ONE

2K 135 129
                                    

Han pasado solo diez días desde que vi por primera vez a Jimin. Diez celestiales mañanas en las que me he deleitado con la belleza de mi nuevo ángel. Mi fruta prohibida, el chico con el que se casará mi mejor amigo.

«Hoseok tuvo mucha suerte de encontrar semejante criatura»

Me torturo a diario, incluso hoy, ahora; mientras observó al pelinegro beber el café que acabo de llevarle a su mesa. Por primera vez me siento realmente agradecido de tener este trabajo mal pagado de mesero.

Jimin se ve demasiado interesante a mis ojos. Tiene ese aura indescifrable que grita por mi atención- es como un imán: magnético, potente, irresistible. Entiendo por qué Jung no lo pensó dos veces cuando se mudó a New York con él hace tres años.

Nunca lo había visto antes, siempre fue un misterio que Hoseok guardaba bajo llave. Quizá lo hacía por miedo a que intentara robarselo.

«Bien hecho, hobi»

Esta mañana me saludó, alegre como él mismo. El júbilo de su sonrisa saca la mejor de las mías. Y Hoseok lo sabe, por qué me conoce- Sabe que tenerlo cerca de mí es un peligro, pero decidió darme una oportunidad y confiar en que nuestra amistad es más importante.

«Gran error»

Jung es mi mejor amigo, sí. Tanto que la primera vez que atenté contra mi vida él fue quien consiguió las pastillas; tanto que cuando su madre murió lo usé de excusa para hundirlo en las drogas conmigo, tanto que en la universidad pasa de largo porque tenerme de amigo le avergüenza, tanto que cuando se mudó a Estados Unidos me enteré por su hermano.

Y tanto que cuando Jimin me mira por el rabillo del ojo al entrar al baño de hombres, me meto dentro y pongo el pestillo con una sonrisa maliciosa en su dirección.

-Buenos días, Tae.

Él toma mi rostro con una mano, mientras la otra se mete entre mi uniforme y la delgada tela de mis bóxers- provocando, masajeando lento con su boca ligeramente abierta. Y abro la mía sin darme cuenta. Disfruto. Las palabras se quedan en el aire por un tiempo que no consigo calcular.

-Hoseok llegará tarde, me encargué de apagar su alarma.

Muerdo mi labio al sentir los suyos sobre mi cuello. Mis dedos se mueven a la par. Ambos dejamos nuestras camisas en alguna parte que no me importa saber. En estos momentos, no me importa nada. Y me importa menos el hecho de que en el dedo que ahora lamo como si la vida se me fuese en ello, haya un anillo plateado a juego con el que Hoseok lleva en su mano derecha.

El reflejo de nuestros cuerpos en sincronía me embelesa, me excita aún más. Miró su rostro a través del espejo frente a nosotros y me sonríe, agitado y sudoroso. Yo sonrió también, después de todo me hace gracia.

Cada movimiento es mejor que el anterior. Sus caderas chocan con mi culo y hacen un sonido tan asqueroso como lujurioso. El chasquido de sus besos en mi espalda es casi imperceptible; confundiéndose con los guturales gemidos que escapan de su boca entreabierta

Y pido más.

Pero él no me dará más que solo un buen polvo.

Aún así, no me quejo. Pensar en ese algo que es imposible solo es una perdida de tiempo. Me limito a dejar la mente en blanco y alinearme a su cuerpo- ahora puedo sentir hasta el más diminuto detalle que pasa a mi alrededor.

Sus manos rugosas a la par que suaves nunca dejan de sorprenderme. Se agarran de mi cintura, contornean mi abdomen y luego bajan hasta mi polla. Sé que podría correrme Incluso si no me tocase en lo absoluto, más le dejo ser. Me dejó querer por una vez sin poner peros de por medio.

Ͳϴϴ ҒႮᏟᏦᎬᎠ •ᎷᏆΝᏙ• [ᎪᎠᎪᏢͲᎪᏟᏆϴ́Ν]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ