4 ||SENTIR||

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ADIRAEL INFERNO;

—¿Y este cuerpo dices que te lo hizo el dios griego?

La humana me miró seductora y deslizó sus dedos por mi.

Me miraba hambrienta, con deseo, con lujuria...

Los humanos eran demasiado inocentes...Aún no sabían dónde iban a acabar.

—Si, pero lástima que ya estén muertos.

—Pero me acabas de decir que los amenazaste ¿Los mataste a pesar de que hicieran lo que querías?

—Los mató mi hermano pequeño, yo solo miraba.—solté con una sonrisa burlona.

—¿Y tu hermano está igual de bueno que tú?—Se lame el labio inferior y sigue mirándome intentando parecer seductora.

—Querida, somos los hijos del diablo ¿Tú que crees?... Pero nadie está más bueno que yo.

Sus dedos seguían deslizándose por mi cuerpo lentamente, bajaban y subían como un ascensor atascado, paraba y seguía. Se chupó el dedo índice y clava sus ojos feroces en mí, lo pasa por la piel que componía ni tableta y va descendiendo poco a poco, aparta la sabana para poder taparse la cabeza con ella y empieza a chuparme el...

—Uh, que traviesa.—Añadí con una sonrisa divertida.

—Pareces un dios en la cama.

—Qué asco.

Me mira confusa y me aparto de ella, me levanto y voy a por los pantalones.

—¿Qué haces?

—Fuera.—dije controlando la rabia en mi ser.

—¿Qué?

—¡Fuera!—grité.

La rabia que tenía en mi interior se iba agrandando a medida que recordaba a mi abuelo, no me gustaba que me compararan con él, no me gustaba que mencionaran su nombre, no me gustaba la palabra "Dios" refiriéndose a mí.

Odiaba a ese ser tanto como lo odia mi padre, desde que nos crearon nos enseñaron las reglas básicas que todo diablo debería saber.

1-No amar.
2-Odiar a Dios.
3-Follar hasta que te quedes sin fuerza infernal.

Bueno...

La última la añadí yo.

Cuando escuchaba su nombre, mi sangre empezaba a hervir, mi piel a quemarse viva y mis ojos cambiaban a un negro azabache. No en todos los casos, pero no podía soportarlo.

Después de la revolución contra dios, ya nadie menciona su nombre, estaba prohibido, cualquier mortal o inmortal que lo nombrarse estando dentro del infierno será desterrado a la tierra durante millones de años, toda la eternidad, ver morir a sus seres queridos, una y otra vez.

Era peor que el infierno.

La humana tembló en su sitio y me miró acojonada, recoge la falda y la camisa y se va corriendo de la habitación.

—Agares, ¿Y la humana que estaba contigo porque ha salido corriendo?—Escuché la voz de Azatriel y me dirigí hacia la puerta.

Salí de la habitación y miré al salón, donde se encontraban mis dos hermanos, Agares sin camiseta, como siempre, y Acatriel sentado mirando la tele "humana".

La casa era gigantesca, la barra que componía está iba en forma de caracol alrededor de casi todo el salón, las paredes eran de un rojo mezclado con negro, un negro puro. La gran dimensión de aquella mansión no se podía comparar con nada humano que haya visto, en el techo había varias luces y el ambiente era bastante espacioso.

|ENTRE CAÍDOS|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora