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Todos estaban flipando. Un trabajo de tres páginas para el día siguiente. Algunos se reían por no romper una puerta. Pero otros empezaron a pensar. Fallan algunas cosas. El nombre del correo, la dirección.

Al rato, volvió a llegar otro correo. Decía que era aquel youtuber y no nuestra profesora. Muchos se enfadaron. Y la gente seguía acusando en silencio. 

Triste historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora