Capítulo 8

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-¡Lisa!.- "esa voz, no podía ser ella ¿o si?".

"Mierda".

No podía estar pasando, justo cuando las cosas iban de lo mejor, ¿por que había vuelto?; todo el mundo, incluyendola, se puso feliz de tan solo pensar que nunca más regresaría.

-¿Que haces aquí?.- su voz salió con cierto tono agresivo.

-No te alegra verme, vine por ti.

-¿Alegrarme verte?.- río irónicamente.- tu presencia me desagrada.

-Lis...- hizo un pequeño puchero que no tenia nada de adorable.

-No me llames así.- esa chica si que la sacaba de sus casillas.- ¿como volviste?.

-Mi papá es el director.- se encogió de hombros restandole importancia.- puedo volver e irme cuando quiera.

 «Mi papá es el director» había dejado de escuchar esa frase ya hace más de un año. Creía que tenía el derecho de hacer donde, cuando y todo lo que quisiera con solo mencionar esas cinco palabras; si era asi ella también hiciera lo mismo, al final sus papas eran abogados podrían defenderla, pero por mas que quisiese sabía que todo tenía sus consecuencias y no estaba dispuesta a confrontarlas por una simple tontería.

-Las cosas no son así Sana.- la rubia se acercó hasta la chica.- mantente lo más alejada de mi.- susurro para luego irse y dejarla un poco desorientada.

Okay...aun no podía asimilar que Sana había vuelto. Recapitulando; sana se había tenido que ir a otro país con su madre ya que al separarse esta de su padre se fundieron en una disputa legal donde pedían la custodia de la chica, ¿Quien en su sano juicio quería estar siquiera cerca de ella?.

Sus padres.

El tiempo que había estudiado junto a la rubia, era como un chicle pegado en la suela del zapato, donde por más que lo resgases se pegaba más y era difícil de eliminar, así de pegajosa era Sana. Una chica de dieciséis años, hija única, padres divorciados y una reputación desastrosa; era su simple biografía.

Tras los años lalisa había aprendido que no todo es lo que párese, siempre hay un lobo disfrazado de cordero, que cuando ve el momento perfecto y adecuado para atacar lo hace de una manera silenciosa y sigilosa. Sana le había hecho creer que era una chica confiable y de buen corazón para ganarse su confianza y hacerse pasar por su amiga.

Tal vez no era tan mala persona, pero su simple presencia hacia la sangre de la rubia hervir, haciendo que su cuerpo se convertirá en un volcán a punto de hacer erupción, destrozando cualquier cosa que le obticularisara el camino.

****

¿Desde cuando las clases se habían vuelto tan aburridas?, desde siempre; era la décima vez que veía el reloj de mano que se encontraba en su muñeca derecha. No veía la hora para ver a lisa, sentía que cada segundo demoraba horas en pasar, así de exagerado se sentía.

Y para variar, rose ese día no había ido, según el mensaje que había recibido como respuesta luego de pedir una explicación por su inesperada inasistencia decía que se había enfermado después de haberse la chistosa y salir descalza en plena nevada sólo para cumplir un reto que ella misma se avisa propuesto a realizar; Rose no era rara, Rose era competitiva.

A pesar de no ser invierno, por rara vez las calles de New York estabas tenidas de miles de millones de pocos de nieve, aunque sonase loco aquel clima le encantaba, era reconfortante.

El timbre sonó y a petición del profesor los alumnos salieron en orden, pero nunca faltan aquellos que piensas que si no salen lo antes posible de aquella aula se iban a quemar y su cuerpo se convertiría en cenizas, "locos", guardo sin apuro sus lápices y libros completamente ordenados en su mochila, sin percatarse de que era la única que quedaba en aquellas cuatro paredes, tal ves el aula si se estaba incendiando y ahora ella era minúsculas partículas de materia, río por su mal chiste.

Mi Único Amor-Jenlisa-(G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora