no estás oyendo lo que dijo ese bastardo?! — grité endurecido.
— ¡También lo escuché! — alzó Thomas la voz — También lo escuché — bajando su tono de voz — pero eso no lo va a traer de regreso. Sí quieres vengarte, sé cómo él, juega su juego. Usaste tu muerte a tu favor y lo debes hacer de nuevo.

Sus últimas palabras fueron bastante crudas pero lograron calmarme. Di media vuelta para voltear a ver a Desireé, quién se encontraba con el rostro tapado por su suéter, intentando limpiar sus lágrimas.

—¿Qué es lo que piensan hacer? — pregunté seriamente a Desireé.
—Ellos — intentó recuperar su tono de voz — ellos harán explotar una bomba. Justo hoy en el acto que le harán a Anthony, después de eso no sé qué más harán.
—¡Deja ya tus mentiras! — grité — por primera vez en tu vida di la verdad — la levanté de ambos brazos atrayendola a mí.
—¡Juro que es la verdad! — me dijo — Si hago esto es porque justamente, alguien tiene que vengar la muerte de Anthony, nada gano o pierdo al mentir.

Thomas colocó su mano en mi hombro en señal de que me calmara; solté entonces lentamente y al hacerlo por completo empezó a llorar.

—Anthony no tenía la culpa de nada, no merecía morir.

En el fondo ella no sabía las cosas por completo, no sabía que Anthony me salvó la vida y por ello se encontraba muerto. Tragué saliva al recordar las últimas imágenes de aquél jóven.

Thoma se acercó a la chica y la intentó calmar.

—Estás haciendo lo correcto, Desireé — le dijo — pero ahora ocuparemos tu ayuda, debes estar lista para cuando vayamos y yo desactive la bomba.
—Los intentaré ayudar, lo prometo — respondió la chica.
—Ahora, llevate esto — le dió un radio — ve allá arriba, yo estaré también ahí pero con esto será más fácil contactarnos.
—D-De acuerdo — tomó el radio entre sus manos — haré mi mejor esfuerzo.

Desireé se levantó y sin voltear a verme salió de ahí, en el fondo ella sabía perfectamente lo que había hecho.

—¿Cómo se supone que vamos a desactivar la bomba? — le pregunté a Thomas.
—¿Crees que desde un principio me gané mi rango por mi cara bonita? — colocó su mano en el mentón mientras reía — yo soy experto en eso, desactivar todo tipo de explosivos.
—Confio en ti entonces — sonreí.
—Ten — me extendió otro radio — por medio de él escucharás la ceremonia. Cuando escuches tu nombre, apareces.
—Entendido.
—Me debo ir, el acto no tarda en empezar — se encaminó a la puerta — tendrán en una hora a todos arriba, mantente al pendiente.
—Eso haré — contesté.
—Nos veremos allá.

Esbozó una sonrisa y salió de la habitación.

Detrás de un fantasma. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora