32. La hora fatídica

543 102 101
                                    


"Traga tu destino,

Lubrica nuestras espadas con sangre y lágrimas

Y que tus gritos desgarradores sean una canción para celebrar"

Mili - Rightfully


El rostro de un hombre de cabello largo, cuyo rostro parecía expresar un profundo desinterés por la vida misma apareció de aquel punto que Iggy hubo revelado. Le sonreía a Polnareff, imponiendo un aura de muerte por todo el lugar. Parecía estar escondiéndose dentro de una grotesca boca, que todos terminaron definiendo como su stand. Un escalofrío lo recorrió tanto a él como a Avdol, recordando de forma inconsciente todas sus pesadillas relacionadas con ese tipo.

—Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos enfrentamos—dijo—, Polnareff.

—Estuviste a punto de matarme hace unos meses—respondió—. Pero no dejaré que termines el trabajo, bastardo.

Miró hacia atrás lentamente, enfocando su atención en Avdol por un segundo, recordando cada trazo de aquel sueño donde era asesinado. Temía que la historia comenzara a repetirse, no soportaría perderlo una vez más, así que debía pensar en algo rápido.

—Fue mera suerte lo de aquella vez—dijo Vanilla—. Ambos sabemos que soy superior, por eso el amo Dio me eligió.

Vio un muro a punto de derrumbarse, preguntándose si sería suficiente como para retrasarlo por unos cuantos segundos y de esta forma darse el lujo de proteger a todos. Apretó sus puños, para calmarse un poco, invocando a Silver chariot.

—Cuando cuente tres—dijo suavemente—. Corren hasta la próxima habitación. No tenemos oportunidad contra este bastardo. Nos matará.

Los vio asentir, regresando su atención hacia Vanilla ice, que poco a poco volvía a esconderse dentro de la boca de Cream.

—Uno...

—Morirás está vez, traidor. Y tus amigos te acompañarán también.

Tomó aire.

—Dos.

Vio un punto débil en el muro. Si lograba golpearlo con la espada de Chariot todo saldría según su plan.

—¡Tres!

Les dio un instante para que se adelantaran, preocupándose de hacerlos salir de la habitación. Corrió en dirección contraria, asegurándose de llamar la atención de Vanilla ice con sus pasos. Se armó de valor, disparando su estoque en aquel punto débil divisado segundos antes, derribando el muro de golpe, cerrando así, la única salida de la habitación.

—¡Polnareff! —gritó Avdol— ¿Qué mierda haces?

—Vayan por Dio sin mi—respondió—. Distraeré a este hijo de puta un rato.

El sonido de escombros siendo removidos llegó a sus oídos.

Apretó los dientes ante la mentira que estaba por decir, sintiendo el dolor de sus propias palabras con solo pensarlas. Levantaba arena con la ayuda de Chariot para poder divisar el trayecto del stand enemigo y poder esquivarlo con más facilidad.

Estaba más que seguro que no lograría salir con vida de esa pelea. Vanilla ice era un enemigo formidable y hasta lo consideraba más aterrador que el mismo Dio. Pero eso no importaba, si sacrificarse significaba poder salvarle la vida a Avdol, lo haría con gusto.

Mientras el mundo cae (Jotakak)Where stories live. Discover now