Capítulo 2

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No era que Gen estuviera del todo convencido con los ideales de Tsukasa, pero era la mejor opción para él. No solo había conseguido refugio y protección, si no que también podía tener un trabajo agradable e interesante donde se sentía útil y apreciado por sus habilidades intelectuales, no por su belleza. Su consejo y estrategia eran valorados incluso por los más escépticos.

Sin mencionar que Tsukasa había ayudado a acomodar a los antiguos habitantes del barrio rojo en nuevos y respetables empleos. Mientas que los más jóvenes recibian cuidados en organizaciones para huérfanos donde podían ser niños de nuevo, no flores esperando ser cortadas. Donde su asustadiza aprendiz podía tocar su elegante y amada biwa para sí misma, no para alguien más.

Y afortunadamente Ukyo también había sido invitado a servir en la Corte gracias a sus excelentes habilidades auditivas y su destreza con el arco. Su presencia le ayudaba a sentirse más reconfortado, aunque habían tendió precaución al esconder la naturaleza su relación de todos, lo cual había demostrado ser lo más acertado. No había pasado mucho tiempo para toparse con Hyouga quien era naturalmente la mano derecha de su emperador, y quien por supuesto no había perdido tiempo en buscar el agradecimiento de Gen por su consideración al incluirlo en el Consejo imperial.

Gen no era tonto y sabía que no podía darse el lujo de rechazarlo, tal vez ya no tenía que ejercer su antiguo empleo, pero Hyouga no era un hombre amable ni paciente y, por mas que Tsukasa hablara de igualdad, la realidad era que su posición era superior a la suya, si se sentía desairado podía hacerle las cosas difíciles. Aunque no todo era malo, no estaba en la Corte todo el tiempo y siempre podía mantenerlo tranquilo. Además, ya que coquetear y seducir era su segunda naturaleza, seguía recibiendo explendidos regalos de su parte.

No era como si de pronto hubieran cambiado su relación comercial para ser amantes, pero era cuando menos una relación de acuerdo mutuo. Y aunque Hyouga era implacable y generalmente desconsiderado con su resistencia, cuando menos no era retorcido o vicioso, de lo contrario nunca le hubiera permitido una segunda visita cuando aún era una flor en el barrio rojo. Sin mencionar que con él alrededor, ningún otro hombre desagradable se atrevía a acosarlo.

Pudo mantener relativa tranquilidad cotidiana, sin embargo, pronto sintió que estaba pisando hielo delgado y se regaño por no haber tenido más cuidado con Hyouga. Apenas habían pasado un par de meses de su adición a la Corte cuando había sido llamado a los aposentos de su emperador para servir el té. Gen era todo menos estúpido y sabía para lo que era solicitado en realidad, y no pudo evitar maldecir a Hyouga, de quien estaba más que seguro, había sido la brillante idea.

Apenas un par de noches antes, después de una sesión particularmente agotadora, Hyouga le había pedido que ayudara a su emperador a quitarse un poco de tensión, Gen había protestado indignado a sabiendas de lo que implicaban sus palabras. Probablemente Hyouga no sugería la idea sin segundas intenciones, era demasiado ambicioso, frío y calculador para ser tan "considerado". Lo último que quería era estar en medio de problemas con esos dos, y aunque Hyouga había reído y no había insistido en la idea, parecía que la siguiente vez había cambiado a quién había hecho la sugerencia.

Así que pronto se encontró compartiendo su lecho con el emperador y su mano derecha, no podía ser peor. Afortunadamente Ukyo era un santo y jamás le recriminaba nada, sabía perfectamente que era una situación que escapaba a su control. Si estuvo a su lado cuando no era más que una flor del barrio rojo, no lo abandonaria ahora que tenía que hacer malabares entre dos peligrosos hombres.

No era una situación ideal, pero era mejor de lo que había podido aspirar. Aunque era libre de ir y trabajar en donde quisiera, lo cierto era que no encontraría un empleo mejor que ese. Después de todo, ¿que podría ser mas lucrativo que hacer una carrera en la Corte? Especialmente cuando estaba en tan buenos términos con el Tennou.

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