Cap 2: "Botón de Escape"

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*Narra Dulce*

Desperté en mi habitación con un fuerte dolor de cabeza, últimamente estos eran muy habituales. No quería levantarme de la cama, me sentía sin fuerzas. Me di la vuelta para intentar volver a dormir, pero el sonido de mi puerta abriéndose me lo impidió.

Chris: Buenos días.

Mierda! Qué hacía él aquí todavía?

Dulce: Hola - dije extrañada. - Qué haces aquí?

Chris: Te vi tan mal que me quedé para hacerte compañía. - dijo dejando una bandeja con el desayuno sobre la cama. - Fui a comprar el desayuno, noté que no tienes nada en el refrigerador. Te tocará hacer las compras. - intentó bromear, pero no estaba de muy buen humor.

Dulce: Gracias. - dije con una débil sonrisa.

Chris: Estás bien? Te noto débil...

Dulce: Me siento un poco débil. - dije sincera.

Chris: Quieres que vayamos al hospital? - preguntó preocupado.

Dulce: No. Christopher, en serio no necesito un médico. Ni siquiera deberías de estar aquí conmigo. - dije enfada.

Chris: Dulce, sólo intento ayudarte, hace tiempo que te veo extraña. Tengo miedo de que te enfermes.

Dulce: Pues despreocupate porque no me pasa nada! Ahora vete. Quiero estar sola. - dije apartando la mirada hacia mi ventana, el día estaba nublado, al igual que mi mente.

Sentí cómo él se levantó y salió de mi habitación, pronto oí cómo la puerta del departamento era cerrada con un poco de fuerza.

Genial. Ahora tenía un humor de los mil demonios y un puto desayuno que no iba a comer. Suspiré con frustración, me levanté de la cama y me dirigí al baño, me quité la ropa por completo y encendí la regadera. Me hice una coleta mientras me miraba al espejo, estaba delgada, pero por qué sentía repulsión?

Y todo volvió a la normalidad cuando dos de mis dedos invadieron mi garganta, pulsando el botón que necesitaba para sentirme bien. Limpié mi boca y me volví a ver en el espejo, esta vez con una sonrisa.

Luego de eso me duché y me cambié. La ropa comenzaba a quedarme un poco más suelta de lo normal. Pero casi ni se notaba. Tomé mi bolsa y junto con las llaves de mi auto. Esta vez ni me molesté en hablarle a Sofi para ir a por ella. Tomé el camino más largo y en treinta minutos estaba aparcando el carro en el estacionamiento de la Universidad.

Cuando entré a la Universidad, me encontré con la mirada asesina de Sofía.

Dulce: Buenos días. - sonreí.

Sofía: Buenos días y una mierda. Podrías haber enviado un pinche mensaje, estúpida. Desde ayer que no me escribes, estaba preocupada. - dijo tan rápido que casi se queda sin aire.

Dulce: Lo siento, cariño. La próxima vez estaré más atenta en contestarle a mi preciosa novia. - dije en broma jugueteando con un mechón de su cabello. Ella me apartó la mano de un golpe flojo.

Sofía: Sólo... No vuelvas a hacerlo, ok? En serio me preocupé.

Dulce: De acuerdo. Pero, por qué tanta preocupación? Sigo viva... - dije riendo casi de forma histérica. Pero no. Estaba intentando llevar la conversación a un punto más gracioso.

Entramos a clase. Un día más de mi vida, los últimos quizá... Pero iba a esperar hasta después de la competencia de baile. Quería irme a lo grande. Qué mejor que ganando un premio?

Volví a mi casa, hoy había entrenamiento juicioso porque se acercaban las competiciones. Paulina nos había comentado que esta vez las competencias serían en el extranjero. No iba a ser la primera vez que salíamos del país por las competiciones, pero sí había muchas personas nuevas en el grupo que nunca habían competido en el exterior.

Mientras me estaba preparando para ver una película aburrida antes de ir a la Academia, mi celular comenzó a sonar, y... Cuando vi la pantalla, mi corazón se detuvo un momento para luego volver a latir a un ritmo acelerado.

De repente sentía mis manos frías, mi cuerpo comenzó a temblar y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Tomé mi celular, suspiré y contesté la llamada.

Dulce: Hola. - dije intentando sonar alegre.

Xx: Hola hijita. Tanto tiempo sin escuchar tu voz. - dijo mi papá alegre.

Dulce: Ajá. Es que hace mucho que no me llamas, y mi mamá tampoco lo hace. - me quejé.

Fernando: Pues, yo estoy lleno de trabajo, y con Marizza tan pequeña se me va todo el día, cariño...

Dulce: Todos los días. - lo interrumpo dejando en claro mi enojo.

Fernando: Y tu madre de seguro tiene alguna excusa preparada.

Suspiré. Mis padres se habían divorciado hace algunos años. Y sí, tenía una pequeña hermana llamada Marizza, es parte de la nueva familia que mi padre había formado, olvidándose de todo lo que estaba dejando en México, intentando rehacer su vida en Colombia y mandando dinero todos los meses a mi cuenta.

Sí, esa era mi vida perfecta.

Fernando: Como sea. Cómo estás, pequeña?

Dulce: Bien, creo. - suspiré. - Con mucho entrenamiento en la Academia y demasiados exámenes en la Universidad.

Fernando: Sigues manteniendo tu promedio en la Universidad? - Sí, claro, sigo manteniendo los exámenes sin hacer, al igual que todo lo demás en mi puta vida, papá.

Dulce: Siempre.

Fernando: Esa es mi niña! Has hablado con tu madre?

Dulce: Mi madre? No. Si la llamo creerá que es porque voy a aceptar prestarle dinero.

Fernando: Sigue apostando en el casino? Esa maldita mujer no tiene cura! Después de todo hice bien en separarme de ella e irme.

Otra vez no. El nudo en la garganta no.

Dulce: Sí, papá. Hiciste perfecto. - dije intentando que mi voz no se quebrara.

Él suspiró del otro lado del teléfono.

Fernando: Hija, en serio lo siento. Desearía poder estar contigo ahora.

Dulce: Yo también. - dije con un hilo de voz.

Los gritos de una niña pequeña comenzaron a escucharse del otro lado de la línea, la voz de Marizza gritaba "papá" repetidas veces. Insoportable.

Fernando: Dul... Debo...

Dulce: Está bien, papá. Te quiero.

Fernando: Y yo hija... Adiós.

Dulce: Bye...

Se terminó la llamada. Comencé a respirar con dificultad y sentía que me ahogaba. Corrí al baño, volviendo a pulsar ese botón para devolver a mi cuerpo el bienestar. O expulsarlo. Da igual. Otra arcada y entonces vi ese color rojo...

Estaba decidido. Mi tiempo aquí se estaba agotando, y yo tenía un billete para irme al dulce infierno.

****
Wow! Ya extrañaba escribir.

Lo siento niñas, en serio siento un chingo haberme desaparecido así, pero es que simplemente había perdido la inspiración completamente y varias cosas que me pasaron.

Espero que les haya gustado el capítulo, prometo estar más activa por aquí, espero que estén llevando bien la cuarentena donde sea que estén, no toquen su bella carita y quédense en casa.

Las quiero! 💖
Besos! ✌😘

Ocho Pasos - Finales ©Where stories live. Discover now