24 ||AROMA||

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Antes que nada, quería informaros de que ya podéis seguirme en Instagram como badfantasma 

Ahí, veréis todo lo relacionado con esta novela, aparte de adelantos de futuros capítulos que se irán subiendo de vez en cuando. También iré haciendo dinámicas y contestando cualquier duda que veáis necesaria sobre el libro. 

No os entretengo más, fantasmitas! Qué lo disfrutéis!!! 

ADIRAEL INFERNO;

La noche anterior;

Me invadió la ira, el momento me cabreó y la rabia estalló en forma de plegaria ante mi padre. Las luces de mi alrededor se apagaron, el blanco y el negro se esfumaron de mi puñetera vista, haciendo así, que entre en un bucle vicioso cegado por la furia que me impedía ver lo que tenía delante.

Me arrodillé.

El dolor me invadió la columna vertebral, una presión fue ejercida en mi cuerpo en forma de molestia. Las rodillas sobre el suelo y los ojos cerrados con dureza, aferrados al único recuerdo que mantenía con vida después de tanto tiempo.

Tragué, no aguantaba esta mierda.

—Padre—deduje con la voz firme y la destreza intacta.

Miré el brazo derecho con altanería, en el cual el número siete estaba bien enmarcado. Cicatrizado y lleno de vehemencia, dolía más que la primera vez. El dibujo ardía, estaba tan rojo como la misma sangre lo indicaba, y brillaba de una manera bruta y nociva. Alguien me estaba enviando una señal, y que al parecer, no era nada bienvenida.

El cansancio por la lucha constante contra ese mal que intentaba consumirme, me estaba matando. No era sano, no paraba de atacarme por todas las partes que se le antojaba. Cerré los ojos, esperando lo peor, pero nunca rindiéndome ante él como puto sumiso.

«Lujuria, pureza y soberbia»

Sin hacer nada, vi como estas tres palabras se dibujaban a sangre en mi piel. Recargadas de un color rojizo, cada centímetro de estas líneas estaba envenenado por un cabreo notable. No podía soportarlo, ya que ese sentimiento no era terrenal... provenía de una fuerza más poderosa y maligna.

—Te mataré—declaré con una cólera inhumana, resistiendo ese dolor punzante y letal—. Seas quien sea...—ahogué un grito de impotencia, no pude continuar con la frase—...hijo de puta.

Supe que no era padre. Él no soportaba la pureza, por lo tanto, nunca la menciona.

Reí.

—Lo haré—susurré para mí mismo.

Resistí lo suficiente, mientras recordaba esos ojos color miel que resistieron tanta lucha para llegar a ser la mujer que era a día de hoy. No lo hice por simple placer, lo hice por llegar a estar a la altura de su orgullo.

Sus encantos me volaban la cabeza, sus palabras me trastocaron la razón... Y su mirada me helaba la poca alma que logré traer conmigo del más ardiente de los infiernos.

—Aguanta, hermanito.

La voz de Agares irrumpió en el aullido de dolor. La calidez que esta emanaba me recordaba a mi hogar, ya que mis dos hermanos son lo único que tengo después de toda la mierda vivida.

Su figura resaltó cómo envergadura de dioses a ojos mortales, cada destello de luz se amplificó en mis pupilas como forma de arte. Sus alas eran divinas, gloriosas y demasiado llamativas para tratarse de alguien como él, alguien con la maldad otorgada como forma de gobierno en su total razón. En cambio, su rostro destilaba enfado en su máxima intensidad, su expresión daba a entender todo aquello de lo que el infierno nos alimentó. Sus ojos ardían con un furor maligno, sus pupilas estaban tan dilatadas que podías observar perfectamente a través de ellas, ver lo que su mente, sumamente retorcida, estaba pensando.

|ENTRE CAÍDOS|©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora