Todo el mundo piensa que los herederos de la familia Akashi son tranquilos, ordenados y educados. Si... Eso es lo que piensan de Seijuro y Seijun.
Con él no están tan equivocados, solo les falta agregar que es demasiado temperamental. Pero con ella...
- ¿Y cómo me veo?- le pregunté a Seijuro apenas ingresé a su habitación.
- No tengo tiempo para eso Seijun- respondió sin apartar la vista de su computadora.
Ya estábamos casi en la etapa final de nuestro tercer año de secundaria y él era el capitán, pero había cambiado mucho: más autoritario, más serio, me regañaba por todo poco menos y con suerte me dirigía la palabra un par de veces. La verdad, desde que él se volvió el capitán todos habían cambiado. Con Shintaro ya no hablaba como antes, con Kise antes pasabamos riendo y ahora con suerte me dice hola, con Murasakibara con suerte nos soportamos así que todo sigue tal cual. Pero Kuroko seguía hablando conmigo como si fuera normal, me permite recurrir a él cuando debo pedirle consejos a alguien.
Aomine... Bueno, él es un caso aparte. Casi finalizando el segundo año eramos muy cercanos y, de hecho lo admito, hasta el punto de coquetear con el otro (y no me quejo, porque me gusta él) pero cuando entramos a tercer año ni siquiera me miraba.
- ¿Ni siquiera tienes tiempo para mirar el regalo de papá?- me observó de reojo y negó-. Pesado.
- Estás usando pantalones, ¿y qué?- dijo de forma cortante, haciéndome arrugar la nariz.
- Nunca me dejó usar pantalones antes, siempre vestidos y faldas- le recordé y se encogió de hombros.
- Mira Seijun, no tengo tiempo, ¿puedes retirarte?
- Solo una cosa, voy a salir con Satsuki ahora- comenté y salí de su habitación.
Fui a buscar mi mochila y me apresuré en salir de casa. Durante todo el viaje me dedique a dejar que la música avanzara a todo volumen, sin prestarle atención.
- Tierra llamando a Jun-chan- escuche luego de un tirón en mis audifonos.
- Perdona Sat-chan- apresuré a decir antes de sonreír algo apenada-, no empecé bien el día que digamos.
- ¿Tu hermano?- asentí y ella suspiró-. Todos han cambiado, hasta Aomine-kun.
- Y nosotras aquí, siempre estupendas. Ya venga, vamos a ver algo- pedí-. ¿Ropa, libros? - luego recordé que me habían avisado de que por fin tenían listo el regalo que le quería hacer a ella-. Mejor acompañame a buscar algo.
- Para haber empezado mal el día estas tan energética.
La guié hasta la tienda de joyería y entré sola para poder ver bien el regalo antes de entregárselo. Cuando salí con el pequeño paquetito en mano, se lo entregue y esperé a ver su reacción.
Era un collar con forma de sobre y dentro de este había una placa que dice: " You Always Can".
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(Algo así pero con el texto)
- ¿Y esto por qué?- preguntón sosteniendo el collar entre sus manos.
- Porque se que iremos a preparatorias distintas y quiero que sientas que de alguna forma estoy a tu lado apoyando cada decisión que tomes.
Dicho eso, me pidió que se lo colocará antes de irnos a pasear por ahí hasta que simplemente fuera hora de irme. Por lo menos yo debía estar en casa antes de la cena. Y he de admitir que adoro pasar tiempo con ella, después de todo es la única chica con la que he podido tener una amistad tan larga y que me apoye a pesar de conocer ya la mayoría de mis defectos.
- Nos vemos el lunes Jun-chan- se me había ido explicarlo, me dice así porque si me dice Sei, como al principio, también mira mi hermano.
- Cuidado en el camino a casa querida- me despedí y fui a casa, pero en vez de entrar, me quede en un parque que hay cerca y suele ser tranquilo.
