~CHAPTER 12~

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"JongHo, amor, en serio tienes que quedarte quieto."

Tomé la pequeña cintura de mi hijo y lo volví a colocar a mi lado en el auto. Yo ya estaba acostumbrado al Ferrari de MinGi por todas las veces que me llevaba a clases y me traía de regreso, pero para JongHo un auto tan bonito interiormente no pasaba desapercibido. Esta era como la tercera o quizás cuarta vez que lo volvía a sentar. Ya fuese para evitar que entrase entre el asiento del piloto y del copiloto para llegar a los botones o por querer apoyar sus pies sobre el asiento trasero mi pequeño no paraba de moverse. Yo intentaba frenarlo, pues no deseaba que ensuciase o rompiese algo que definitivamente costaría más que mi vida.

Por decisión mía, me senté en la parte trasera con él. MinGi estuvo de acuerdo para que cuidase de Ho, pero quizás debí considerarlo mejor. En este tipo de autos era extremadamente complicado estar sentado atrás ya que, en su mayoría, los modelos deportivos solían tener más espacio en los asientos de delante. Por lo menos este tenía asientos traseros ya que algunos Ferrari ni eso tenían, por no mencionar que este solo contaba con dos puertas, no cuatro, como los vehículos comunes.

"Quizás para la próxima lo deje conducir."

Arqueé una ceja ante el raro comentario. MinGi estaba tan relajado; con un brazo colocado sobre el apoyabrazos de su lado y el otro sobre el timón miraba al frente pero sabía que su oído estaba más que atento a lo que sucedía con mi hijo.

"Claro, lo que digas." Respondí irónico, ganándome una mirada por su parte, aunque usó el espejo retrovisor para conectar sus oscuros con los míos.

"Está bien, Joong, no seas controlador, deja que JongHo se divierta."

"Si lo suelto te hará chocar."

"Él solo quiere tocar. Creo que si lo dejas ya le quitarás la curiosidad."

"Sí, claro." Rodé los ojos y acomodé a mi pequeño por no sé qué número de vez. Escuché a mi hijo bufar y retorcerse para que lo deje, quejándose con sus constantes "Papáaa", era tan adorable. Lo acerqué a mí y le di un pequeño piquito en los labios, sacándole una sonrisita cuando por fin se quedó quieto y lo senté sobre mi pierna, más relajado. "¿Y cómo se supone que sabes tanto sobre bebés?"

"No lo sé, solo estoy suponiendo cosas." Respondió MinGi después de un largo silencio.

Ignorando el ambiente algo incómodo que se formó me dediqué a mirar por la ventana del precioso auto. MinGi me había comentado que era un 612 Scaglietti, Sessanta o algo así. Me dijo que fue creado por el presidente de la compañía Ferrari, también MinGi dijo que tenía otros autos en la casa de sus padres, pero que este era como su consentido. No quise preguntarle por los otros, seguro mi billetera lloraría de solo imaginarse los precios de los demás vehículos.

Si lo pensaba mejor ni siquiera tenía idea de a dónde nos estaba llevando. Quería preguntarle y sacarme de dudas. De hecho, lo hice, pero más de una vez me calló con movimientos de cabeza y sonrisas cómplices que no entendía así que al final solo subí a mi hijo y a mí en la parte trasera y dejé que nos lleve hasta el fin del mundo, daba igual, un paseo era un paseo.

Cerré mis ojos por lo que consideré fueron unos segundos, aunque al parecer estaba equivocado. Sentí el ligero movimiento en el auto y cuando abrí los ojos MinGi ya no se encontraba en el lugar del piloto. Me desperecé rápidamente y cuando volví a ver a mi pequeño JongHo, él me señaló hacía un lado.

"¡Ahí ta!" Dijo con su apenas ronca voz, volviendo a removerse en mis brazos, queriendo bajarse.

"Tranquilo, niño." Bromeé y mi hijo me miró con un pequeño puchero. Besé su naricita observando a nuestros alrededores. Definitivamente estábamos en un garaje más que gigante, rodeados de muchísimos autos iguales de caros que la Spagetti de MinGi, como me gustaba decirle cuando pensaba en el caro vehículo.

The Perfect Omega         ~MinJoong~Where stories live. Discover now